Las dos caras de una misma moneda: el barrio histórico y señorial (aunque muy venido a menos) y la quintaesencia de lo popular. Este segundo paseo por Buenos Aires lo dedicamos a dos barrios con muchísima personalidad que conforman el origen mismo de la ciudad en sus dos momentos fundacionales más allá de conquistas, cambios políticos o quítame esa bandera para poner otra: los dos asentamientos de la ciudad por los españoles en 1536 y 1580 y la creación de la Argentina moderna al compás de la inmigración masiva de europeos a finales del siglo XIX y principios del XX. En San Telmo nos vamos a encontrar algunas huellas de los primeros siglos de existencia de la capital; y en La Boca el legado de los millones de desheredados que llegaron al país en busca de una vida digna desde Europa. Pero antes de empezar una advertencia. Una vez en La Boca no hay que salir de las calles que te decimos. Lamentablemente, el barrio es muy peligroso más allá de las zonas más turísticas que suelen estar vigiladas por la policía. Buenos Aires es una de las capitales más seguras de América, pero hay zonas en las que no hay que entrar para evitar problemas. Y La Boca es uno de los puntos más calientes de la ciudad.
Defensa arriba, Defensa abajo; la espina dorsal de San Telmo.- Cruza la Avenida Belgrano y busca Defensa. No te metas en el barrio por otro lado y espera a llegar a Defensa. La razón de este empeño es pasar por la Basílica Nuestra Señora del Rosario (Defensa, 422), otro de los pocos templos porteños de antes de la independencia. Esta iglesia es especial por varios motivos: el primero es que es del siglo XVIII y es de las más antiguas y bonitas; pero también jugó un papel importante en las invasiones inglesas de principios del XIX. Aquí se guardan varias banderas ganadas por las tropas españolas a las anglosajonas y también banderas realistas de la guerra de independencia. Aquí se encuentra el mausoleo del General Belgrano, otro de los héroes de la nación. Otro punto importante de esta historia está a apenas unos metros. En la Casa del Virrey Liniers (Venezuela, 496) se firmó la rendición inglesa y es de las pocas viviendas de antes de la independencia que quedan íntegras en la ciudad.
La Calle Defensa es la espina dorsal de San Telmo. Aquí o a pocas cuadras se encuentra la mayoría de los lugares de interés del barrio. Algunos son de carácter histórico como El Zanjón de Granados (Defensa, 755), un complejo de túneles del siglo XVII que datan de los primeros tiempos de la ciudad, o la llamada Casa Mínima (San Lorenzo, 380), una vivienda de fachada escasísima que data del siglo XVIII. Otros son sentimentales como las figuras de Mafalda, Susanita y Manolito (Defensa, 700) que adornan la esquina de la que fue vivienda de Quino. Otro punto de referencia del Barrio es la Plaza Dorrego. En torno a este lugar encuentras algunas cosas muy interesantes para ver como el Mercado de San Telmo (Defensa, 957), la Parroquia de San Pedro González Telmo (Humberto Primo, 340), el patio de la Casa Ezeiza (Defensa, 1179) o la preciosa Iglesia ‘Dinamarquesa’ –sic- (Av. Carlos Calvo 257). Defensa los domingos; Defensa entre semana.- Visitar San Telmo de lunes a sábado es meterse en un lugar mucho más tranquilo que el resto de la ciudad, pero lo que mola es verla bullir los domingos, cuando se instala en la calle un mercadillo multitudinario donde casi puedes comprar de todo.
El entorno del Parque Lezama.- San Telmo culmina en el precioso parque Lezama. Este es uno de los rincones que más nos gustan de la ciudad por varios motivos. El primero es que por aquí dimos nuestro primer paseo nada más llegar a Buenos Aires. Aquí fue donde empezamos a descubrir la ciudad. Pero es que, además, hay varios puntos de interés. El más exótico es la Iglesia Ortodoxa de la Santísima Trinidad (Av. Brasil 315) un curioso templo de la comunidad rusa con sus colores chillones, sus cúpulas bulbosas y sus iconos –es digno de verse-. Ya en pleno parque se encuentra el Museo Histórico Nacional (Defensa, 1600) instalado en un palacete de gran valor arquitectónico. En cuanto a las colecciones… Más de lo mismo. Revolución e Independencia (parece que no hay más historia que esa; hay que borrarlo todo).
