Uno de los primeros puntos en ser tomados por los golpistas en julio de 1936 en Canarias fue el templo masónico de Santa Cruz de Tenerife. Un día antes, también se confiscaron los espacios de los masones en Las Palmas de Gran Canaria y posteriormente se hizo lo mismo en Santa Cruz de La Palma. La rapidez con la que se actuó contra estas personas lleva a los historiadores a concluir que fueron hechos premeditados y a ello se le sumó la posterior Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo, que pervivió desde 1940 hasta 1978, con el dictador Francisco Franco ya fallecido. “La verdad es que es un milagro que el templo masónico se haya mantenido tanto tiempo porque después del alzamiento fue cuartel de Falange, cárcel, farmacia militar y después depósito”, explica a Ahora.Plus Emilio Fresco, presidente de la recién constituida Asociación de la Recuperación de la Memoria Masónica de Canarias.
La represión a los masones, a quienes se prohibía reunirse y que sufrieron detenciones en las Islas si eran sospechosos de serlos, es una cuestión que ha pasado más inadvertida en la recuperación de la memoria histórica. Es por ello, que en señal de justicia y reparación, Fresco insiste en la importancia de que sean incluidos. Recientemente, la Comisión Técnica de Memoria Histórica del Archipiélago ha aprobado la estrategia que se seguirá en los próximos años en esta materia, un documento donde se recogerá además que el templo masónico de Santa Cruz de Tenerife sea reconocido como espacio de memoria. “Es el único que queda en Canarias como vestigio de lo que fue la represión a los masones”, apunta Fresco, que celebra esta inclusión en ese documento que pronto se prevé que tenga carácter oficial.
En el templo se llegaron a practicar torturas en la etapa en la que fue cuartel durante el franquismo. “Fue uno de los sitios donde sobre todo en los primeros días del alzamiento se produjeron cosas que han pasado a la historia y no se pueden repetir”, remarca Fresco. “Es importante no solo como monumento masónico sino para todo lo que es la memoria histórica”, insiste el presidente de esta asociación que añade que la inclusión en la estrategia es un primer paso para el diseño del uso futuro que se le vaya a dar.
Entre esos usos destaca que se pueden celebrar exposiciones y todo tipo de actividades relacionadas con la recuperación de la memoria histórica. “El posicionamiento que nosotros tenemos es que este monumento va más allá de lo que es un templo masónico, que debe seguir teniendo actividades como templo masónico pero también como referente de la memoria histórica para todos los que fueron represaliados en aquel momento y hay colectivos que deben sentirse representados”. Una iniciativa que cree que vendrá a revertir ese “ostracismo y ese olvido en el que han podido caer muchos masones que han aportado mucho a la sociedad canaria”.
Una rehabilitación en su centenario
La rehabilitación de este espacio comenzó a finales del año pasado y está financiada por tres millones de euros por el Gobierno estatal, el de Canarias y el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Cuando comenzó el proyecto para realizar las obras no se habló de memoria histórica como tal, pero sí de la importancia de recuperar este espacio por su valor artístico e histórico. Ahora, con esta nueva estrategia se le dará ese significado.
Cabe recordar que la construcción de este templo comenzó en 1900 por el arquitecto Manuel de Cámara y se finalizó, con la realización de la fachada, en 1923, por lo que este año se cumple el centenario de su edificación. En 2001, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife compró la propiedad al Gobierno de España y en 2022 se lograron los fondos para su restauración. El vicepresidente del Gobierno canario, Román Rodríguez (NC), estuvo en 2022 en el comienzo de la reforma junto al alcalde José Manuel Bermúdez (CC).
La represión de los masones
El historiador José Martín Culebras, que ha estudiado a la masonería en Canarias, destacó esta misma semana en un encuentro organizado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Arucas (que cumple 20 años) que la persecución a los masones no comenzó con el franquismo, sino que se ha vivido en distintas etapas de la historia, y su represión se acentúa bajo el poder de dictaduras y del fascismo o nazismo. Además, hizo hincapié en que aunque en Canarias no hay constancia de fusilamientos a masones como sí ocurrió en el resto del Estado, sí que se produjeron numerosas detenciones en los campos de concentración de Gando o la prisión de Fyffes.
Así mismo, hizo hincapié en la incomprensible obsesión de Franco con la masonería, que llevó a incluirlos en el mismo título de la Ley de Represión, una norma por la que fueron expedientados más de 25.600 masones en toda España. Entre los represaliados durante el franquismo enumeró a varios masones como Alfredo Galán Moreno, que salió del campo de concentración de Gando para morir en su casa y que por ello no consta como víctima de la represión. Así mismo, enumeró las depuraciones que se produjeron sobre funcionarios masones, en especial docentes, y recordó a José Chacón de la Aldea o a Demófilo Medero Pérez.
Sobre la historia de la masonería en Canarias ha indagado el historiador Manuel de Paz Sánchez, citado por José Martín Culebras, que destaca que en 1740 se constató en Canarias el primer masón que fue llevado ante la Inquisición, el holandés Alexander French Linch, que se encontraba en Tenerife cuando fue procesado por ese tribunal y finalmente fue absuelto. Un dato con el que reivindica la presencia de masones a lo largo de la historia en las Islas, que aunque no se trate de una comunidad masiva, sí que ha tenido presencia en la mayoría de las Islas.