De Vancouver a Whitsler por la Sea-to-Sky Highway: por la carretera más bonita del mundo

La Columbia Británica es un lugar mágico a medio camino entre el mar y las cumbres de nieves perpetuas de las Montañas Rocosas canadienses. Un territorio cubierto de densos bosques y marcado por la omnipresencia del agua: desde los fiordos costeros a los lagos de montaña pasando por torrentes y ríos que forman espectaculares cascadas. La Sea-to-Sky Highway (Ruta BC-99) se la carretera que se encarga de internarse desde el litoral en esta región de picos que, apenas a unos kilómetros del mar, ya superan los 2.000 metros de altitud (como el Monte Garibaldi -2.678 msnm- o su vecino Tantalus -2.608-). La autopista parte desde la ciudad de Vancouver, capital del Pacífico canadiense, y se mete en el país buscando mitos montañeros como Banff National Park, Jasper o Glacier National Park, ya en plenas Rocosas. En un viaje largo por esta parte del país puedes ir saltando de parque nacional en parque nacional descubriendo lugares increíbles; pero si tu visita a la zona se limita a Vancouver o la Columbia Británica puedes dedicar dos jornadas a ir desde el Mar hasta el Cielo (Sea-to-Sky) por una ruta que según los grandes medios viajeros se cuenta entre las más bonitas del mundo. Apenas son 121 kilómetros hasta Whitsler (una hora y media) y las cosas que hay que ver y hacer son muchas.

Cruzar el Vancouver Harbour por Lion’s Gate Bridge.- Inicio de ruta en Stanley Park antes de salir de la ciudad. Desde Prospect Point tienes una vista brutal de la bahía y de Lion’s Gate Bridge antes de empezar a hacer kilómetros. En la otra orilla tienes Capilano River Regional Park (Capilano Road) una mancha de bosque nativo a las puertas de la ciudad (está rodeado de zonas residenciales). Este lugar es famoso por tener uno de los puentes colgantes más bonitos de Canadá y pasarelas que te permiten caminar entre las copas de los árboles. También puedes ver un pequeño centro histórico con tótems indios, reproducciones y objetos relacionados con el lugar.

El Fiordo de Howe Sound.- Tras pasar Lion’s Gate Bridge la Highway 99 se pega a las orillas del Fiordo de Howe Sound (el más septentrional de América del Norte). Desde aquí la ruta va dejando atrás Vancouver y metiéndose de lleno en la imponente naturaleza de la zona. Esta zona de West Vancouver está llena de bosques, pequeñas y grandes reservas marinas y lugares de interés natural e histórico. Las paradas clásicas antes de llegar hasta la pequeña ciudad de Squamish son el Museo Minero de Britannia Beach (Copper Road) –merece mucho la pena-, echarse un paseo hasta Parque Provincial Shannon Falls (una caída de agua espectacular de más de 300 metros de altura) y subir en el teleférico Sea to Sky Gondola (BC-99 –Squamish-) hasta The Squamish and Chief Viewpoint un mirador brutal. Aquí tenemos un par de senderos que se internan en el bosque para todos los gustos y niveles. Uno de los más sencillos es el de Shannon Basin Loop, que nos lleva hasta el río que alimenta las cascadas. Howe Sound culmina en la desembocadura de Squamish River, junto a la ciudad del mismo nombre (con esas aguas de color indescriptible que crea la conocida como ‘leche de glaciar’). Aquí se encuentra el Railway Museum of British Columbia (Government Road –Squamish-) con verdaderas joyas de la historia del ferrocarril en esta parte del mundo.

Subir hasta Garibaldi Lake.- Si tienes varios días para estar por aquí y buenas piernas puedes ascender por Rubble Creek Trailhead hasta las orillas de Garibaldi Lake, un precioso espejo de agua rodeado de bosques, picos escarpados y glaciares (Sphinx Glacier). El sendero tiene una longitud (sólo ida) de 8, 6 kilómetros y un desnivel de casi 600 metros. Así que no es cosa para piernas flojas (demanda unas tres horas por cada tramo). La recompensa es llegar hasta uno de los paisajes más brutales de la zona.

Llegando a Whitsler.- Antes de llegar hasta el centro de invierno de Whitsler hay que desviarte un poco de la ruta para visitar Brandywine Falls (BC-99), otra cascada alucinante en un entorno espectacular. Desde aquí parte el sendero Sea-to-Sky hasta  Whistler Bungee Bridge, otro de los múltiples puentes colgantes de la zona que, en este caso, es famoso en la zona por ser base de saltos de puenting. También antes de llegar a Whitsler puedes hacer una parada en Train Wreck Trail, un sencillo sendero de poco más de dos kilómetros que tiene como principal atractivo un par de vagones de mediados del siglo XX que se accidentaron y quedaron en medio del bosque. Y también cruzar el río Cheakakmus a través de un puente colgante que atraviesa un cañón muy lindo de ver. Y desde aquí hasta Whitsler hay apenas un par de kilómetros.

Esta ciudad de alta montaña no tiene gran cosa que ver más allá de un par de centros culturales como el Whitsler Museum (Main Street, 4333) –dedicado a la montaña- y el interesantísimo Squamish Lil'wat Cultural Center (Blackcomb Way) –sobre los pueblos indígenas del área-. Puedes hacer el Valley Trail que conecta varios lagos en un camino fácil que transcurre entre manchas de bosque y algunas urbanizaciones de chalets de lujo. Lo bueno de llegar hasta aquí es subir hasta los picos a través de las ‘góndolas’ –teleféricos- que suben desde la ciudad hasta las pistas de esquí y los picos más altos de la zona. Imprescindible hacer el Peak to Peak Gondola, un espectacular viaje entre las cimas de Blackcomb Mountain y Whitsler Mountain sobre el valle a cientos de metros de altura. El precio no es bajo (ronda los 90 eurazos por persona) pero merece mucho la pena. En Whitsler Mountain tienes varios senderos para hacer y lugares muy bonitos para ver incluyendo varios circos glaciares, lagunas y cresterías de gran belleza.

La cultura de los Squamish.- La ‘gente escamosa’ o Squamish son el pueblo que, al menos desde hace unos mil años, vive en esta parte de la Columbia Británica previamente a la llegada de los colonos ingleses. De los antiguos Squamish apenas quedan unos 3.000 individuos que se auto perciben como tales; muchos de ellos viven en reservas que se encuentran diseminadas por un amplio territorio de más de 300.000 kilómetros cuadrados y que coinciden más o menos con lugares centrales para su cultura. En Whitsler se encuentra el Squamish Lil'wat Cultural Center (Blackcomb Way), un museo dedicado a este pueblo originario que además ofrece la oportunidad de participar en actividades de inmersión cultural. Si te interesa profundizar acerca de este tema puedes echarle un vistazo al Museum of Anthropology de Vancouver (Marine Drive), que tiene interesantes colecciones indígenas.

Fotos bajo Licencia CC: Mark Peters; David Veksler; David Abercrombie; Luca Sartoni; GoToVan