Valverde; la ‘ciudad’ tímida de la isla de El Hierro
Valverde es una ciudad diferente. Desparramada por los cerros a más de 570 metros de altitud sobre el nivel del mar, la pequeña población herreña es la única de las siete capitales canarias que no está abierta al mar. Es más, Valverde, como casi el resto de la isla, vive de espaldas al Atlántico, un océano que se ve lejano desde las colinas donde se desparraman las casas que forman esta coqueta y recogida capital. Con apenas 1.600 habitantes, también es una localidad diminuta articulada en torno a tres núcleos de población.
El centro, conocido popularmente como la calle, se extiende entre la carretera general (Avenida Dacio Armas) y la calle de la Constitución. En esta zona se encuentran los edificios administrativos, los comercios, bancos y la mayoría de los servicios de la ciudad. Para buscar el tipismo de las veredillas empinadas y las casas tradicionales hay que subir hasta el barrio de Tesine Alto o bajar las calles que llevan a El Cabo. Entre las tres zonas apenas median un par de centenares de metros. Eso sí, muy hacia arriba o muy hacia abajo.
Olivia Stone, una de esas señoras inglesas viajeras empedernidas del XIX describió la villa de esta manera: “Mientras esperábamos la llegada de nuestras dos mulas y de un caballo para salir hacia El Pinar, nos dimos cuenta de la existencia de una iglesia de aspecto curioso por debajo de la casa del sacerdote. Tiene una torre baja, con una cúpula como la de una mezquita, con los lados pintados con franjas de azul vivido y rojo ladrillo. Un balcón de madera circunda la torre bajo un reloj. Más allá y a su alrededor se encuentra la ciudad de Valverde, ceñida por un semicírculo de montañas con casas que suben y bajan por ellas”.
La Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción (Tel: (+34) 922 550 127) actúa como elemento articulador de esta trama urbana que, más allá de las vías que forman el barrio de ‘La Calle’, está dominada por la dispersión de casas que alternan con bancales de cultivo. Construida a medio caballo entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX (su fábrica se inició en 1767 y culminó en 1820), la parroquia matriz de Valverde es el edificio más destacado de la Isla de El Hierro. Aunque su estructura es barroca, se trata de un edificio que muestra a las claras la influencia del Neoclacisismo. Es un templo sencillo de paredes de mampuesto y cal y techumbre de madera con cubierta de tejas en el que destaca su campanario de apariencia morisca, una de las señas de identidad más reconocibles de la isla. Ya en el interior, destacan su artesonado mudéjar y el Cristo de la columna, escultura genovesa del siglo XVIII que es una de las máximas expresiones de la talla barroca en Canarias.
El barrio de El Cabo se arremolina en torno a la pequeña Ermita de Santiago (Dirección: C/ La Lajita sn), a apenas 850 metros a pie de la puerta de La Concepción. Menos de un kilómetro que dan para pasar de casi un extremo de la pequeña ciudad a la otra. Paseo de apenas 10 minutos entre casas de sencilla arquitectura popular y terrazas de cultivo. A medio camino se encuentra el horno de Adrián Pérez e Hijas (Dirección: C/ 22 de Febrero, 2; Tel: (+34) 922 552 026), para Viajar Ahora, la mejor fábrica de quesadillas de la isla y el mejor lugar para conocer, de la mano de la familia Pérez (que atienden de maravilla a los curiosos) como se elaboran estos pequeño manjares típicos de la gastronomía local.
Dirección: C/. 22 de febrero, nº 2,
38900, Valverde, El Hierro, Islas Canarias.
Teléfono: 922 55 02 27 - See more at: http://www.larutadelbuenyantar.com/quesadillas.html#sthash.jCThB3cE.dpuf
C/. 22 de febrero, nº 2,
38900, Valverde, El Hierro, Islas Canarias.
Teléfono: 922 55 02 27 - See more at: http://www.larutadelbuenyantar.com/quesadillas.html#sthash.jCThB3cE.dpuf, para nosotros, el mejor lugar de la capital herreña para
Y en sentido contrario, median aún menos metros entre el centro urbano y el pintoresco Tesine Alto, enclave rural a dos pasos de ‘La Calle’ en el que se pueden encontrar excelentes ejemplos de casonas tradicionales.Un lugar que, si volvemos a Olivia Stone no eran más de “cuatro casas juntas” a finales del siglo XIX. Como la que alberga el Centro Etnográfico Casa de Las Quinteras (Dirección: C/ Armas Martel sn; Tel: (+34) 922 552 026; Horario: LV 9.00 – 14.00 SDyF 9.00 – 13.00), un interesante museo de etnografía y folcklore que bucea en las tradiciones herreñas. Destacan sus fondos etnográficos y de artesanía entre los que destaca la colección etnográfica de Ángeles Fernández Quintero, que cuenta con artesanía en lana, madera, cerámica y mimbre integran esta importante. También destacan las colecciones de indumentaria tradicional y un telar. Este museo es una buena forma de aproximarse a los modos de vida tradicionales que hasta no hace mucho imperaban en la isla.
