Sentados en la playa de Stone Town vemos pasar los viejos dhows de pesca (barcos tradicionales de origen árabe) que se mueven ágilmente aprovechando hasta la mínima brisa de aire. Este es el mejor lugar de la isla para terminar el día. El sol se pone tras un mar plácido que refleja los destellos rojizos de los estertores del día. Es una vista idílica. A nuestras espaldas la actividad que precede el estallido de la noche empieza a bullir poniendo de manifiesto el peso del turismo en la isla. Omnipresente. Pero esto no siempre fue el paraíso. Zanzíbar fue uno de los apostaderos comerciales más importantes de la costa este de África. Un puesto de avanzada de comerciantes persas que llegaron hasta aquí con intenciones más bien siniestras. ‘Zengi Bar’; la costa de los negros. Este es el origen del nombre de un trozo de tierra que para millones de personas suponía el último contacto con África antes de partir a destinos lejanos para pasar el resto de sus días sumidas en la esclavitud. El lado siniestro del paraíso. Pero también la causa de esta pequeña maravilla que es la isla y su peculiar forma de entender el mundo.
La cultura Swahili (o suajili) es el resultado de esa red de contactos que se extendió por gran parte del litoral este africano. La palabra deriva del árabe ‘sawÄḥil’ que significa costas. Ojo. No costa. Costas. En plural. Porque hablamos de una red cultural con múltiples aspectos y que abarca una gran cantidad de superficie: y Zanzíbar fue uno de los ejes fundamentales de esas relaciones de comercio que cristalizó en la creación de un sultanato independiente tras siglos de dominación persa, omaní y hasta portuguesa. Después llegaron los ingleses y tras un breve periodo de dominación colonial la isla se integró en Tanzania con un régimen de autonomía. Todas y cada una de las banderas que ondearon en la isla dejaron algo de sí en forma de costumbres, viejos edificios, palabras… Y eso dio como resultado un polo de multiculturalidad difícil de ver por estas costas.
Los secretos de la Ciudad de Piedra.- La historia de Stone Town está íntimamente ligada a ese listado de conquistadores que se sucedieron a lo largo de los siglos. Si nos vamos al origen mismo de la ciudad hay que acercarse a su razón de ser: el Mercado de Esclavos (Tharia Street). El edificio que servía de ‘almacén’ de personas esclavizadas se ha convertido en un pequeño museo que recuerda aquellos trágicos años del comercio de seres humanos. Justo enfrente de este lugar está la Catedral Anglicana (Mkunazini Street) y que ambos monumentos estén frente a frente no deja de ser un símbolo de la historia de la isla. Cuando los ingleses tomaron la isla (1876) prohibieron un mercado que suponía el secuestro de unas 50.000 personas al año. Otra consecuencia de la dominación inglesa fue la llegada de miles de emigrantes desde La India.
Stone Town es una de las medinas más bonitas de África. Estamos hablando de una ciudad de porte monumental que forma parte del listado del Patrimonio Mundial de la Unesco por su arquitectura, su urbanismo y la historia que atesora. Estamos ante uno de esos típicos laberintos islámicos en las que abunda la esquina imposible como seña de identidad de ese urbanismo desquiciado (pero hermoso) de las ciudades históricas musulmanas. En este sinsentido de callejuelas se van descubriendo los tesoros de la ciudad: algunos grandes, como los Baños Persas o la Mezquita de Nai Masjid (ambas en Hamammi Street). Otros son detalles como las preciosas puertas y ventanas de madera que indicaban el estatus social de los propietarios de las casas (y una de las mejores se encuentra en la conocida como Tippu Tip's House –Shangani Street-). Lo mejor de las medinas es que invitan a perderse y vagar sin rumbo.
La lista con los imprescindibles de Stone Town se completa con el Fuerte Antiguo (Mizingani Road) una de las muchas herencias que dejaron los casi tres siglos de dominación portuguesa sobre la isla (aunque con muchísimos añadidos posteriores), la Casa de las Maravillas (Sokoku Street), palacio del segundo sultán de Zanzíbar y hoy sede del museo de historia de la isla y de la costa suahili, el Palacio de Beit al-Sahel (Mizingani Road), otro de los hasta seis palacios que los sultanes de Zanzíbar tuvieron en la ciudad –hoy alberga un museo de historia- y la Catedral de San José (Cathedral Street), un soberbio templo construido a finales del XIX por misioneros franceses en la típica piedra coralina de la ciudad. Otro indispensable de esta zona es el Templo hindú de Shiv Shakti (Hurumzi Street), un precioso edificio que pone de manifiesto la importancia que la comunidad hindú tuvo en la isla durante el periodo de colonización británica. La mayoría de la población india huyó del país tras la Revolución de Zanzíbar de 1964 que derrocó al último sultán árabe e instituyó un gobierno africanista. Entre los emigrados, principalmente a Inglaterra, estaba la familia de un tal Farrokh Bulsara que apenas era un recién nacido cuando abandonó la isla.
