Yaharia Thovar no tiene hijos, aunque, mejor mirado, en realidad ha tenido miles, decenas de miles… nunca sabrá ya precisar la cifra. Son los perros que ha acogido en los distintos refugios que ha promovido en Tenerife a lo largo de su vida (en Arona, en la zona de Los Ángeles -El Sauzal- y, desde hace 22 años, en la parte alta de este municipio del norte de la isla, el célebre núcleo de Ravelo). Incluso yendo más allá, para su actual pareja, Juan, Yaharia casi no ha tenido vida que se pueda desvincular de su gran pasión, su infinito amor por los perros, algo que, desde fuera, puede concebirse casi como obsesivo y que la ha llevado a perder su patrimonio (ha contado siempre con la inestimable ayuda de su madre), pero que deja sin palabras cuando se comprueba cómo se desenvuelve junto a sus actuales 337 hijos, los 337 canes que cuida en unas instalaciones propiedad ahora del Cabildo, pero que promovió hace más de dos décadas y en las que distingue, acaricia y besa a cada uno por su nombre, sin equivocarse. Y eso que entrega una media de 200 al año a familias de acogida.
Sin embargo, sus hijos corren peligro ahora, el mismo que afronta la protectora (Adepac Canarias) por, sobre todo, desajustes económicos, aunque también por problemas clave, como el desborde desde hace años del pozo de la instalación. La situación pinta tan mal que, en realidad, utiliza a Canarias Ahora para lanzar un SOS a las administraciones y a los particulares porque, tras perder prácticamente todo su patrimonio (le queda su casa) en esta vocación por recoger y salvar perros abandonados, atropellados o, incluso, utilizados para peleas clandestinas e ilegales, ha llegado a un punto de casi no retorno. La falta de liquidez ha hecho que sus nueve trabajadores (entre los que se encuentra una veterinaria: con una media salarial de 1.300 euros) no hayan cobrado desde hace dos meses y que alerte ya de la escasez de alimentos para esos 337 perros.
El desequilibrio resulta fácilmente entendible, pues, aunque recibe una subvención anual de 250.000 euros del Cabildo de Tenerife desde el mandato anterior (antes era mucho menor: 94.000), el gasto medio al año se eleva a unos 500.000 euros y Yahaira, por mucho dinero que consigue recaudar de siempre mediante particulares y otras entidades o instituciones (entre 100.000 y 150.000), jamás llega a esa cantidad global y “vamos arrastrando deudas años tras año”.
En el fondo, y más allá de problemas muy concretos que marcan desde hace años el día a día de este refugio clave, como el desborde del pozo al que van todos los residuos y excrementos de los perros, lo que teme Yahaira (nacida en 1966), su pareja, los empleados y los que la han apoyado siempre es que se les quiera ahogar hasta el punto de que abandonen porque se busca otro modelo, básicamente la gestión totalmente pública, como ocurre en el otro gran refugio de la Isla (el de Tierra Blanca, “donde el Cabildo mete una burrada de dinero: millones”) o protectoras conocidas y con otro “proceder” con los canes.
Según recalca, quizás le perjudica desde hace tiempo, ante ciertos técnicos del Cabildo, que Adepac nunca sacrifica a ningún animal y eso, en el fondo, no resulta muy viable si se atiende al número de canes que se abandona cada día en Tenerife, Canarias y otros sitios. De media, su entidad entrega esos 200 perros al año señalados a familias que los adoptan y a las que la propia dueña del refugio hace un seguimiento posteriormente para comprobar si quedan en buenas manos.
Elogios por acoger a unos 80 perros de las famosas peleas en Güímar y Arona
Su modelo y vocación es muy conocido y resultó elogiado, sobre todo, cuando Yahaira y su refugio acogió, en 2017 y durante tiempo después, a unos 80 perros del famoso macrojuicio contra las peleas ilegales de canes organizadas en Arona y Güímar por parte de una red internacional. Un juicio en el que hubo 23 procesados y en el que la Fiscalía alcanzó al final un acuerdo, en 2022, con 19 de ellos, condenándose en octubre de 2023 a 21 personas. Una causa en la que estuvo implicado hasta un policía local, dos veterinarios y varios criaderos de perros, todo un contraste con el amor de Yahaira y su equipo.
Por supuesto, y como hacen con cualquier can que recogen, en Adepac los estirilizan, los dividen por áreas si necesitan cuidados veterinarios o de otro tipo, los curan en unas dependencias a la espera de crear la clínica preceptiva (ahora imposible, dada la situación), los separan para evitar peleas y, por supuesto, los alimentan y cuidan hasta que los adoptan o mueren por causas naturales. Nunca por inyección letal, según recalca Yahaira, quien no puede reprimir las lágrimas en varias ocasiones durante la visita de Canarias Ahora, en claro reflejo de su frustración y desesperación por el punto crítico en el que se encuentra su proyecto.
