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El ‘cero turístico’ en pandemia desploma la imagen del sector en Tenerife

Imagen de la playa de Las Vistas, en Tenerife, este martes, durante una nueva jornada marcada por las altas temperaturas y la calima en las Islas Canarias

Toni Ferrera

15 de octubre de 2023 22:43 h

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Era abril de 2020. El parón de la actividad turística debido a la crisis del coronavirus provoca estampas inéditas en Canarias en las últimas décadas: playas desiertas, espacios naturales con escasos visitantes y aparcamientos libres en las principales zonas hoteleras del Archipiélago. La imagen duró pocos meses, pero quedó grabada en la mayoría de los residentes, acostumbrados a lidiar con la masificación para disfrutar de las Islas. Ahora, una encuesta en Tenerife ha revelado que esa situación impactó negativamente en la percepción de la ciudadanía con respecto a la importancia del turismo: un 40,2% considera a la industria menos relevante que en circunstancias anteriores.

Los resultados han sido publicados en la revista PASOS de Turismo y Patrimonio Cultural. Los autores del sondeo, vinculados a las Universidad de La Laguna (ULL), entrevistaron vía online entre el 17 y el 24 de junio de 2022 a 749 personas que viven en Tenerife, una cifra “significativa”, de acuerdo con la investigación, para un total de población de 927.993 habitantes, y preguntaron por algunos aspectos clave del sistema turístico, como la importancia global para la isla, su contribución a la calidad de vida de los locales, el medio ambiente y, con especial importancia en esta publicación, cómo se sintieron durante el cero turístico de hace tres años, si consideraban que dicha suspensión temporal había sido un detonante para cambiar su percepción sobre el sector y, en caso de ser así, cómo y por qué.

El primer firmante del trabajo académico, Alberto Jonay Rodríguez, doctor en Antropología por la ULL e investigador en el Instituto Universitario de Investigación Social y Turismo, explica a Canarias Ahora que en la Comunidad Autónoma el turismo es visto como “una actividad rutinaria de la que no somos conscientes”. Que debido a la escasa estacionalidad del destino, con visitantes durante todo el año, “lo vemos como algo normal, parte del escenario”. De ahí la importancia de estudiar qué repercusión social tuvo el episodio del confinamiento estricto en este sentido, con Canarias libre de turistas por primera vez en muchos años.

Las conclusiones de la encuesta indican que un 40,2% de los encuestados afirma que su valoración sobre la importancia del turismo en el Archipiélago cambió de forma negativa tras el parón de la actividad; ahora consideran al sector “menos relevante”. Solo un 13,9% asegura lo contrario y la mayoría (el 45,9%) confiesa que su percepción no ha variado. Para los investigadores, el primer porcentaje mencionado es “especialmente llamativo”, sobre todo porque la literatura, según comentan, sugiere que el frenazo de la industria turística en un territorio con alta dependencia de la misma deriva en un mayor reconocimiento de su trascendencia y estima. Pero en Tenerife ocurrió todo lo contrario.

“El dato en cuestión es llamativo porque la dependencia económica del turismo nos hace pensar que con el parón de la actividad la población iba a darse cuenta de su importancia mucho más que antes. Que iba a abrazar esa idea con más fuerza [230.000 canarios fueron beneficiarios de los ERTE durante los meses más críticos de la pandemia, una de las cifras más altas de España, casi todos vinculados al sector servicios]. Pero con los resultados que hemos obtenido, las conclusiones apuntan a que este parón nos ha hecho pensar que, en determinadas circunstancias, estamos mejor con menos turistas”, reflexiona Rodríguez.

De hecho, el sondeo apunta que el 88,3% de los residentes cuestionados manifiesta que le gustaría que se replanteara el modelo turístico de masas prevalente en las Islas y que se optara por una estrategia de decrecimiento. Solo el 5,9% pide crecer y otro porcentaje idéntico cree que no debería haber cambios. El cuestionario incluye una pregunta abierta en la que los encuestados podían explicar los motivos de su decisión. El análisis de estas respuestas, continúa el estudio, señala tres tipos de argumentos generales: quienes creen que el turismo debería tener menos implicación en la economía canaria por estar influenciado por factores ajenos al ámbito de actuación de los agentes locales; los que destacan que la visibilidad de ciertos impactos de la actividad no se percibían debido a la naturaleza rutinaria de la actividad en las Islas; y quienes piden optar por otros modelos y sectores productivos.

