Para acercarse a La Orotava es mejor, aunque parezca paradójico, empezar a verla desde lejos. Y aunque la Autopista TF-5 te permite plantarte en un pis plás desde cualquier parte de la isla, conviene subirse un rato a la sinuosa TF-21 para asomarse al Valle de La Orotava desde el Mirador de Humbold (Dirección: TF-21; Tel: (+34) 605 33 43 31), dónde aparte de unas impresionantes vistas sobre buena parte del norte de Tenerife uno se puede tomar un café; o uno de los excelentes vinos locales. Pero a lo que íbamos. Dice la tradición que desde este punto vio el insigne naturalista Alexander Von Humboldt (allá a finales del XVIII) el fastuoso Valle de La Orotava desde los rompientes y arenas negras del Puerto de La Cruz a las alturas del Teide . Las cosas han cambiado en los últimos doscientos y pico años, pero sigue manteniendo esa capacidad de impacto visual que alucina al que llega desprevenido. Está claro que hoy las urbanizaciones que pueblan el tercio bajo del Valle le quitan parte de su espectacularidad original, pero aún así es una de las vistas más bonitas de Canarias –no sólo de Tenerife-. Pues ahí en medio podemos ver a La Orotava; y aún desde la lejanía se advierten las torres, las cúpulas, los fogonazos color pastel de las fachadas y el omnipresente rojo de las tejas.
Y de cerca es aún más bonita; porque esta pequeña ciudad enclavada a media altura entre las espumas de las costas y los primeros arranques verticales del Teide ha sabido conservar casi intacta su esencia; un carácter señorial que difiere del carácter popular y recogido de otras poblaciones del norte tinerfeño; aquí la piedra se convirtió en palacios, iglesias fastuosas, grandes casas solariegas, plazas de entidad y jardines impresionantes que nada tienen que envidiar a los de las grandes ciudades del Archipiélago. Una ciudad de entidad que merece una parada detenida que nos permita echar pie a tierra y caminar un par de buenas horas de arriba abajo explorando con detenimiento los grandes edificios, plazas y jardines y, también, los humildes callejones y los detalles más pequeños. Como los de los preciosos molinos de agua de inicios del siglo XV que aún pueden verse en algunas partes de la ciudad.
Lo normal es que el paseo empiece en el entorno de la Plaza de La Constitución, puerta de entrada al casco histórico orotavense. Allí mismo se encuentra la Iglesia y Ex convento de San Agustín (Dirección: Plaza de la Constitución, 1), el primero de los grandes edificios de la ruta y un ejemplo paradigmático de esa manía tan canaria de mezclar estilos, técnicas arquitectónicas y gustos. Porque San Agustín tiene mucho de mudéjar, bastante de barroco y una buena pizca de neoclásico, lógico en un edificio que empezó a levantarse en el siglo XVII y que fue creciendo a medida que era necesario. Hoy la iglesia sigue cumpliendo su función sacra, mientras que el antiguo cenobio se ha reconvertido en un centro cultural. Y es una magnífica oportunidad de ver la ciudad puertas adentro.
Como sucede también en otros inmuebles como el ex convento de San Benito Abad, hoy reconvertido en el Museo de Artesanía Iberoamericana, o la famosa Casa de los Balcones (Dirección: C/ San Francisco, 3; Tel: (+34) 922 330 629), una tienda de artesanía que te permite ver una casona de clase alta desde adentro (se ha habilitado un pequeño museo etnográfico). Y alucinar, por ejemplo, con la maestría con la que los ebanistas canarios miman la madera hasta convertirla en verdaderas obras de arte. Arte por todos lados y madera por todos lados: en los balcones, en los artesonados de las iglesias y casas nobles, en esas ventanas o en los patios umbríos de las casas. Madera, piedra, cal y teja. Con esos cuatro elementos se levantó esta ciudad. Usados con gusto. Y hasta con magnificencia. Como sucede en la Casa Lercaro (Dirección: C/ Colegio, 7; Tel: (+34) 922 330 629) espectacular casona del siglo XVI que presume hasta de su propio molino de granos movido con energía hidráulica.
