La Fiscalía pide 34 años y 11 meses de prisión para el entrenador de boxeo y expúgil José Santana, Kid Telde (ahora de nombre Youssef) por dos delitos de agresión sexual y otro tantos de abuso sexual que supuestamente cometió con cuatro de sus alumnos porque, aunque son siete los denunciantes, en tres ha prescrito debido a los años transcurridos.
El juicio ha comenzado este miércoles en la Audiencia Provincial de Las Palmas, donde los denunciantes de los abusos de los que supuestamente fueron objeto por parte de su entrenador de boxeo han afirmado que lo consideraban como a un “dios” y un padre pero le temían.
El expúgil se enfrenta a 34 años y 11 meses de prisión por dos delitos de agresión sexual y otro tantos de abuso sexual que supuestamente cometió con cuatro de los denunciantes, pues el resto ha prescrito debido a los años transcurridos, aunque fueron muchas más de siete las presuntas víctimas y algunas terminaron suicidándose, ha subrayado la fiscal, que ha pedido que sea “severamente castigado”.
La Fiscalía ha pedido que sea “severamente castigado” y ha añadido que el acusado se aprovechaba del “terror” que infundía en sus pupilos, a los que pegaba fuerte bajo el pretexto de las clases de boxeo.
Los cuatro casos por los que es juzgado ocurrieron entre 1999 y 2001 y, según han contado los denunciantes, los abusos de los que eran objeto ocurrían en su casa -debido a la confianza que tenían les invitaba con frecuencia a dormir-, así como en su gimnasio, donde en el ring “te ponía fino y te daba por todos los lados”, han afirmado varios testigos.
Las supuestas agresiones y abusos salieron a la luz por primera vez en 2013, en una reunión de la Federación de Boxeo de Gran Canaria, según ha declarado el que fuera entonces presidente y uno de los denunciantes del caso.
En esa reunión ante las 40 personas que estaban presentes “vomité” lo que llevaba dentro: Kid Telde es un “follaniños”, ha señalado este denunciante, que ha indicado que a los pocos días el procesado le pidió perdón y le ofreció 25.000 euros para que no lo contara a la Policía.
Este testigo ha dicho que tiene la nariz fracturada de un puñetazo del acusado, al que conoció cuando tenía 14 años y llegó a querer “más que a un padre”.
“Me enseñó mucho y también me ayudó”, pues tenía problemas con los estudios y una situación como la de “cualquier niño de Jinamar”, ha reconocido el antiguo alumno de Santana, quien ha relatado que el procesado comenzó a hacerle tocamientos en el gimnasio que interpretaba como un juego, y le decía que “no estuviera con las niñas”.
Según ha contado, una de las noches que se quedó a dormir en su casa, en la misma cama, el acusado comenzó a tocarle los genitales y le hizo que lo masturbara y como se sintió “fatal” le dijo que se relajara que eso pasaba “en las amistades”.
Al día siguiente, le comentó al procesado que no quería que volviera a ocurrir lo de la noche anterior y que éste le contestó que “si abría la boca le daba un galletazo” y comenzó a excluirle en el gimnasio, según ha declarado.
El resto de testigos han narrado también que tenían problemas en sus casas y frecuentaban la del expúgil, así como los tocamientos que sufrieron y el intento de penetración de uno de ellos, y que les decía que no estuvieran con chicas porque eso les perjudicaba para los entrenamientos, “las mujeres les llevaban por el mal camino”.
Así mismo, han indicado que mantuvieron una conversación telefónica con el acusado, que se ha escuchado en la sala, en la que les aseguraba que estaba dispuesto a solucionar “como sea” lo que les había hecho y que les recompensaría, que les pedía perdón y que ya habían pasado muchos años y tenía una nueva vida.
Los testimonios de los denunciantes han sido considerados como veraces por las psicólogas forenses, quienes han ratificado sus informes en el juicio, en el que también han declarado varios policías, entre ellos el que elaboró el atestado, que señaló que el caso kárate había servido para que estos hechos también se conocieran.
La fiscal ha considerado que el silencio del acusado se debe a que “poco tiene que decir” ante la toda la prueba que se ha recabado.
Según el Ministerio Fiscal, Santana atentó contra las personas más vulnerables, por ser menores y por las situaciones complicadas de sus familias, y ha hecho hincapié en la “fuerza y violencia” que ejerció el expúgil y en que “ninguno de los denunciantes consintió”.
La abogada de Youssef Santana, que ha pedido su absolución, ha mantenido que los dos delitos de agresión que se le imputan están prescritos y que por los testimonios que ha escuchado en el juicio los otros dos que se le imputan serían, uno, tentativa de abuso sexual o tocamiento y, el otro, tocamiento, y que concurre la atenuante muy cualificada de dilaciones indebidas.