El Museo Freddie Mercury (Kenyatta Road, 57).- Cuando la familia Bulsara abandonó la ciudad de Stone Town el que se convertiría en mito musical universal era un bebé. Pero Zanzíbar reivindica la figura del genio de Queen a través de este museo que cuenta con la colaboración del grupo musical y de la familia de Mercury. Aquí puedes ver fotografías oficiales y objetos relacionados con la vida y obra de uno de los músicos populares más importantes del siglo XX.
Si nos vamos a la zona norte del casco histórico nos encontramos con la Mezquita de Said Muhoud (Jamatini Road), que es la más grande de toda la ciudad, el Viejo Dispensario u Hospital Ithnashiri (Malindi Road), un precioso edificio de estilo indio que se construyó a finales del XIX como dispensario para personas sin recursos (hoy alberga un museo) y la preciosa Mezquita Malindi o de wa Balnara (Malindi Road), un edificio del siglo XV que hoy en día es el edificio más antiguo que se conserva en toda la ciudad –su minarete es divino-. Pero como sucede en todas las ciudades musulmanas, la potencia monumental de Stone Town va más allá de estos grandes edificios y se apoya en los detalles que se descubren a cada paso.
El Mercado de Darajani Bazaar (Darajani Street).- Caótico, bullicioso, colorido, maravilloso… La práctica totalidad de Stone Town es un mercado a cielo abierto con tiendas de todo tipo, pero en el Bazaar se concentra el mayor mercado de abastos de la ciudad. Aquí puedes encontrar pescados, carnes, frutas, verduras y espectaculares puestos de especias que recuerdan el mismo origen de la ciudad como centro de comercio del Índico.
Un paseo por la costa de Stone Town.- Ya te habrás acercado a la costa en tu visita a lugares como la Casa de Las Maravillas o el Viejo Dispensario. Pero el paseo que va desde State House (antigua casa de gobierno de la isla) y el Mercado de Pescado de Mabule (Mazizini Kilimani) es un destino en sí mismo con mucho que ver y hacer con sus propios horarios. A Mabule, por ejemplo, hay que ir bien temprano por la mañana para ver como se vende la pesca fresca de la jornada –de paso visita la humilde Mezquita Bwawani –un palafito de madera- y el Puerto de los Pescadores lleno de barcas tradicionales (los dhows árabes adaptados a la navegación de bajura). Y el atardecer es el momento de acercarse a las inmediaciones de Mizingani Road para ver las evoluciones de los saltadores de Sunset jump spot (People’s Place) que se lanzan al agua realizando piruetas. Y al caer la noche está buenísimo darse un paseo por el Mercado Nocturno de Comida Callejera de People’s Place.
Conocer los viejos harems de Zanzíbar (Hurumzi Street, 236).- La historia de la Princesa Salme es una de las más interesantes del siglo XIX. Esta mujer nació a mediados de siglo y era hija del sultán de Omán y Zanzíbar, Seyyid Said, y una esclava cristiana que fue vendida con apenas siete años al sultán. Salme huyó de Zanzíbar, se convirtió al cristianismo y se casó con un comerciante alemán. Su libro autobiográfico ‘Memorias de una princesa de Zanzíbar: La vida en un harén del siglo XIX’ no sólo es un valiosísimo testimonio histórico sino la primera autobiografía escrita por una mujer árabe. El Museo de la Princesa Salme recorre la vida de esta mujer y explica cómo eran los harems de la isla.
Una excursión hasta la Isla de Changuu.- Las barcas que te llevan hasta Changuu salen de las inmediaciones del Fuerte Antiguo y el precio del viaje ronda los 15 euros ida y vuelta (la entrada a la isla es de unos cuatro euros). Changuu también es conocida como la Isla Prisión, ya que aquí se mandaba a los esclavos díscolos y a los delincuentes. ¿Merece la pena hacer el viaje? Aquí vas a encontrar el edificio histórico de la prisión, un santuario de tortugas terrestres traídas desde las Islas Seychelles y un arrecife de coral ideal para hacer esnórquel en un verdadero playazo paradisiaco. Otra excursión clásica desde Stone Town es ir a bucear al arrecife de Nakupenda Beach. Hay tours privados que incluyen los dos lugares en la misma excursión (los precios rondan los 80 euros por persona).
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