Guía de senderos de Gran Canaria: El Charco Azul

Viajar Ahora

23 de julio de 2021 19:13 h

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El tramo de costa que media entre los pueblos de Agaete y La Aldea, en el noroeste de la isla de Gran Canaria, está marcado por la verticalidad. Aquí domina, sobre todas las cosas, la mole imponente del Macizo de Tamadaba. Todo tira para muy arriba, buscando los pinares que tapizan las alturas y llegan hasta el Pico de La Bandera (1.444 metros sobre el nivel del mar), o para muy abajo. Si miramos un mapa de la isla, en esta parte es como si algo faltara. Y falta. Estos riscos imponentes que culminan en hitos como el Faneque (que con sus 1.024 metros hace palidecer a los grandes cantiles irlandeses) son el resultado de un cataclismo inimaginable a nuestras escalas minúsculas que acabó con buena parte de la isla en el fondo del mar a través de una verdadera avalancha de escombros. Las paredes verticales de esta zona, conocida por los locales como ‘la cola del dragón’, no son más que las cicatrices de aquel derrumbe colosal (deslizamiento gravitacional, lo llaman los que saben de estas cosas). Pero en este reino de los abismos también hay espacio para pequeños y grandes valles que rompen la monotonía y ponen una nota horizontal. Estos lugares, desde siempre, fueron aprovechados por las gentes para construir sus casas y cultivar sus tierras. Y El Risco es uno de ellos.

El Sendero delo Charco Azul es una oportunidad ideal para internarse en uno de estos valles que marcan el oeste grancanario desde Agaete hasta Mogán. Lo primero; es un sendero fácil y corto (apenas 3,6 kilómetros ida y vuelta –una hora y media de camino más que tranquilo). Pero el escenario es de una belleza brutal y es toda una lección de geología, botánica y antropología. Uno de los aspectos más destacados de este lugar es que sirve para comprender las dinámicas del agua en la isla. Como su propio nombre indica, el protagonista del sendero es el Charco Azul, una poza de medianas dimensiones que recoge las aguas que discurren por la cuenca de Tirma (a través de los barrancos del Palmar, del Vaquero y del Pino Gacho que confluyen en el Barranco del Risco). Obvio que tras las lluvias, las corrientes de agua y las cascadas son, sencillamente espectaculares, pero el agua también llega hasta aquí a través de un largo proceso de filtrado y acumulación en el interior de las montañas que dura muchos meses. Las fotos que acompañan a esta pequeña guía se hicieron en pleno verano. Y aún corría el agua (aunque de manera modesta).

Lo primero de todo: El Risco.- Este pueblecito a los pies del imponente Roque Faneque es un barrio de nuestro adorado Agaete. Te vas a encontrar un caserío tradicional que aprovecha uno de estos valles abiertos que comunican el mar con las alturas de Tirma y Tamadaba para humanizar parte del paisaje. Es un lugar pintoresco con algunas buenas muestras de arquitectura tradicional y una pequeña oferta de restauración y alojamiento (hay verdaderas maravillas destinadas al turismo rural). Aquí también puedes ver cómo las mujeres y hombres de esta comarca aprovecharon las oportunidades que les ofrece el medio para crear tierras de cultivo aterrazadas en las laderas del barranco. Tamadaba ejerce de gran depósito de aguas subterráneas que afloran a la superficie a través de grietas. Acequias, algibes, maretas y canalizaciones convierten este valle en un auténtico vergel.

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA

Km.0.- Empieza en la GC-200 junto al Bar Perera. Un cartel que indica el camino hacia el charco nos lleva hasta un corto tramo de escaleras que sirve para salvar la diferencia de altura que existe entre la carretera y la entrada al barrio de El risco. Los primeros 800 metros trascurren por una travesía ‘urbana’ con pendientes hacia arriba moderadas. Una vez dejes atrás la Ermita el pueblo poco a poco va dispersándose. Aquí puedes ver las primeras panorámicas. Si miras hacia tu izquierda puedes ver el palmeral que cubre el Barranco del Majorro (dónde también hay algunas construcciones tradicionales) y hacia tu derecha el valle abierto y las cuestas que conducen hacia las alturas de Tirma, otro de los lugares míticos de Gran Canaria.

