La costa norte de Tenerife se puede dividir en dos comarcas completamente diferenciadas. Si establecemos el punto central en Puerto de La Cruz podríamos decir que hacia el Poniente tenemos la Isla Baja, que por sí es una entidad histórica muy marcada y diferenciada, y hacia Levante otra comarca distinta marcada por dos accidentes geográficos clave: los cantiles que van desde la localidad portuense hasta Tacoronte (dónde la actividad de los isleños e isleñas se desarrolló a media altura y alejados del mar) y los valles que bajan desde La Laguna y marcan la unión de la Península de Anaga al resto del territorio tinerfeño (Valle Guerra, Tejina y el entorno de Bajamar y Punta del Hidalgo). Estamos hablando de dos realidades completamente diferentes. La primera de estas dos ‘comarcas’ es agrícola (con una preponderancia histórica del vino) y la segunda comparte el campo y el mar con algunos enclaves de pescadores realmente pintorescos (donde mandan los porises, pequeños salientes de roca viva que permiten acercarse al mar en una costa marcada por el cantil y el oleaje). Así que este paseo de poco menos de 53 kilómetros recorre dos realidades: la de las medianías y la de la costa.
Km. 0. Puerto de La Cruz.- Empezamos esta ruta en la localidad turística del norte de la isla (correspondencia con RUTA ISLA BAJA y RUTA CAMINO DE CHASNA). Puerto de La Cruz es una pequeña ciudad histórica que sirvió de embarcadero para los productos de exportación agrícola del Valle de La Orotava durante siglos. Y también cuna del turismo en el Archipiélago. Ya hemos comentado en otras ocasiones lo mucho y bueno que ofrece el ‘Puerto’. Lo más evidente es su casco histórico muy interesante con bastantes edificios notables (la Casa de La Aduana; la Ermita de San Telmo; el Castillo de San Felipe; la Batería de Santa Bárbara; la Iglesia de Nuestra Señora de la Peña de Francia…), casonas nobiliarias de gran calidad estética y barrios tradicionales muy pintorescos (el entorno de la Plaza del Charco y la Calle Quintana o el popular vecindario de La Ranilla). Y lo más turístico es su Paseo Marítimo (San Telmo-Cristóbal Colón, Martiánez) que culmina en una joya como es el complejo del Lago Martiánez (Cristóbal Colón, sn), un balneario que es tanto más una escultura que unas piscinas públicas.
Puerto de la Cruz da para mucho. Y pasear por sus calles es descubrir uno de los puntos históricos más importantes de la isla donde hay detalles como sus hornos de cal (Avenida Melchor Luz) y grandes hitos como el Jardín Botánico (Retama, 2), una institución de tiempos de la ilustración que se construyó para aclimatar especies vegetales americanas (en el siglo XVIII) o los alrededores del Gran Hotel Taoro (Carretera Taoro, sn), un centro con más de cien años de historia que cuenta con unos jardines que da gusto verlos. Nos despedimos del Valle de La Orotava saliendo hacia la TF-1 pero sin entrar en la autopista. Tomamos la TF-21 para hacer la primera parada en el Mirador de Humboldt (km 8,9), un balcón sobre el entorno del valle y panorámica que va desde el mar hasta el Pico del Teide.
Km 24,2. El Sauzal. Este pueblo bonito se apelotona en un pequeño llano que culmina en cantil que cae a plomo sobre el mar. Aquí hay varias cosas que ver: la más cercana a la TF-1 es la Casa del Vino de Tenerife (San Simón, 41). En esta antigua hacienda del siglo XVII se ha instalado un museo sobre la historia del cultivo de la vid y la elaboración de vino en la isla y, también, un espacio gastronómico en el que los espectaculares caldos tinerfeños son los grandes protagonistas. Es uno de los museos que hay que ver sí o sí cuando se visita la isla (hay un muy buen restaurante y sesiones de cata). Bajamos hasta el pueblo para ver el entorno de la Iglesia de San Pedro Apóstol (La Iglesia, 2) –con algunas manzanas de casas tradicionales- y bajar al Mirador de La Garañona (Saucán, 3). Aquí puedes ver los cantiles costeros que conforman esta parte de la isla. De camino hacia la costa haz una parada junto a la Iglesia de Santa Catalina Mártir de Tacoronte (Sebastián Machado, 59) uno de los mejores ejemplos de arquitectura religiosa rural de esta parte de Tenerife (km. 26,5).