Por Almirante Brown en busca de Caminito.- La Boca es otra cosa. Es mucho más que un barrio de Buenos Aires. Tiene identidad propia. Para los foráneos, la mejor manera de penetrar en este mundo aparte es por la Avenida Almirante Brown y seguir sin salirse de la vía hasta la ribera del Riachuelo (para evitar problemas). Afortunadamente las cosas han mejorado mucho en los últimos años y el que fuera puerto de la ciudad durante siglos está mucho menos sucio que antes. Admira el Transbordador de El Riachuelo, una pasarela móvil sostenida por un soberbio puente de hierro forjado, antes de ir descubriendo todo lo que ofrece esta pequeña porción de barrio que puedes visitar sin problemas. Aquí hay varios museos y centros de arte, pero si sólo puedes elegir uno te recomendamos el Museo Benito Quinquela Martín (Don Pedro de Mendoza, 1835), un centro que recoge la obra pictórica de este artista que supo retratar como nadie el ambiente portuario de aquella Buenos Aires de la emigración.
Aquí puedes encontrar otros centros culturales y artísticos de vanguardia como el Proa (Don Pedro de Mendoza, 1929) o la más lejana pero divina Usina del Arte (Agustín R. Caffarena 1) –ir en taxi porque se han producido asaltos violentos en la zona-, pero la masa de viajeros y viajeras que llegan hasta aquí vienen buscando dos cosas: la primera es Caminito, un conjunto de calles con edificios multicolores que recuerdan a los conventillos de emigrantes y la segunda es la casa de Boca Juniors, el gran referente del barrio. Para llegar a la cancha de Boca no salgas de la calle Dr. del Valle Ibarlucea para evitar problemas. Aquí puedes visitar el Museo de la Pasión Boquense (Brandsen, 805). Nunca entramos nunca a la Bombonera así que no te podemos decir que tal es el museo ni la experiencia de ver un partido de Boca Juniors. Salir de La Boca en colectivo.- La mejor opción es la línea 152 que recorre todo el bajo porteño conectando el barrio con la zona de Plaza de Mayo (por Avenida Colón), Retiro y Palermo (por Santa Fe).
COMER EN SAN TELMO Y LA BOCA
Rioja o las mejores frituras de Buenos Aires (Av. Belgrano, 952).- Uno de nuestros ‘españoles’ preferidos de toda la ciudad. Brutales las frituras de pecado y los huevos estrellados. Carta un tanto corta pero con una calidad que se sale de los estándares locales para presupuestos medios.
El Federal, nuestro favorito porteño (Av. Carlos Calvo, 599).- Le tenemos mucho cariño a este bar notable. La carta es similar a la de otros bares análogos, pero aquí nos gusta pedir esas milanesas con puré de papas que quitan el sentido. Para nosotros, aquí se come el mejor flan mixto de toda la capital.
El Desnivel (Defensa, 855).- Parrilla clásica aunque algo subidita de presupuesto por su situación en plena calle Defensa. Buenas carnes con una más que aceptable relación calidad-precio. Buenas achuras para acompañar una buena pieza de novillo de primera calidad (chinchulines, morcillas, riñones…).
El Obrero (Agustín R. Caffarena, 64). Un clásico en La Boca justo al lado de la Usina del Arte. Uno de los bodegones más carismáticos de toda la ciudad. Dicen que aquí se come la mejor tortilla española de todo Buenos Aires. Y la verdad es que está muy buena. Carta típica de bodegón con algunas especialidades como el Salmón al ajillo, el Matahambre a la pizza o las Rabas (calamares fritos).
Il Matterello (Martín Rodríguez, 517). El restaurante italiano por antonomasia de todo Buenos Aires. Aquí puedes comer las mejores pastas de toda la capital sin dejarte un riñón en la cuenta. Es una de nuestras opciones recurrentes en la ciudad. Impresionantes las entradas tanas (italianas) para abrir boca antes de pastas caseras de auténtico infarto (ravioles divinos). Si eres de River no lo digas, por si las moscas.
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