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Guía del Delta del Ebro: un viaje entre arrozales, playas y humedales

Viajar Ahora

25 de noviembre de 2021 19:00 h

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El Ebro se encuentra con el Mediterráneo a través de una lengua de tierra de más de 32.000 hectáreas que alterna espacios naturales de gran belleza y espacios humanos que ponen de manifiesto la relación de las gentes del lugar con este ecosistema singular y único. Es Parque Natural desde 1983, Reserva de la Biosfera desde 2013 y forma uno de los parajes más auténticos del litoral del Levante de la Península Ibérica. Y su origen es sorprendente. Se calcula que las primeras aportaciones importantes de sedimentos que empezaron a formar el Delta se remontan unos 6.000 años atrás en el tiempo. Pero la configuración actual de este lugar y la multiplicación de su extensión se debió a la actividad agrícola a lo largo de la cuenca hidrográfica del Río Ebro y a la deforestación de sus riberas. Un proceso que empezó a ser importante desde la romanización de Hispania.

Dicen que el punto clave que explica el actual mapa de la costa sur de Tarragona es la expansión atlántica de los reinos peninsulares tras la conquista de América. La necesidad de contar con una flota operativa en casi todos los escenarios mundiales precisó de ingentes cantidades de madera que acabó con buena parte de los bosques españoles. Y sin el soporte de los árboles, muchos sedimentos acabaron en el río y, posteriormente, en su desembocadura. Hoy el proceso es a la inversa. La construcción de grandes presas está frenando ese aporte de sedimentos y el Delta está menguando.

Este lugar tiene una gran riqueza natural, pero es un espacio humano. Y la mejor manera para descubrirlo es ir despacio. De esta manera podrás ver de manera detenida los canales, exclusas y caminos que han ido ocupando las antiguas tierras de aluvión hasta convertir el Delta en un inmenso campo de cultivo. Arroz. Esa es la palabra que explica este lugar en la actualidad. Casi 22.000 hectáreas se dedican al arrozal: una superficie que produce unas 150.000 toneladas al año. Arroz que no sólo da para paellas. También para otros productos de calidad. Kensho (Barranc de Sant Pere –L’Ampolla-;  Tel: (+34) 652 83 42 59) es uno de los ejemplos paradigmáticos. Esta destilería produce sakes y mishos de una gran calidad que cuentan con varios premios internacionales. Pero también la oportunidad de conocer el arrozal desde dentro a través de excursiones que incluyen la cata de sus productos. Otra forma de recorrer el delta de manera pausada y tranquila es la bicicleta. Deltacleta (TV-3451, Km 3 -Masía de la Torra-; Tel: (+34) 648 72 58 62) ofrece excursiones guiadas por el Delta (algunas incluyen rutas en bici y pequeñas travesías en kayak) o la posibilidad de alquilar una bici eléctrica y recorrer el espacio por tu cuenta (te dan un mapa muy completo).

En el Delta te vas a encontrar cuatro ambientes bien diferenciados, El más grande por superficie es el arrozal, protagonista absoluto del paisaje ‘interior’. Los frentes del Delta, que mezclan arena y sedimentos, forman dos enormes brazos que encierran grandes espacios marinos. El Fangar, al norte, forma la Badía del Fangar, una enorme bahía de aguas moderadamente turbias en las que se desarrolla otra de las actividades económicas tradicionales del Delta: la cría de ostras y mejillones a través de enormes extensiones de bateas. Mirador Badia (Acceso desde el puerto de L’Ampolla; Tel: (+34) 600 66 27 34) es un espacio dónde se compagina la divulgación y la restauración. Aquí no sólo puedes aprender sobre la cría del mejillón y la ostra a lo largo de la historia sino, también, degustarlos. Y en el sur, es la inmensa Playa del Trabucador la que encierra las aguas mansas de la Badia dels Alfacs el otro gran espejo de agua de mar del parque. Aquí vas a encontrar el último de los grandes oficios tradicionales del Delta en las Salinas de la Trinidad (Salines de la Trinitat, sn; Tel: (+34) 977 261 211), las últimas de su especie en toda Cataluña. A estas tres actividades hay que sumar el turismo, que tiene sus epicentros locales en las poblaciones de L’Ampolla y San Carlos de la Rápita.

Te habíamos hablado de cuatro ambientes y ya te dijimos de dos. Faltan, por ejemplo, los campos de dunas, como los que se amontonan junto a la desembocadura del Ebro formando los parajes de El Garxal (al norte del cauce y de muy fácil acceso al estar junto al pueblo de Ruimar), y los arenales de la Isla de San Antonio al sur (hay otros campos de dunas móviles en la Playa de El Fangar y en la Punta de la Banya) . El Garxal es especial por varios motivos. El primero es que constituye un paisaje de gran belleza que culmina en una de las mejores playas de la zona. Y el segundo es que da acceso directo a ese cuarto ambiente que nos falta: el de los grandes humedales. Entre las arenas de El Garxal y la desembocadura del Ebro se extiende una importante zona de pantanos y humedales de gran importancia biológica y paisajística: Lo Garxao Gran y Lo Garxao Petit. A lo largo del camino que conecta Ruimar y el Zigurat del Ebro (una curiosa construcción de madera que sirve para ver el lugar desde las alturas) hay varios miradores y observatorios que sirven para echar una ojeada al interior del humedal.

De las 600 especies de aves que habitan de manera habitual o estacional en Europa, más de 300 se pueden encontrar en el Delta. Este lugar es de los mejores para el avistaje de pájaros en todo el mundo y eso es gracias a la gran cantidad de lagunas grandes, pequeñas, medianas y enormes que se reparten por la geografía de los dos ‘hemideltas’ (como acá llaman a cada una de las dos mitades cortadas por el Ebro). En el norte tenemos, como grandes avistaderos, el propio Garxal, El Fangar,  la Bassa de L'Estella y, más cerca de ‘tierra firme’ el  l’aigüamoll Illa de Mar (junto al fotogénico ‘Cementerio de Barcos’). Al sur mandan, por importancia, la Laguna de La Encanyissada, la Laguna Tancada y la Reserva de Riet Vell. Todos estos espacios naturales cuentan con miradores y pasarelas que facilitan la visita. Este es un lugar ideal para pasarse el día sacando fotos. Justo en la Laguna Tancada (cerrada) se encuentran los restos de una vieja salina en desuso que se han reconvertido en centro de interpretación. MónNatura Delta de l'Ebre (Carretera del Poble Nou a Las salinas, sn; Tel: (+34) 977 053 801) es un espacio muy bien diseñado en el que se explican todas las claves ecológicas del Delta. Los otros grandes museos de sitio de la Reserva son el Centro de Interpretación de les Barraques del Delta de L'Ebre (Carrer de Carles I -Sant Jaume d'Enveja-) y el Centro de Interpretación del Arroz –La Torra- (Ctra. De la Granadella, sn –Camarles- Tel: (+34) 654 606 966), donde se explican las actividades humanas tradicionales vinculadas al espacio.

El Delta y su entorno también son una comarca histórica de primer nivel. El río es el eje sobre el que pivota toda la actividad humana en la comarca y explica desde la presencia de poblados íberos como el de Moleta del Remei (acceso desde Alcanar), la penetración romana hacia el interior de la Península (con restos de la antigua calzada Vía Augusta y yacimientos importantes en la zona) o una de las grandes batallas de la Guerra Civil española. Ciudades históricas como Amposta o Tortosa son destinos por sí mismos y también una buena manera de comprender el Delta y el río ya tierra adentro. Pero eso, ya es otra historia.

Fotos bajo Licencia CC: Albert Aguilera