“Creo que no podemos depender exclusivamente del turismo y, menos aún, del turismo que viene a la isla y se aloja en los hoteles. Solo se benefician las empresas, no Canarias ni los trabajadores”; “el tiempo posterior a la pandemia me permitió descubrir lugares que son locales y que no conocía debido a la masificación de la isla”; “debe haber formas de que la economía funcione con menos turistas y de mayor calidad, y diversificada, dando espacio a otros sectores que también son muy importantes: ciencia, educación, sanidad y enfermería, agricultura, industria, cultura…”, son algunos de los comentarios realizados por los encuestados en este contexto.

Rodríguez y el segundo firmante del estudio, Pablo Díaz Rodríguez, coordinador del Área de Antropología Social de la ULL, plantean la hipótesis de que esta permuta hacia una valoración más negativa del turismo en Tenerife podría estar relacionada con la influencia de los ERTE, que salvaron el empleo de decenas de miles de trabajadores, la ausencia de turistas para visitar entornos que normalmente se evitan, como ciertas playas y zonas naturales, la revelación de observar por primera vez enclaves turísticos vacíos o el simple hecho de haberse sentido más cómodos en entornos habituales.

El sondeo también pregunta a los entrevistados cuáles fueron los principales cambios percibidos durante el tiempo en que duró el cero turístico. El 50,3% asegura que era más fácil encontrar aparcamiento, el 47,4% admite que sintió mayor interés por visitar espacios naturales, el 41,1% reconoce que visitó playas a las que no iba normalmente y el 31,1% declara que se sentía más cómodo en bares y restaurantes. Otras respuestas similares ahondan en esta línea.

Para Rodríguez, la encuesta sugiere que “hay un riesgo de que la irritación [hacia el turismo en Canarias] sea mayor y se desarrolle”, porque, agrega, “hay vectores que apuntan hacia eso”. Este mismo verano, hubo manifestaciones en las islas capitalinas en favor de una moratoria turística, ecotasa y ley de residencia con activistas increpando a visitantes extranjeros al grito de tourist, go home (turista, vete a tu casa) en una expresión catalogada de “turismofobia” por parte de la patronal y algunos partidos turísticos.

La encuesta revela que muchos tinerfeños consideran “nada importante” la aportación que hace el turismo en diferentes ámbitos: la calidad de vida de la población local (el 50,46% así lo cree), la conservación del medio ambiente (70,76%) o la cualidad del espacio público (53,67%). En cambio, sí opinan que la contribución de la industria turística es “muy importante” en las experiencias de los propios turistas (51,66%) y la economía (36.71%). El cuestionario parece indicar, además, que los residentes en zonas turísticas son los que más intensamente han confrontado sus percepciones y actitudes hacia la citada actividad; mientras que aquellos que declararon percibir ingresos del sector tienden, en general, a tener una visión más favorable de la industria. Lo que sí genera consenso entre la mayoría de los encuestados (68,8%) es que ahora son más conscientes de la presencia de visitantes extranjeros que antes.

Rodríguez considera que el Gobierno canario debería financiar un sondeo “más profundo” e intentar elaborar un diagnóstico en este sentido para que “el negocio turístico se adapte a las necesidades de la población local y mejore las condiciones de vida”. “Creo que hacerlo es un incentivo para que, desde la planificación, política y empresarial, tengamos un sistema más justo y sostenible”, razona.

En plena borrachera de visitantes e ingresos del motor económico de Canarias, los resultados del sondeo de los investigadores de la ULL desprenden “la demanda de estrategias de decrecimiento, acompañadas de medidas de apoyo al despliegue de otros sectores productivos” porque, tal y como indican, “una mayoría no considera que el turismo [tal y como está planteado en estos momentos] genere contribuciones significativamente importantes a la calidad de vida de la población local y llama la atención sobre los impactos negativos de esta actividad”. 

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