Km.0.8.- Después de una bifurcación bien señalizada, el camino abandona el asfalto y el cemento y se interna en el barranco (junto a un gran estanque en el que puedes ver algunas tortugas). El primer tramo es una fuerte bajada que se complica un poco al final por la combinación de cañizal, arbustos bajos y alguna que otra piedra que forman grandes escalones. Una vez cruzas el cauce, el sendero sigue de manera paralela al fondo del barranco por un camino muy cómodo. Aquí la perspectiva cambia. Si antes, la panorámica se dirigía hacia Tirma, ahora rota para mostrar la grandiosidad de los barrancos y riscos que suben hacia Faneque y Tamadaba. Es uno de los lugares más bonitos de la ruta. Aquí ya puedes ver los primeros charcos y el agua que corre casi todo el año (aunque en los meses de verano no sea más que un hilillo centelleante).

Km.1,3.- El camino vuelve a cruzar el cauce y se bifurca junto a una gran piedra. Aquí hay dos posibilidades. La lógica marca seguir el trazado junto al barranco, pero al final, hay un paso un poco complicado que conviene evitar si vas con personas mayores o con niños. Mejor ir por arriba que es mucho más fácil y nada arriesgado. El interés aquí es admirar las formaciones geológicas y cómo el agua se escapa por las grietas que se forman entre los diferentes estratos. Es una buena manera de entender el espacio que estamos a punto de visitar. El camino asciende por un terreno pedregoso dejando el cauce (aquí cubierto de grandes piedras producto de antiguos desprendimientos) bastante abajo.

Km.1,6.- Tras un pequeño descenso estamos ya en el Charco Azul, que durante los meses más secos es más bien verde por las algas que crecen en su interior. Aún así el agua está limpia y es una gozada pegarse un chapuzón. Aquí podrás ver el gran salto de agua que conecta el cauce medio del barranco (que se inicia en el propio charco) y el alto (barrancos del Palmar y del Vaquero). El camino de vuelta se realiza por el mismo lugar.

FICHA TÉCNICA: Denominación: SL-02 Charco Azul; Tipo de sendero: Ida y vuelta; Distancia: 3,6 kilómetros; Altitud Salida: 112 metros; Altitud Llegada: 200 metros; Altitud máxima: 212 metros; Desnivel máximo: 100 metros; Grado de dificultad: Muy fácil; Tiempo estimado; Una hora, 40 minutos (con una parada de 30 minutos en el charco).

QUÉ VER.- A pocos kilómetros de El Risco se encuentra la Montaña de Tirma, uno de los lugares míticos para la memoria de los habitantes de la isla. A la Finca de Tirma se accede desde el trazado viejo de la GC-200 a través de una pista de trazado sinuoso. Este lugar es célebre por varias razones. En la actualidad es uno de los mejores ejemplos de los trabajos de restauración medioambiental de la isla. La reforestación de sus laderas ya empieza a notarse y adelanta un futuro verde gracias al plantado de pinos, acebuches y sabinas. Pero también fue un lugar muy especial para los habitantes de la isla en tiempos prehispánicos. Aquí puedes ver varios restos arqueológicos interesantes: casas –algunas sorprendentemente bien conservadas-, túmulos de enterramiento y lo que parece ser la delimitación, mediante muros y grandes piedras, de un gran espacio sagrado. Mucho más cerca del inicio de la ruta tienes la Playa del Risco, una buena oportunidad para terminar el camino con un chapuzón.

EL CHARCO AZUL EN TRANSPORTE PÚBLICO

La empresa Global conecta directamente El Risco con las localidades de Gáldar y San Nicolás de Tolentino (La Aldea) a través de la Línea 101. Desde Las Palmas de Gran Canaria, hay que hacer transbordo en Gáldar (Línea 105 Las Palmas-Gáldar) y desde Maspalomas tomar la Línea 1 hasta el Cruce de Mogán y la Línea 38 hasta San Nicolás de Tolentino.