De Cienfuegos a Playa Girón: franceses y yankees en la costa sur de Cuba

Un viejo coche de los años 50 en la Plaza José Martí de Cienfuegos.

Viajar Ahora

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Todo en Cuba está rodeado de una mística especial. Más allá de los desconchones, de lo mucho que falta y de que más allá de La Habana, La Güira o Varadero el país aún siga siendo un tanto hostil (no por la gente sino por las condiciones en la que uno se mueve) para el viajero. Viajar a Cuba por cuenta propia suele poner a prueba las destrezas del trotamundos de una manera especial. Pero por más contras que uno le ponga al asunto aparecen diez pros. Y ahí está esa mística de la que te hablábamos con anterioridad. Llegar hasta Cienfuegos desde La Habana en transporte público, por ejemplo, demanda cierta dosis de paciencia. El Autobús de Omnibus Nacionales sale dos veces al día de la capital desde la Terminal Nacional (Avenida de la Independencia), tarda unas cinco horas (si las cosas van como deben) y cuesta unos tres euros. La otra opción por carretera (también desde la Terminal Nacional de La Habana) es la empresa Vía Azul que hace una sola conexión a las 15.25 en vehículos mucho más cómodos que la empresa estatal (el viaje dura unas seis horas –hace tres paradas- y con un costo de 16 euros). Y la tercera opción es el tren y demanda un largo viaje de cinco horas hasta Santa Clara y otro de poco más de una hora en otro tren que sale dos veces a la semana. Eso sí, por poco más de un euro llegas a destino. Pero Cuba lo compensa. Siempre.

Que ver en Cienfuegos.- La ciudad es una de las grandes maravillas históricas de la isla. No tiene el pedigrí de las viejas ciudades coloniales (como la cercana Trinidad o Santa Clara) pero su singularidad la hace única. Cienfuegos se fundó a principios del siglo XIX por orden de la Corona española. Había que poblar la costa sur de la isla y para ello se trajeron varias familias desde la Luisiana (por aquel entonces en poder de los franceses). Por aquel entonces, la presencia española se concentraba en torno al Castillo de Jagua (acceso en transbordador desde el Muelle de La Patana), una fortificación del siglo XVIII que guardaba e acceso a una de las mejores bahías de toda la isla, y a haciendas desperdigadas por la zona. Así que Cienfuegos (Villa Fernandina de Jagua hasta 1829) heredó un ‘cierto’ aire francés que se deja sentir en sus fachadas neoclásicas y en las cúpulas de iglesias y palacetes. Así que aún con ese sabor colonial, la ciudad es ‘diferente’ y única. Y por eso es Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Los colonos prosperaron. Como puerto de salida de la riquísima producción agrícola de la zona central de la isla (tabaco, azúcar, ron…) Cienfuegos vivió una pronta edad de oro que se reflejó en sus calles y plazas trazadas ‘a la europea’ olvidando las estrecheces de la ciudad colonial clásica. Aquí hay grandes avenidas, calles anchas, parques y un boulevard enorme que atraviesa toda la población (el Paseo del Prado). El eje de la población es el Parque José Martí que funciona, a la vez, como antigua Plaza de Armas (desde la que se ordena toda la ciudad), pulmón verde y sala de internet al aire libre. Aquí se apelotonan los grandes edificios de la población: El Teatro Tomás Terry; el Instituto 5 de septiembre; la Catedral de la Purísima Concepción; la sede del Gobierno Provincial y el magnífico Palacio Ferrer que aloja la sede del Museo de Bellas Artes de la localidad. En este espacio urbano porticado mandan los gustos europeos del siglo XIX y principios del XX. Columnas de estilo clásico, las cúpulas tipo Haussmann y las curvas modernistas. Nada que ver con la herencia española tan presente en vecinas cercanas como Santa Clara o la magnífica Trinidad (la ciudad que más nos gusta de toda Cuba con permiso de La Habana).

