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Toneladas de basura en el corazón del Parque Nacional del Teide

D. M.

Santa Cruz de Tenerife —

Un vertedero en el corazón de un Parque Nacional podría parecer ficción pero es la realidad que recogen las imágenes. Cuadrillas de la empresa pública de gestion medioambiental Tragsa, adscrita al Ministerio de Agricultura y previo encargo de la dirección del Parque Nacional del Teide (ahora dependiente del Cabildo de Tenerife, el Gobierno insular), han dedicado algo más de dos semanas a la limpieza del entorno conocido como las casas del Sanatorio, en cuyo lugar, el pasado mes de septiembre, un senderista dio a conocer a través de medios públicos la nula o ineficaz gestión ambiental que se ha hecho de esa área habitada que se localiza en el mismo corazón del Parque Nacional del Teide.

El Teide es un espacio natural protegido desde el decenio de los cincuenta del siglo pasado (1954). A esa catalogación nacional sumó en 2007 la de Patrimonio Mundial de la Unesco. El estratovolcán que domina el parque es además el pico con mayor altitud de España, con 3.718 metros, y uno de los edificios eruptivos más conocidos del mundo.

Para adecentar ese emplazamiento y el perímetro cercano a tales estancias, pues allí aún se mantienen varias casas de uso privado (el edificio conocido como Sanatorio -un antiguo centro de atención sanitaria en altura- que da nombre al lugar ya ha sido demolido por el Parque Nacional, pero no esas segundas residencias), los operarios contratados por Tragsa han necesitado varios volquetes para la recogida de escombros. “Hemos sacado mucha mierda”, relataron fuentes del Cabildo de Tenerife consultadas por este periódico.

Los trabajadores de Tragsa han estado en esa faena de limpieza más de dos semanas, en una tarea que activó la dirección del Parque Nacional tras difundirse en medios impresos de Tenerife, en primer lugar en El Día, la existencia de un auténtico vertedero ilegal en el mismo núcleo del espacio catalogado como Patrimonio Mundial. Año tras año se había acumulado basura sin que los gestores del parque dieran con la fórmula para acabar con tal engendro.

Ha sido aquella denuncia pública la que ha motivado, primero, la actuación del Seprona, que ha iniciado una investigación para dar con los culpables, lo que por ahora no ha conseguido (según la información actualizada con el Cabildo); y segundo, que se procediera a una batida palmo a palmo para sacar toda la basura que se hallaba a la vista de cualquier caminante, además de toda la que se había ocultado al ser enterrada o tapada con piedras volcánicas. De allí poco se sacaba, sino que más bien se ocultaba, con menor o mayor acierto.

La intervención del Parque Nacional en esa área solo ha afectado al perímetro ajeno a los espacios propios o interiores de las casas, debido a que en estas zonas se ha indicado que no se entre a limpiar: es propiedad privada. Por esta razón, y hasta que se resuelva tan descomunal problema de limpieza en el mismo corazón del Parque, la tarea de adecuación del medio natural afectado solo se ha producido en la cercanía de las residencias y en aquellos espacios que habían sido utilizados para el vertido ilegal de todo tipo de residuos sólidos: los habituales en las reformas de las casas, latas, envases varios, mobiliario, restos de construcción y un largo etcétera.

Basureros con sello de antigüedad

La existencia de esos verdaderos basureros en la zona del Sanatorio no data de anteayer, sino que incluso se trata de residuos muy castigados por el paso del tiempo, tras años de acumulación. En la actualidad, la dirección del Parque Nacional del Teide parece que se ha puesto las pilas, pero esta reacción solo se ha producido tras montarse una tremenda escandalera en la isla tras la difusión de las imágenes sobre esos vertidos en los medios de comunicación locales.

Tal y como informó a este periódico, el responsable del área de la que depende el Teide en el Cabildo de Tenerife (la de Medio Ambiente), el consejero socialista José Antonio Valbuena, la Corporación insular ya trabaja en una solución definitiva para finiquitar tan importante problema.

Tras muchas vueltas y el análisis técnico-jurídico correspondiente, sobre todo porque es muy difícil dar con los propietarios de las casas del Sanatorio, se ha optado por iniciar un expediente de expropiación del uso de esas estancias.

Ello posibilitará, como reconoció Valbuena, que no se tenga que dar el tránsito por la pista del Sanatorio, la que parte enfrente del acceso al terminal del teleférico, hacia esas segundas residencias y que, por lo tanto, se erradique el uso de ellas, lo que posibilitará la eliminación de la presencia humana y también del vandalismo en ese emplazamiento protegido y de enorme sensibilidad ecológica inserto en el Parque Nacional del Teide.

Este proceso, casi seguro, irá para largo. Entretanto, queda limpiar y limpiar lo que ya se ha hecho, y también que la dirección del Parque esté mucho más pendiente de estos feos asuntos, algo que, si no se ha producido, hay que achacar a su actual director, Manuel Durbán, al que se le reconocen muchos años de experiencia, además esta incorrecta gestión del medio natural.

Algo parecido, aunque ya sea en la periferia del parque, ocurre en el caserío y zona de restauración conocida como El Portillo, un área de entrada al parque nacional desde el norte y el este que debe reunir, sin duda, mejores condiciones.