El jurado popular ha considerado probado el homicidio por omisión de dos hermanos a su madre, quien falleció en 2015 por “desnutrición severa, fallo orgánico y abandono prolongado” en la casa que compartía con uno de sus hijos en el barrio de Los Gladiolos de la capital tinerfeña.
En la última sesión del juicio que se ha celebrado en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, el jurado ha dado por probado que los dos hijos dejaron de limpiar y dar medicación a su madre, a pesar de que era una persona dependiente que necesitaba cuidados y asistencia.
Asimismo, el jurado ha considerado probado que la muerte de Ana Antonia Llarena era previsible aunque evitable y también han hecho referencia a las contradicciones de los dos hermanos respecto al cuidado de su madre, quien presentó “un alto grado de abandono”.
Han agregado que si la mujer hubiese sido tratada adecuadamente la situación hubiese sido diferente, al tiempo que también han dado por probado que los acusados no hicieron caso a las recomendaciones médicas.
Antes de que la juez dicte sentencia, el Ministerio Fiscal ha pedido 17 años de cárcel para cada uno de los acusados, mientras que las defensas han pedido la pena mínima para el delito de homicidio por omisión.
El Ministerio Fiscal señaló en las conclusiones que leyó durante la celebración del juicio que comenzó el pasado lunes que la mujer fallecida no acudió a revisión médica alguna entre 2010 y 2013, año este en el que fue ingresada de urgencia el 30 de noviembre porque tenía úlceras sobreinfectadas, sepsis secundaria, desnutrición e hipotasemia leve, con un deterioro progresivo por encamamiento y cognitivo por demencia.
Subrayó el Ministerio Fiscal que los acusados en ningún momento pidieron el ingreso de la mujer en un centro adecuado y asegura que sufrió abandono y despreocupación, para añadir que dejaron de alimentarla, cuidarla, asarla y cuidar sus heridas.
También indicó que los servicios sanitarios y la policía que acudió a la vivienda cuando el hijo llamó al 112 por la muerte de la mujer encontraron la habitación “en total estado de abandono, con acumulos de suciedad, incluso de heces, y el cadáver de la anciana impresionando, según la autopsia, un estado prolongado de abandono sin cuidados higiénicos sanitarios y malnutrición”.
La mujer pesaba 25 kilos en el momento de su muerte, y su cuerpo presentaba “desnutrición severa”, y apenas tenía masa muscular ni grasa, mientras que presentaba “múltiples escaras necróticas en ambos lados de su cuerpo, que no estaban protegidas por gasas o vendajes y resto de heces en sus pies”.