Un proyecto que comenzó en Arona, cuando alquiló un invernadero “que se estaba cayendo abajo” en Buzanada para recoger a los muchos perros que se atropellaban en las carreteras, aunque a los dos años le empalaron a unos canes, en 1990. Era aún una joven (se dedicó a esta pasión y hasta desechó estudiar) que siguió con esta vocación, pero optó por irse a la zona norte. En Los Ángeles, enclave también en El Sauzal, alquiló una antigua residencia que fue creciendo, pero en un espacio mucho más pequeño que el actual y junto a un enclave eminentemente residencial (y de alto poder adquisitivo).
En 2002, se trasladó a una finca que le cedió el Ayuntamiento en la parte alta de Ravelo, un barrio de por sí situado a mucha distancia del mar (a una media de 950 metros) y en el que el frío, más allá del cambio climático, hace estragos. Por supuesto, en su día tuvo problemas con algunos residentes de Los Ángeles por las molestias que supone tener un refugio con muchos perros, aunque en el de Ravelo hay muchos momentos en los que no se escucha ni un ladrido si se logra cierta tranquilidad, si no hay visitas o se pasan los primeros e intensos momentos, tal y como experimentó este periódico. Eso sí, otro hándicap es que no hay casi cobertura telefónica pese a intentarlo con distintas compañías (un buen repetidor cuesta unos 15.000 euros y, evidentemente, no hay recursos).
Cambio del destino del millón previsto para el pozo en 2023
Aunque Adepac teme por su modelo y por su supervivencia económica, el grave problema del pozo lo asumió el anterior gobierno insular, con PSOE y Cs (con Sí Podemos apoyando desde fuera) y, de hecho, se contempló casi un millón de euros para afrontar y solucionarlo definitivamente. Y es que, como pudo comprobar Canarias Ahora, los “parches” realizados hasta ahora, el uso de un aljibe anexo y otras canalizaciones no han impedido un claro y creciente problema de salubridad, con algunas casas habitadas por debajo y en una esquina de la finca afectada en agosto de 2023 por el gran incendio que arrasó gran parte de Tenerife. Un fuego que obligó a trasladar a todos los perros y que supuso otro reto de colosales dimensiones para Yahaira y su gente.
Sin embargo, esa partida de casi un millón de euros quedó sin ejecutarse por parte del nuevo gobierno del Cabildo (CC-PP) tras las elecciones de mayo de 2023. Ya en este 2024, el destino del dinero se desvió (sin decirles nada primero) a otras necesidades, justificándose por la crisis hídrica, pese a que se le había indicado lo contrario a la entidad. Además, las distintas reuniones o charlas de Yahaira con, entre otros, el vicepresidente, Lope Afonso (PP), partido responsable del área de Bienestar Animal, han resultado infructuosas (en enero, mayo pasado…). Según relata la propietaria, ya se ha cansado y siente impotencia ante el Cabildo, aunque no pierde del todo la esperanza y confía en que se den pasos para resolver la situación de su refugio. Unas instalaciones que fue, poco a poco, construyendo, vallando (con zapatas de grandes dimensiones para evitar que los perros escapen al escarbar), ampliando, mejorando y en las que ha gastado “millones”, si bien el Cabildo acabó adquiriéndolas por 400.000 euros (en realidad, recibió poco más de 200.000 y el compromiso de una subvención anual de 94.000 euros desde 2007, que en el mandato insular anterior se elevó a 250.000).
Aunque no pierda ese hilo de esperanza, y pese a que recalca que está “al corriente de todo” (paga una hipoteca de 2.800 euros por lo ejecutado en el refugio y aún le faltan 140.000), su preocupación es honda, sus empleados lo saben y de ahí que lance este SOS a quien quiera o pueda ayudarles.
La respuesta del Cabildo
Canarias Ahora contactó con el gobierno insular (CC-PP) para conocer su versión de la situación de esta protectora y, desde el área de Bienestar Animal, se indica que la Adepac ha concluido “hace dos semanas la justificación para la subvención nominativa anual que le aporta el Cabildo, por valor de 250.000 euros, en lo que se refiere al año 2023. En este momento –añaden-, se está tramitando la subvención de 2024”, si bien aclaran que “hasta que no se justifica la de 2023, no se puede conceder la del siguiente año”.
Además, anuncian que el Cabildo tiene previsto también “acometer una obra en el refugio por valor aproximado de 1 millón de euros, que se presupuestó en 2023. Se produjo la circunstancia de que las obras no llegaron a licitarse ni en 2023 ni en 2024. Dadas las circunstancias de la emergencia hídrica, que generaron especiales necesidades, se utilizaron esos recursos para dar respuesta a la crisis agroclimática. En el presupuesto de 2025 (cuyo borrador fue aprobado el miércoles de la semana pasado en consejo de gobierno), se incluye una partida de 250.000 euros para ejecutar la primera fase de la obra el próximo año. Asimismo, están contemplados otros 60.000 euros para continuar con obras de mantenimiento en el refugio, y otra partida de 60.000 euros (que está en fase de licitación) para el arreglo de la depuradora. A estas cifras –explican- hay que sumar los 250.000 de la subvención nominativa”, si bien la protectora “aún no tiene el dinero de 2024 porque no ha justificado debidamente la subvención de 2023 hasta hace dos semanas”.