La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha impuesto una condena de dos años de prisión y cinco de libertad vigilada a un exayudante de disciplina del formador (distributario) del Seminario Diocesano de Tenerife, como autor de un delito de abuso sexual a menor de 16 años.
Según la Sala, el delito fue consumado en la persona de un joven nacido en 2003 que entre 2016 y 2018 cursaba estudios en el centro en régimen de interno.
El ahora condenado deberá indemnizar a la víctima con 1.000 euros, no podrá acercarse a ella ni contactar por ningún medio durante dos años y estará inhabilitado durante tres años para cualquier profesión u oficio “retribuido o no” que conlleve contacto regular y directo con menores.
El fallo absuelve al acusado de otros dos delitos que le venía imputando el Ministerio Fiscal en referencia a otros dos seminaristas. La acusación pública imputaba el exseminarista tres delitos continuados contra la libertad sexual y pedía penas que sumaban 18 años de cárcel.
El fallo cuenta con el voto particular del magistrado presidente de la Sala, favorable a que el acusado fuera condenado por los tres delitos. Sus compañeros de tribunal, mayoritariamente, han considerado que en el juicio sólo se logró probar la comisión de un único delito.
Según la sentencia, el acusado coincidió en el Seminario menor durante los cursos 2016-2017 y 2017-2018 con un interno nacido en 2003 que cursaba estudios en el seminario y contaba con 13, 14 o 15 años, según los casos.
“Aprovechando momentos en el que ambos se encontraban a solas, como en el dormitorio de alguno de ellos o en el office”, relata la resolución judicial, le decía “que en el Evangelio había pasajes que defendían la homosexualidad, que la practica homosexual era normal y buena, y que en el Seminario otros internos mantenían relaciones sexuales”.
Agrega la resolución que, en octubre de 2017, cuando la víctima contaba con 14 años, con ocasión de las fiestas de la Parroquia del Barrio de Machado en las fiestas del Rosario, el procesado “realizó caricias en la espalda del menor, y, al regreso al seminario, le preguntó si quería darle un beso; comoquiera que le besó en la mejilla, el procesado le dijo, yo me esperaba otra cosa”.
A partir de ese día, siempre según la Sala, el distributario “envió al menor, de forma reiterada, mensajes a través de notas dentro de un libro, en mano o por debajo de la puerta, preguntándole si quería mantener sexo oral con él, a lo que el menor siempre se negó”.
En una ocasión, el menor acompañó en horas nocturnas al acusado a la lavandería del centro, haciéndole pasar el acusado a una sacristía ubicada al lado, “donde agarró una mano del menor y la colocó sobre el pene erecto del acusado, por encima de la ropa; el procesado, a la vez, intentó tocar los genitales del menor, si bien este se apartó”, expone el fallo.
Agrega que, entre el 23 o 24 de julio de 2018, el distributario envió por Messenger a la víctima “una foto de sus genitales, acompañada de una insinuación para que le hiciera una felación a lo que el menor se negó”.
Los hechos fueron investigados por el rector del Seminario, que expulsó al hoy condenado, y fue el propio Obispado quien puso los hechos en conocimiento de la Fiscalía, destaca la resolución.
La sentencia es susceptible de recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.