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Un canario gana a Amazon: la empresa debe enviarle el pedido que le canceló, una silla que ya no reparte en las Islas

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

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Viernes, 24 de noviembre de 2023. Andrés Roda, un abogado de la isla de Gran Canaria, aprovecha los descuentos del Black Friday para adquirir una silla ergonómica de oficina a través de Amazon. El gigante del comercio electrónico, número uno del sector, confirma el pedido. “Te informaremos por e-mail cuando tengamos una fecha estimada de entrega”, reza el mensaje que la empresa remite ese día al consumidor. 

Transcurrido ya un año, Roda sigue sin recibir la silla. A los dos meses de la reserva, la empresa canceló el pedido alegando “falta de disponibilidad” de un producto que tiene un coste elevado. El consumidor no había ejecutado aún el pago y, en un principio, dejó el asunto aparcado por su propia vorágine de trabajo. Sin embargo, un procurador al que le había comentado el caso acabó convenciéndolo para demandar meses después. Y el abogado grancanario acaba de ganar en los juzgados a la compañía fundada por el magnate Jeff Bezos. Una reciente sentencia obliga a Amazon a entregarle en su domicilio una silla que, además, ya no envía a las Islas por los costes de transporte.

La sucesión de hechos fue la siguiente. Tras la confirmación del pedido el mismo Black Friday, Amazon volvió a contactar con el cliente en la Nochebuena de 2023, justo un mes después, para informarle de que el envío se había retrasado y pedirle disculpas. Ya en enero, el día 12, le comunica que finalmente ha tenido que cancelar el pedido por “falta de disponibilidad” del producto en su web. Sin embargo, el  consumidor accedió en ese preciso momento a la página de la compañía y comprobó que la silla se seguía ofertando, aunque con un incremento del 25% sobre el precio que tenía dos meses antes. Con esta información, Roda escribió de inmediato a la empresa para reclamar el cumplimiento del contrato e intentar alcanzar un acuerdo extrajudicial, pero no obtuvo respuesta. 

Es en julio cuando, como consecuencia de esa conversación informal con un procurador, el abogado decide presentar la demanda que acaba de ser estimada. En una sentencia dictada el 23 de octubre, el Juzgado de Primera Instancia número 12 de Las Palmas de Gran Canaria da la razón al consumidor y obliga a Amazon a cumplir el contrato. Esto es, a entregarle la silla en su domicilio y al precio estipulado en el momento del pedido.

“Más que por la silla, que claro que la quiero y la sigo queriendo, demandé porque me parece una injusticia que las grandes empresas hagan lo que quieran con el consumidor, por la rabia e impotencia de que dos meses después de haberla encargado me digan que ya no hay stock, que me cancelen el pedido y que, al mismo tiempo, vea en su página que el producto sigue disponible”, explica Roda.

Ante las preguntas formuladas por este periódico, desde Amazon se han limitado a afirmar que están en contacto con el cliente “para dar cumplimiento a la sentencia” y han declinado hacer “comentarios adicionales” sobre el caso. En el escrito de contestación a la demanda, los representantes de la compañía explicaron que en el momento de procesar el pedido no había disponibilidad del producto, por lo que procuraron “adquirir más inventario”, un objetivo que no consiguieron “pese a los esfuerzos” por hacerse con más unidades, por lo que decidieron cancelar el pedido.

Amazon, que estuvo representado en este procedimiento por el despacho de abogados Garrigues, sostiene que tras la cancelación logró nuevas unidades, aunque el precio aumentó. “El demandante nunca abonó el precio del producto, por lo que no es posible la pretensión de cumplimiento de un contrato que no se formalizó”, defendía en ese escrito la letrada de la compañía de comercio electrónico. 

La discusión jurídica en este caso se centró en determinar la validez y eficacia del contrato entre Amazon y el consumidor. La empresa sostenía que había cumplido con su obligación de informar al cliente de que el bien contratado no estaba disponible y devolverle lo que hubiera pagado. Sobre el incremento del precio de la silla, defendió que esas variaciones son “frecuentes en el mercado” y dependen de los fabricantes.

La jueza, sin embargo, se alinea con los argumentos defendidos por el demandante y concluye que en este caso concurrían los dos requisitos para considerar perfeccionado el contrato y, por tanto, para exigir su cumplimiento. Esto es, que el vendedor había presentado una oferta del producto por vía electrónica “con indicación de sus características y precio” y que el comprador había aceptado los “elementos esenciales” de ese producto. No es relevante, a juicio de la magistrada, que el consumidor no hubiera abonado el precio de la silla en ese momento.

“El rellenado del formulario de registro y compra o pedido online que la mercantil tiene habilitado en la página web de que se trata comporta, una vez remitida a aquella en la misma vía online, la aceptación concurrente a la oferta de venta, en cuanto que en el mismo, aparte de la consignación de los referidos datos personales, se delimitan los propios del producto a adquirir, sus características y, fundamentalmente, su precio, presupuesto ya de la formalización y perfección contractual”, explica, con más detalle, la resolución judicial.

La jueza incide, además, en que la validez y el cumplimiento de los contratos “no pueden dejarse al arbitrio” de una de las partes, por lo que el precio de venta ofertado por Amazon “tiene carácter vinculante”. “Si la oferta fue errónea, no es imputable a la parte compradora, sino a la propia vendedora”, sostiene.

Cheque regalo

Después de que Andrés Roda presentara la demanda, Amazon le ofreció un cheque regalo por importe de la diferencia entre el precio del producto cuando intentó comprarlo y el que tenía entonces, un 25% superior. La compañía defendió entonces que lo hacía “siguiendo la política de orientación al cliente” y como “mero gesto comercial”, sin que ello supusiera “un reconocimiento de culpa”.

El abogado rechazó ese cheque regalo por la sencilla razón de que Amazon ya no reparte esa silla ergonómica en Canarias. “Este producto no puede enviarse a la dirección de envío que has indicado. Elige otra dirección de envío”, aparece en letras rojas en el portal de comercio electrónico cuando se intenta realizar la compra.

“El cheque regalo está muy bien. El problema es que no me la traen, que me salen unas letras rojas que no me dejan llevar a cabo la compra”, asevera Roda. Una realidad que la ciudadanía canaria lleva sufriendo durante años con el comercio electrónico, con productos que no están disponibles para el archipiélago debido a los costes extra de transporte por la distancia y también por la burocracia adicional vinculada con las particularidades impositivas de esta comunidad. “Me parece una discriminación con respecto al resto de consumidores de España”, sentencia el abogado grancanario.

La sentencia es firme y ahora hay que ejecutarla. Andrés Roda está intentando cumplir su parte. Es decir, pagar el producto. Ante la imposibilidad de poder hacerlo a través de la página de Amazon al no estar el producto disponible para Canarias, ha pedido a la empresa un número de cuenta para hacer la transferencia. De momento, no se lo han dado. A partir del próximo martes, según explica, puede presentar una demanda de ejecución para solicitar ese número a través del juzgado y, a su vez, para que la compañía de Jeff Bezos le entregue la silla.

Desde el despacho de abogados que representa a Amazon le han escrito para decirle que están realizando “todas las gestiones posibles para avanzar con el proceso” y que la intención de la empresa es “dar cumplimiento voluntario a la sentencia”.