Km. 33. El Pris. Bajamos hasta la costa para ver un lugar verdaderamente especial. Si buscamos la palabra Porís (de ahí viene el topónimo) vemos que es una roca grande que sirve para amarrar un barco. Pues este peñasco es literalmente eso. Un peñasco que permite a los pescadores del lugar acercarse al mar en una comarca complicada. Aquí tienes un par de charcos de marea, una playita y el propio Pris, ese peñasco que sirve de refugio a los pescadores de la zona. Comer lo que sale del mar.- en La Cofradía de Pescadores del Pris (El Pris, 2; Tel: (+34) 922 563 187) puedes comer los pescados fresquísimos que salen del mar cada día. Es un lugar sencillo pero muy bueno para comer a precios más que razonables (las lapas con mojo son sublimes).
Km 40,5. Valle Guerra. Proponemos hacer una parada en el Museo de Antropología de Tenerife (Camino El Vino, 44). Y lo hacemos por dos razones. La primera es para flipar con la Casa de la Carta, una casona solariega rural del siglo XVIII que es una joya. Y la segunda es poder conocer, a través de las colecciones, la cultura tradicional de la isla a través de los siglos. El museo está bueno y merece la pena la escala. Siguiendo adelante hacia Tejina podemos ver paisajes agrícolas marcados por la presencia de terrazas que se han ido cubriendo de invernaderos. Para frikis.- La TF-156 sube de manera abrupta la conocida como Cuesta del Boquerón. El lugar es bonito y cuenta con un mirador que se deja ver. Pero El Boquerón es famoso en Tenerife por los avistamientos OVNI.
Km 45,1. Tejina. Esta población es un barrio del Municipio de La Laguna. Lo más interesante de este pueblecito rural es el entorno de la Iglesia de San Bartolomé (Plaza de Tejina), uno de esos templos rurales canarios que son lindos de ver (Siglo XVI). Dentro puedes ver varias obras de arte que datan de los primeros años de existencia del edificio. En las calles adyacentes hay algunas casonas tradicionales y lugares pintorescos como el Pasaje de La Alhóndiga o el Barranco de Aguas de Dios. Desde Tejina se baja hacia la costa norte de la Península de Anaga con enclaves de gran importancia en la geografía de la isla.
Km 49,3. Bajamar. Pequeño pueblecito al pie de las primeras montañas de Anaga. En sus orígenes este lugar era una pequeña aldea de pescadores pero hoy es una de las ‘playas de La Laguna’ y se ha convertido en una zona residencial y turística de importancia. El punto fuerte de Bajamar es su costa. Aquí puedes ver una gran piscina de agua de mar y una pequeña playa de arena junto al Faro de Bajamar, un lugar donde el mar suele batir con fuerza creando grandes olas. Las mejores tartas de Tenerife.- Tomar un buen café o un té con tartas artesanales es la razón para hacer un alto en Palmelita (Ctra. General de Bajamar, 171; Tel: (+34) 922 150 355) una casa con mucha solera que lleva más de medio siglo ofreciendo la mejor repostería centroeuropea de la isla. Selvas Negras de otro planeta en una terraza con vistas al mar.
Km 53,2. Faro de Punta del Hidalgo. Fin de ruta. Punto geográfico importante. El Faro de Punta del Hidalgo marca el extremo norte de Tenerife y es un buen mirador para mirar hacia las montañas salvajes de la Península de Anaga.
Fotos bajo Licencia CC: Lucy Downey; Jonathan Rubio H.; Jon Gudorf Photography; Jaume Escofet; Jorge Franganillo