Un paseo por la Calle Carrera del Escultor Estévez basta para darse cuenta de que La Orotava, aún teniendo mucho que ver con el norte de Tenerife, es diferente. Tiene un aire señorial que se pone de manifiesto en los palacios o en la espectacular Plaza del Ayuntamiento. Y es que aquí se aposentaron las grandes familias de la zona norte de la isla. Y por eso abundan las casonas y los parques palaciegos, como elJardín del Marquesado de la Quinta Roja, más conocido como Jardín Victoria, (Dirección: C/ San Agustín, 8; Horario LS 9.00 – 20.00), un espectacular conjunto de terrazas ajardinadas que se construyeron sobre el antiguo huerto de una de las casas solariegas más importantes de la villa. Más recoleto es el Jardín Hijuela del Botánico (Dirección: C/ Hermano Apolinar sn; Horario: LV 9.00 - 18.00 S,DyF 9.00 – 15.00) que fue diseñada como anexo ‘de altura’ del vecino jardín botánico del Puerto de la Cruz, y que servía como estancia de aclimatación de especies tropicales antes de dar el salto a la Península.
Piedras nobles como las que forman la Iglesia Matriz de La Concepción (Dirección: Plaza Patricio García, sn; Tel: (+34) 922 326 924), que está considerada como la obra capital del Barroco en Canarias y que como todas las de la Compañía de Jesús en las islas su construcción fue todo un desafío al poder del obispado al optar por la piedra para bóvedas y techos y no por la humilde madera. Familias ilustres que también se atrevieron con otros estilos arquitectónicos como el modernismo que se puede admirar en inmuebles como la Casa Salazar (Dirección: C/ Inocencio García, 1) o la Casa Machado y Llarena (Dirección: C/ Tomás Zerolo, 3) que alterna una fachada anterior típicamente modernista y una trasera que resume toda la historia de a arquitectura tradicional canaria. Todas, desde la más antigua a la más actual, son testigos del peso de estas grandes familias en la historia insular.
Para caminar por La Orotava más humilde hay que subir hasta los alrededores de la Iglesia de San Juan (Dirección: C/ San Juan, sn), una sencilla iglesia de estilo mudéjar de principios del XVIII que se construyó sin florituras para servir a las almas de los pobres de la villa. Aún así alberga numerosos tesoros como varias imágenes sevillanas y obras del imaginero canario Luján Pérez , el mejor tallista español de finales del XVIII, y sus discípulos. También destacan su artesonado mudéjar y su retablo. Ya en el exterior, esta parte de la ciudad, llamada la Villa de Arriba, está marcada por las construcciones sencillas de una o dos plantas. Otro punto de interés, pueblo arriba, es acercarse a la Calle Cubo Alto y ver tres de los doce molinos hidráulicos que funcionaron en la ciudad desde el siglo XVI hasta prácticamente antes de ayer.
MUSEOS
Museo de Artesanía Iberoamericana de Tenerife : (Dirección: C/ Tomás Zerolo, 27; Tel: (+34) 922 334 y (+34) 922 334 013; Hoario: LV 10.00 – 15.00; E-mail: info@artenerife.com) Situado en el Convento de San Benito Abad, más allá de su exposición centrada en las artesanías canaria e iberoamericana, permite ver desde dentro uno de los edificios del siglo XVII mejor conservados de la ciudad.
Museo de Las Alfombras : (Dirección: C/ San Francisco, 5; Tel: (+34) 922; Horario: LS 10.00 – 18.00) Este pequeño museo aborda una de las manifestaciones más auténticas de la cultura local: la confección de alfombras de arena con motivo de la celebración de las espectaculares fiestas del Corpus Christi .
Museo de Arte Sacro- ‘El Tesoro de la Concepción’ : (Dirección: Plaza Patricio García, sn; Tel: (+34) 922 326 924; Horario: LV 10.00 – 13.00) Situado en la Sacristía de la espectacular Iglesia de La Concepción exhibe una buena colección de obras de arte vinculadas a la actividad de la parroquia durante sus más de 500 años de historia. Hay piezas de muchísimo valor histórico y artístico.