El acusado del doble asesinato machista en una cueva de Adeje alega haber tenido “trastorno mental transitorio”

Europa Press

25 de enero de 2022 17:31 h

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Thomas Handrick, el hombre que mató a su esposa y a uno de sus hijos en una cueva en Adeje en abril de 2019, ha alegado este martes, a través de su defensa, trastorno mental transitorio el día de los hechos. En su declaración a preguntas de la Fiscalía y la defensa -no ha querido responder a las acusaciones particulares- ha mostrado su arrepentimiento y ha subrayado que no fue consciente de lo que ocurrió en los montes del municipio sureño.

“No fui consciente de lo que pasó, solo pensaba que era una pesadilla, un sueño horrible y solo quería despertar”, ha agregado, subrayando que su familia “está destruida” y que se encontraba “muy bien” en compañía de sus hijos. “No podía haber imaginado unos niños mejores”, ha apuntado entre lágrimas.

Handrick ha relatado que organizó una excursión por la zona alta del municipio para esconder unos regalos siguiendo la tradición alemana del conejo de Pascua con motivo de una visita a la isla de la familia y pese a sus problemas físicos derivados de una operación de hernia que le ocasiona fuertes dolores, optó por seguir el sendero -culminaron hasta diez kilómetros- porque sus hijos “se lo pasaban muy bien”. De hecho, para combatir los dolores, pues tiene una prótesis, toma un tratamiento de morfina combinado con otros fármacos contra la depresión -ese día tomó su medicación-.

En un momento del camino, ha comentado que el hijo mayor, Jacob, de 10 años, encontró una cueva cerca de un estanque de agua y le pareció el lugar ideal para esconder los regalos y posteriormente, escuchó gritos de Silvia, su mujer, que fuera de la cueva tenía “mucha sangre en la cabeza” y decía que la había golpeado en la cabeza. Le pidió ayuda y que llamara por teléfono pero no había cobertura y cuando intentó acercarse para observar la herida, ella le empezó a dar muchos golpes hasta que cayó al suelo, recibió “patadas” y tenía un “zumbido en el oído”.

Ha dicho también que cuando logró levantarse estaba “enfadado y mareado” y entró “en pánico” porque “volaban piedras” por todas partes -“como los meteoritos en la película de Star Wars”- y pensó que podía morir. “No tenía intención de darle a nadie, Jacob se puso entre medio, quería separarnos y decía paren paren”, ha indicado, apuntando también que el otro hijo, Jacob, de siete años -superviviente-, no se encontraba junto a la cueva por lo que salió a buscarlo hasta que lo encontró.

“Era como un fantasma, le faltaba la mitad de la cara”

Al volver al lugar encontró a Silvia tumbada y “rugía desde el suelo” con una cara “llena de luz” y los ojos con un “brillo verdoso, era como un fantasma, le faltaba la mitad de la cara, era horrible”, por lo que volvió a tirar una piedra. En ese momento, ha indicado, vio a Jacob al final de la cueva tumbado y “ya no se movía” y Jonas “había desaparecido”.

“No sé como llegué a casa, estaba desorientado, sucio, lleno de sangre”, ha indicado, y acabó tirando la ropa a un contenedor de basura. Lo que recuerda después es que agentes de la Policía Local tocaron en su casa y hablaban de Jonas pero estaba “mareado y con visión borrosa”. “Pensaba que era una pesadilla, que despertaría y todo sería un sueño”, ha agregado.

Los hechos, según la Fiscalía

Según apunta el escrito de Fiscalía, los hechos se produjeron en abril de 2019 durante un viaje de la mujer del acusado a Tenerife -estaban en trámites de separación- en compañía de sus dos hijos para visitar al padre, que pasaba largas temporadas en el sur de la isla.

Así, y con el pretexto de buscar regalos en el monte -siguiendo la tradición alemana de los huevos de Pascua-, iniciaron una caminata a unos diez kilómetros desde la vivienda y en las inmediaciones de una cueva, “en un lugar solitario y apartado”, planificado previamente por el acusado, se cometieron los hechos.

Allí agredió primero a su esposa de forma sorpresiva con “bastantes y fuertes golpes” utilizando las manos y probablemente una piedra y, aunque la mujer intentó defenderse, cayó al suelo y volvió a ser agredida de forma mortal.

Su hijo mayor, de 10 años, que trató de defender a su madre, también fue agredido brutalmente por su padre con piedras en la cabeza hasta que falleció por las heridas ocasionadas por los múltiples traumatismos sufridos en el cráneo y en la cara.

El otro hijo, de siete años, logró huir de la zona y vagó en solitario durante horas hasta recorrer más de cuatro kilómetros hasta que fue encontrado por una vecina.

El padre, creyendo que el niño terminaría falleciendo, sostiene la Fiscalía, volvió a su casa, se quitó la ropa manchada de sangre, se lavó y se acostó en la cama hasta que los agentes de la Policía Local llegaron a la vivienda y lo detuvieron.

51 años de cárcel

La Fiscalía solicita para Handrick 51 años de cárcel, prisión permanente revisable y libertad vigilada durante 20 años por dos delitos de asesinato y la prisión permanente revisable y la prohibición de acercarse a su otro hijo a menos de 500 metros durante 10 años, más otros 10 años de libertad vigilada por un delito de asesinato en grado de tentativa.

Asimismo, solicita la privación de la patria potestad respecto a su hijo y una indemnización de 500.000 euros, de los que 300.000 euros se destinarán al representante legal del menor y 200.000 euros a los padres de su pareja.