En torno al Parque José Martí hay que ver varios lugares: el más cercano es el Mercado Municipal (Clouet, 29) un abasto lindo de ver por fuera y muy animado por dentro. Otro imprescindible es el Paseo del Prado, la calle más larga de la localidad y, también una de las más bonitas desde el punto de vista arquitectónico (no tiene la monumentalidad de José Martí pero siete una continuidad muy pintoresca). Anda a ver el monumento que rememora la figura del cantautor Benny Moré (que nació en un pueblo de la provincia de Cienfuegos –Las Lajas-) y date un salto para visitar la Librería La Fernandina (Prado y 42), una de las más famosas de la isla. El Bulevar de Santa Isabel.- Esta calle parte desde la esquina suroriental del Parque José Martí y llega hasta el antiguo Muelle Real, puerto histórico de la villa con el Edificio de la Aduana (D'Clouet y La Mar) como referente histórico y monumental más importante. El bulevar es otro espacio muy bien conservado de arquitectura histórica y también ejerce de galería comercial de la ciudad. Más allá del Muelle de La Patana (donde salen los barcos que llevan hasta el Castillo de Jagua) hay un par de playitas interesantes en una zona de barrios populares. Aquí uno ve lo que podría ser Cuba con un mínimo de mantenimiento e inversión en recuperación urbana. Volvería a ser la Perla del Caribe muy por encima de los otros países del entorno.

El Malecón y La Punta.- El Paseo del Prado se encuentra con la Bahía de Cien Fuegos a través de un pequeño Malecón que conduce hacia La Punta. Aquí hay que ver varios lugares. La Laguna del Cura es un pequeño estero ocupado por casas de pescadores y barcas. Aquí también están las mejores de las pequeñas playas que dan a la bahía (Playa de la Laguna del Cura y Playa Alegre). El otro gran sitio que ver es el Palacio de Valle (Avenida 0 y El Prado), uno de esos palacetes extraordinarios que se construyeron gracias al mercado de la Azúcar. Sólo hay que caminar un par de minutos más para llegar a La Punta y a su templete mirador sobre toda la bahía cienfueguina.

Otros lugares que ver en la Bahía de Cienfuegos.- Ya te hablamos al inicio de esta guía del Castillo de Jagua. Esta fortaleza del siglo XVIII servía para guardar la entrada a la Bahía de Cienfuegos y cortar una línea de aprovisionamiento de agua habitual a corsarios y flotas enemigas. La fortaleza está perfectamente conservada y es una de las más bonitas de ver de todo el antiguo Caribe español. En torno al castillo hay un pequeño pueblo de pescadores y un poco más allá un horrible barrio de inspiración soviética llamado Ciudad Nuclear debido a la cercanía de una central. Desde aquí parte un sendero que se adentra en un denso bosque costero y que culmina en varias lagunas de aguas de mar (Lagos Azules). La otra excursión ‘urbana’ desde Cienfuegos es llegar hasta la Playa de Rancho Luna (un playazo) y aprovechar el camino para hacer una parada en la Laguna de Guanaroca donde hay una comunidad de flamencos bastante importante.

Ir hasta Playa Girón.- Cuando estuvimos por aquí la idea de ir hasta Playa Girón era una simple curiosidad histórica. Queríamos ver el lugar donde se produjo el intento de invasión de Bahía Cochinos (20 de abril de 1961). Pero nos encontramos con un trozo de costa bellísima con unos valores naturales impresionantes que serían un punto culminante viajero en cualquier país del mundo. Desde la mismísima Playa Girón salen las excursiones en bote que se internan en los Cayos Blancos del Sur, un lugar de inmensa belleza natural en la que, por ejemplo, hay iguanas para parar un tren. El intento fallido de invasión está por todos lados: carteles, pintadas, monumentos, memoriales. Pero el más importante es el Museo de la Intervención (Playa Girón) donde puedes ver aviones, tanques, armas y propaganda (decirle información sería faltar a la verdad más allá de la veracidad de los acontecimientos que trata) sobre los hechos de 1961. Bahía Cochinos es un santuario de biodiversidad que culmina en Playa Larga, de las más bonitas que vimos en Cuba. Pero entre medias hay algunos lugares curiosos como la Cueva de los Peces o la Laguna de Las Nasas, antiguos tubos volcánicos inundados rodeados de vegetación. Esta es una de las partes más bonitas de toda la isla.

Fotos bajo Licencia CC: Brian Adamson; Stephen Colebourne; Lex Kravetski; Marika Bortolami

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