Tenerife Sur es el tercer aeropuerto de España que más denuncias ha registrado contra pasaje conflictivo este 2023. Así lo recogen los datos aportados por la Agencia de Seguridad Aérea (AESA) que reflejan “un incremento significativo” en los altercados aéreos tras la pandemia. Desde el organismo, señalan que desde 2016 las denuncias interpuestas se han duplicado en todo el ámbito nacional, una situación que “no solo supone retrasos, interrupciones operativas y costes significativos para las aerolíneas, sino una seria amenaza contra la seguridad de las operaciones aéreas”. Desde enero a agosto de 2023, los aeropuertos canarios ya han registrado 223 denuncias de este tipo.
En 2020 y en el primer semestre de 2021 se desplomó el número de visitantes a Canarias en la pandemia. En 2022, con la recuperación de los vuelos y del sector turístico, el número de incidentes creció significativamente por la negativa de algunos pasajeros de hacer uso de la mascarilla en el avión. Según los datos de ámbito nacional recogidos por AESA, en 2016 se registraron 798 denuncias, mientras que en 2022 la cifra ascendió a 1.361.
Las denuncias recogidas este 2023 apuntan a que la tendencia sigue siendo alta: de enero a agosto se han registrado 1.014, una cifra que, como puntualiza AESA, es posible que sea mayor, ya que la Guardia Civil puede remitir aún denuncias de ese periodo. Asimismo, el organismo señala que este incremento en los meses de 2023 “se debe, en parte, a varios incidentes en los que se han visto implicados grupos de pasajeros que viajaban en el mismo vuelo, lo que se traduce en un aumento de cada indicador”. Por su parte, las nacionalidades que más denuncias suman son la británica, la española y la alemana con 365, 177 y 83 respectivamente.
En los últimos meses de este año, los aeropuertos de Canarias han sido escenario de altercados con pasajeros conflictivos. A finales de septiembre, un vuelo desde Manchester con destino Tenerife Sur tuvo que ser desviado a Lanzarote por la presencia de ocho pasajeros violentos a bordo. Previamente, entre los meses de abril y mayo, en tan solo unas semanas se produjeron cinco incidentes en vuelos desde Inglaterra a Tenerife que requirieron de presencia policial. Según los datos de AESA, Tenerife Sur es el tercer aeropuerto de España que más denuncias ha registrado este 2023 con un total de 132 solo superado por el Aeropuerto Alicante-Elche Miguel Hernández con 153 y el Aeropuerto Palma de Mallorca con 137. En otros aeropuertos del Archipiélago, también se han reportado denuncias de enero a agosto: en el de Gran Canaria, 42; en Fuerteventura, 24; en Lanzarote, 19 y en Tenerife Norte, un total de seis.
Tipos de denuncia y sanciones
Como explican desde el Sindicato Independiente de Tripulantes de Cabina de Pasajeros de Líneas Aéreas (SITCPLA), los vuelos de larga duración son mayormente susceptibles a los altercados. Es el caso de Canarias, que recibe vuelos de países, como Gran Bretaña y Alemania, que duran alrededor de cuatro horas, además de ser un destino con temporada alta prácticamente todo el año. AESA diferencia principalmente tres tipos de denuncias más habituales: pasajeros alborotadores, fumar a bordo y pasajeros desembarcados antes de subir a la aeronave. “Los incidentes de este tipo de pasajeros, generalmente protagonizados por personas bajo los efectos del alcohol o de sustancias psicotrópicas, incluyen violencia contra la tripulación y otros pasajeros, acoso, abuso verbal, fumar a bordo, incumplimiento de las instrucciones de seguridad y salud pública y otras formas de comportamiento indisciplinado”, señala el organismo.
El alcohol es uno de los principales problemas en los altercados aéreos. En Canarias, se han protagonizado casos de este tipo, como el del pasado mes de abril, cuando un vuelo con origen Heathrow y destino Tenerife Sur reportó la presencia de siete pasajeros en estado de embriaguez. SITCPLA explica que el alcohol es un problema grave en los aeropuertos y aviones: “Eres pasajero desde que entras al aeropuerto de origen hasta que salen en el de destino. Muchas veces, en los mismos aeropuertos se desentienden porque piensan que en el avión se quedarán dormidos, pero la realidad es que no es así”.
Además de entender que debe existir responsabilidad y respeto por parte de los pasajeros, así como el cumplir con las normas de seguridad, el sindicato hace hincapié en la discordancia de las tiendas Duty Free: “En estas tiendas, se puede comprar todo lo que no se permite o no se debería permitir en un vuelo, como el alcohol o el tabaco”. Si bien es cierto que los precios en los aeropuertos son mucho más elevados que en tiendas ordinarias, el coste del alcohol y el tabaco en las terminales canarias llega a ser incluso menor que en el resto de aeropuertos del país. Recientemente, un estudio de Skyscanner sobre los precios en los Duty Free de los aeropuertos concluyó que el de Lanzarote era el más barato de los estudiados.
Desde AESA, explican que en el caso de encontrarse con un pasajero ebrio en el vuelo el protocolo señala que no se debería vender bebidas alcohólicas a la persona, “pues además el efecto se potencia con la altitud”. En caso de estar sobrio, pero tener un comportamiento violento, se le apercibe con una nota del comandante y, si hace caso omiso, la tripulación de cabina puede reducirlo, incluso con ayuda del resto del pasaje. Si la situación es insostenible, se recurre a la desviación del vuelo, como ha sucedido en Canarias: “Si lo considera oportuno, la tripulación al frente del vuelo afectado podría llegar a desviar el avión para aterrizar en el aeropuerto más cercano y desembarcar al pasajero conflictivo”.
Este tipo de comportamientos pueden ser sancionados según la Ley 21/2003, de 7 de julio, de Seguridad Aérea. AESA explica que estos altercados son considerados como infracciones leves, por lo que el baremo de la multa oscila entre 60 y 45.000 euros dependiendo de los hechos: “Lo normal es que el rango suela oscilar entre 300 y 2.000 euros, aunque en algunos casos se han impuesto sanciones más elevadas”. Desde las compañías, también se pueden tomar medidas contra este tipo de pasajeros, como por ejemplo mediante las conocidas como “listas negras”, una herramienta de las aerolíneas para prohibir viajar en sus aviones a pasaje conflictivo. Sin embargo, como señala SITCPLA, en la práctica esto no sucede: “Existe una creencia popular de que las listas negras de pasajeros funcionan, pero la realidad es que a las compañías no les interesa perder clientes. Hay mucha impunidad y desprecio por la seguridad. Si no se hace nada, estas personas seguirán comportándose de la misma manera. Sus infracciones deberían trascender, incluso, a otras compañías”.
El sindicato pone el punto de mira en la necesidad de un mayor control tanto en los aeropuertos de destino como en los de origen, así como un mayor contacto entre terminales. Además, remarca la importancia de que exista más cooperación entre instituciones, pues hay muchos organismos implicados en la gestión aeroportuaria.