El director del Instituto Europeo de Psicología Positiva destaca la importancia de encontrar el cuerpo de Anna por el bien de la madre
Juan Nieto, director del Instituto Europeo de Psicología Positiva, ha destacado la importancia de encontrar los cuerpos de las niñas Anna y Olivia, pues aunque será una experiencia “tremendamente dolorosa”, permitirá a su madre, Beatriz Zimmermann, “cerrar ese capítulo y comenzar el siguiente”.
En una entrevista, Juan Nieto ha incidido en que la primera “tarea psicológica” a la que se tendrá que enfrentar Beatriz es “el reconocimiento de la realidad de la pérdida”.
El psicólogo ha explicado que, habitualmente, ante experiencias traumáticas como ésta donde continúa la incertidumbre al no encontrar al fallecido, la mente activa diversos mecanismos de defensa como la evitación, la negación o la desconexión emocional para preservar la salud mental de la persona y esto puede llegar a dificultar y prolongar la asimilación de las experiencias dolorosas.
Según Nieto, el duelo que tiene que afrontar la madre de las niñas es un proceso psicológico de asimilación e integración de la pérdida. “A medida que la persona avanza en el proceso de duelo va integrando gradualmente en su narrativa la historia sobre la pérdida”, añade.
El director del IEPP ha indicado que los “ataques” u oleadas de angustia se alternan con periodos de “moratoria” que ofrecen un descanso del duro trabajo que supone el proceso de duelo, “pero superar el duelo no es sólo cuestión de tiempo, dependerá de muchas cosas”, advierte.
En este caso, apuntó que algunos condicionantes que pueden complicar el duelo son: el vínculo afectuoso madre-hijas, las condiciones de la muerte, así como las herramientas con las que la madre cuente para gestionar emociones complejas y su capacidad de resiliencia.
Según expone Juan Nieto, se considera que la pérdida está integrada cuando la persona reconoce la realidad de la muerte; conserva el acceso a emociones agridulces de manera ajustada o modulada; reconsidera la imagen que conserva sobre el fallecido y la naturaleza de su vínculo; puede formular una narrativa coherente de la pérdida, y redefine sus metas, expectativas y roles vitales.
Reconocer la pérdida
Cuestionado por las tareas que tendrá que enfrentar la madre de Anna y Olivia a la hora de integrar psicológicamente su pérdida, el psicólogo señala, en primer lugar, reconocer la realidad de la pérdida, que consiste en entender el daño que ha sufrido y todos aquellos aspectos implicados y que formaban parte de su vida antes del suceso.
El reconocimiento de la realidad de la pérdida, según explica Juan Nieto, tiene implicaciones que van más allá de un nivel individual, ya que no sólo sufrimos la pérdida como individuos, sino también como miembros del sistema familiar.
Por otro lado, aconseja abrirse al dolor para facilitar la expresión emocional y progresivamente ir buscando el equilibrio entre la aceptación del dolor, regulación emocional y evitación.
Asimismo, Nieto hace hincapié en que la pérdida puede afectar al sistema de creencias de la persona y a su forma de entender el mundo y a los demás. En este sentido, afirma que una de las tareas más importantes y difíciles es integrar la pérdida, que conlleva elaborar una narrativa coherente sobre lo ocurrido.
Finalmente estaría la reintegración. En este punto, Beatriz se tendrá que enfrentar a transformar sus recuerdos, a convertir una relación basada en la presencia física en otra basada en la conexión simbólica. Redefinir su papel y sus roles, su cotidianidad y su identidad, asevera el psicólogo.
Por el contrario, en un estudio de Maza y colaboradores publicado en 2019 los participantes que presentaban un duelo más complicado eran los que habían utilizado como estrategias de afrontamiento la retirada social o la evitación del problema. “Estos resultados ponen de manifiesto la importancia de tener apoyos y recurrir a ellos en este proceso tan complicado”, asegura el director del IEPP.
Perfil del padre
Acerca del perfil psicológico de Tomás Gimeno, padre de las niñas, Juan Nieto sostiene que es difícil hacer un perfil con la información que se conoce del caso, pero opina que puede ser importante ponerle nombre a este proceso de hacer daño a otra persona a través de los hijos.
A esto se le denomina instrumentalización parental y es una forma de ejercer violencia donde los progenitores realizan acciones deliberadas de los para emplear como un instrumento a los hijos menores con un objetivo específico, señala el experto.
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