Un paseo por las medianías
A espaldas de Valverde reverdecen las laderas. El Paisaje Protegido de Ventejís ocupa la parte alta del macizo nororiental de la isla y sus más de 1.100 hectáreas son uno de los reductos principales de la Laurisilva herreña y una importante zona agrícola donde se encuentran algunos de los ejemplos más notables del ingenio de los antiguos herreños (ver reportaje: Diez lugares de El Hierro). La carretera HI-1 rodea este importante enclave natural por su flanco sur atravesando pequeños pueblos agrícolas como Tiñor y San Andrés. De esta última población parte la HI-10 que se mete de lleno en Ventejís y sirve de acceso al Parque Arqueológico del Garoé (Acceso: Carretera de Los Lomos (Desde HI-10); Tel: (+34) 922 555 072; Horario: M-S 10.30 – 17.30 D 11.00 – 14.00).
Los bimbaches (antiguos pobladores de la isla) aprovecharon la orografía del lugar y la capacidad de la vegetación local para atrapar la humedad de las nubes para crear un complejo sistema de albercas y canales que fueron una de las principales reservas de agua de la isla. El Garoé, el árbol que llora, era un enorme tilo que ocupaba el lugar central de esta ingeniosa esponja que fue derribado por una tormenta a principios del siglo XVII. La visita al propio ‘Garoé’ (un ejemplar joven plantado en 1957) se completa con un completo centro de interpretación que ayuda a comprender el funcionamiento del lugar y a los antiguos pobladores de la isla.
En la fachada norte, el pequeño pueblo de Guarazoca se asoma al abismo en las inmediaciones de la Ermita de la Virgen de la Peña (Acceso Camino de Medina). El terreno, aquí, se desploma hacia la costa en ese enorme boquete que es El Golfo. Muy cerca el ingenio del artista lanzaroteño César Manrique nos regaló el Mirador de La Peña (Acceso: HI-10 (Guarazoca); Tel: (+34) 922 550 300; Horario: L-D 10.30 – 22.30; E-mail: rest-mirador@el-meridiano.com), una atalaya sobre El Golfo que alberga uno de los mejores restaurantes de la isla. Manrique, profundo conocedor de las raíces de la cultura canaria, supo diseñar un espacio que, a la par de reinterpretar los códigos de la arquitectura tradicional, es un alarde de modernidad. La vuelta hacia Valverde se hace a través de la HI-10 que, esta vez, rodea las lomadas de Ventejís por su lado norte. El viajero puede hacer paradas en pequeños pueblos como Erese o El Mocanal, que presume de contar con la Ermita de San Pedro (siglo XVII), uno de los mejores ejemplos de arquitectura religiosa canaria de la isla. Sus artesonados mudéjares son de los mejores de El Hierro. Otro lugar que bien merece una visita es el pago de Echedo, famoso por sus viñas y su arquitectura tradicional.
Una mirada a la costa
Las playas de El Hierro son un fiel reflejo de la isla. Espacios costeros pequeños condicionados por una geografía dominada por los roquedos que caen a pico desde las alturas. No es una casualidad que Valverde se haya construido en las alturas. La costa cercana a la capital también cuenta con un par de estos rincones especiales. La Caleta (Acceso por HI-) se encuentra muy cerca del Aeropuerto herreño. Esta zona de baño oferta grandes piscinas de agua salada y escaleras de acceso al mar. Su punto fuerte es la cercanía con Valverde, capital de la isla, y los servicios del pequeño pueblo de La Caleta dónde, también, hay una modesta oferta alojativa y algunos restaurantes. Pero la particularidad de este lugar, y que bien merece una visita, es que junto a las piscinas se puede ver uno de los numerosos yacimientos arqueológicos con grabados rupestres que se reparten por toda la isla. Se trata de varios paneles escritos en caracteres líbico-bereber, la lengua de los antiguos pobladores canarios.
Al otro lado del Aeropuerto se encuentra el pequeño pueblo de El Tamaduste (Acceso por HI-20). Esta Bahía perfecta a pocos kilómetros de Valverde es una de las zonas de ´playa’ más frecuentadas por la población local. Aguas tranquilas, un escenario idílico (mejorado con solariums, escaleras de acceso al agua y trampolines) y algunos de los mejores restaurantes de pescado fresco de la isla se localizan en este pequeño pueblo de pescadores que, hoy, alberga una modesta infraestructura turística. Ideal para darse un chapuzón y olvidarse de todo. Ya en la costa norte se encuentra el Pozo de las Calcosas (Acceso: carretera Juan Moreno desde HI-150 –Echedo-). Antiguo poblado de pescadores junto a una de las piscinas naturales más bellas de la isla. Una de las particularidades de este asentamiento es que se ha respetado la arquitectura tradicional de la zona. Casitas de piedra con techo de paja (colmo de centeno) culminan un trozo de costa mágico formado por las coladas de antiguas erupciones volcánicas. Es uno de los rincones costeros más hermosos de Canarias. Muy cerca se encuentran las piscinas del Charco Manso (acceso desde Echedo).