Una fuga de gas provocó el 23 de noviembre de 2011 una explosión en el spa del hotel Cordial Mogán Playa, ubicado en el sur de Gran Canaria, que se cobró la vida de dos personas, hirió de gravedad a otras cuatro -que llegaron a sufrir quemaduras en el 50% de su cuerpo, pérdida de visión o audición- y levemente a una quinta, destrozó parte de la instalación, causó daños a varios vehículos que se encontraban aparcados en las inmediaciones e hizo que un millar de turistas tuvieran que ser evacuados.
Tras siete años de investigación en el Juzgado de Instrucción número 3 de San Bartolomé de Tirajana, pasar por las manos de más de tres jueces distintos y llegar los principales afectados a un acuerdo con las aseguradoras, la causa penal encargada de dirimir responsabilidades se desinfló y concluyó con un procedimiento abreviado celebrado en un solo día.
Finalmente, ni el hotel, ni la empresa suministradora Disa, ni mucho menos el Gobierno canario han sido señalados como responsables del suceso, originado por una instalación chapucera que no cumplía los controles mínimos exigidos antes de que estallara. Informes periciales concluyeron que el proyecto inicial de la tubería de 45 metros que conectaba con el depósito, ubicada bajo una zona ajardinada, contenía múltiples errores y que fue instalada sin la obligada protección, exigida en todas las canalizaciones de acero enterradas.
El caso se ha saldado con dos únicos condenados por los delitos de homicidio y lesiones cometidos por imprudencia grave, cuya pena de siete meses y quince días de prisión se conmutó por solo 3.600 euros de multa.
Durante cinco años, el caso quedó empantanado con más de 15 denunciantes y ningún investigado, mientras los implicados negociaban sus indemnizaciones. Apenas cinco días después de que Canarias Ahora diera a conocer esta situación, una providencia judicial mostró la decisión de unos 22 afectados de apartarse del procedimiento y renunciar al ejercicio de acciones penales y civiles, junto con Axa Seguros Generales.
Es decir, que tras llegar a un acuerdo monetario se retiraron del proceso la totalidad de los personados, quedando solo como acusación la Fiscalía y la Asociación Canaria de Instaladores de Gas (Aceingas).
Figuraban todavía en el caso Pelayo Mutua de Seguros y Ges Seguros S.A., que posteriormente desaparecieron. Poco ha trascendido del acuerdo extrajudicial al que llegaron los implicados, pero provocó que en 2017 quedaran ya reflejados en los autos judiciales unos diez imputados, la mayoría trabajadores de la instaladora Injar S.A., además del que fuera director gerente de Disa, Miguel Benarroch.
Sin embargo, en junio de ese mismo año el juez Juan Alejandro Vallino sobreseyó las actuaciones para la mayor parte de los investigados al no apreciar indicios de criminalidad en sus actuaciones y mantuvo como principales acusados al conductor del camión cisterna encargado de la descarga del combustible; al ingeniero y director del proyecto de las instalaciones de gas del hotel Cordial, Elías Casañas, y al responsable del mantenimiento de las mismas, Domingo Medina, empleado de la mercantil Injar S.A.
La Fiscalía interesó entonces la apertura de juicio oral ante el juzgado de lo penal para que se dirimieran los ilícitos cometidos por los tres implicados mencionados. Un escrito al que se sumó Aceingas en un principio, lo que provocó la ruptura de la asociación con el que fuera su abogado, Francisco Palero, al considerar que había actuado por iniciativa propia y sin consultar a su cliente.
La asociación trató de corregir su escrito y señaló a la Dirección General de Industria y Energía, que detectó defectos en la instalación que se alargaron de 2004 a 2008 y no se subsanaron, pero permitió que siguiera operando. También señaló a Disa Gas SAU y Disa Gestión Logística S.A., por “llevar a cabo descargas de productos líquidos en instalaciones con defectos graves y modificaciones sin justificar”.
Sin embargo, tras llegar a un acuerdo con el Ministerio Público, solo dos acusados fueron condenados tras aceptar su culpa en un procedimiento abreviado que fue celebrado y sentenciado por el Juzgado de lo Penal Número 4 de Las Palmas de Gran Canaria el 20 de octubre de pasado año.
Sin protección frente a la corrosión ni mantenimiento
Según se desprende de la sentencia, el juez Francisco Luis Liñán consideró probado que el ingeniero director de obra y proyectista de las instalaciones de gas del hotel Cordial, Elías Casañas, no adoptó la diligencia debida para “establecer la eficaz y debida protección contra la corrosión de la tubería de carga al depósito aéreo de gas del hotel, al privarla del revestimiento exterior y complementario sistema de protección catódica exigidos normativamente, lo que, consecuentemente, implicaba que admitía que la misma se pudiese efectivamente corromper por agentes externos”.
Asimismo, declara probado que el responsable del servicio de mantenimiento, que el Hotel encargó a la empresa Injar S.A. , Domingo Medina, “no adoptó la diligencia debida” para llevar a cabo el necesario control de la tubería y su protección.
Por lo tanto, consideró el magistrado a ambos como únicos responsables de los defectos de la instalación, consistentes en la falta de mantenimiento y de protección frente a la corrosión. Los atenuantes de reparación del daño y dilaciones indebidas fueron tenidos en cuenta sobre las condenas por dos delitos de homicidio y cuatro de lesiones cometidos por imprudencia grave.
Asimismo, admitió que las penas de siete meses y quince días de prisión se conmutaran por quince meses de multa con una cuota diaria de ocho euros. Es decir, unos 3.600 euros. El juez dictó la sentencia de conformidad con la acusación y, al manifestar las partes su intención de no recurrir la misma, fue declarada firme.
Un solo técnico para la descarga
Aceingas es la organización que más beligerante se ha mostrado a lo largo del recorrido judicial del caso y ha alertado de diversas situaciones que se dieron en la descarga de gas del 23 de noviembre de 2011. Entre estas se encuentra que la descarga se produjo por un único operador, el conductor del camión cisterna, que se encontraba a un lado de la tubería de 45 metros que conectaba con el depósito, con la única ayuda de un aparato de telemetría.
Según informes que obran en el caso, el aparato que funcionó la mañana del 23 de noviembre de 2011 no servía para detectar fugas o las oscilaciones bruscas del manómetro situado en la entrada del depósito –como sí lo hacía el asistente de descarga– ni disponía de un sistema automático de parada o corte en caso de pérdida. Tampoco comprobaba si el combustible descargado del camión era el mismo que entraba en el depósito.
Hace años que el hotel Cordial Mogán Playa cambió su instalación de gas por una caldera de biomasa.