Guía de Córdoba: Una ruta a pie por la ciudad árabe y judía
Nunca habíamos estado en los Baños del Palacio Califal de Córdoba (Plaza Campo Santo de los Mártires, sn) pese a haber pasado junto a sus puertas algunas veces en otros viajes. Los baños formaban parte de lo que en su día fue el complejo de palacios y patios de los gobernantes de una ciudad que llegó a ser la capital más importante del Mediterráneo occidental: algo así como una Roma a orillas del Guadalquivir. Hay un dicho de la época que dice que no flota un tronco en el mar sin que Córdoba lo sepa. Tal fue el poder de la Al Andalus Califal. Sigamos con los baños. En el hamman cordobés uno puede ver la evolución de aquellos ocho siglos de presencia musulmana en la Península: la piedra y el mármol de la época califal, el ladrillo de la etapa almohade, el azulejo de las taifas y los últimos momentos. Lo mejor de Córdoba es poder ver los rastros de una civilización en su mejor momento: piedra, mármol, oro, marfil… Y junto a esos monumentos gloriosos otras huellas que van desde Roma a antes de ayer. Todo en una ciudad relativamente pequeña pero en la que hay mil cosas que ver.
Córdova es la ciudad con mayor número de galardones de la UNESCO del mundo. Hasta tres patrimonios mundiales se apelotonan en un casco histórico apiñado y precioso y otro más, la ciudad palaciega de Medina Azahara, se encuentra a pocos kilómetros del centro cordobés. Es la guinda de un pastel enorme. Casi inabarcable. Desde lo más remoto a lo contemporáneo; de Séneca a Julio Romero de Torres. Planteamos una primera ruta centrada en los tres grandes monumentos de la ciudad como ejes del centro histórico: la Sinagoga, la Mezquita y el Alcázar. Aprovecharemos esta ruta para callejear e ir descubriendo pequeñas joyas conocidas y desconocidas. Acabaremos la ruta al otro lado del Guadalquivir aprovechando otro hito: el Puente Romano.
La judería y los grandes monumentos cordobeses.- Iniciamos esta primera ruta (iconos azules en el mapa) en la Puerta de Almodóvar, uno de los huecos de la antigua muralla cordobesa. Aquí te vas a encontrar con una estatua de uno de los hijos más ilustres de la ciudad: el filósofo estoico Séneca que nació aquí en el año 4 antes de Cristo. Esta puerta sencilla que comunica el ensanche moderno con el casco histórico es, literalmente, la entrada a otro mundo. Del Paseo de la Victoria (ancho, arbolado, grande) a la Calle Judíos. Aquí nos encontramos con una de las concentraciones de patrimonio histórico y artístico más impresionantes del mundo. Y no exageramos. En apenas dos centenares de metros nos encontramos con una cantidad de lugares de interés que darían para una jornada entera.
La Calle Judíos es una de las piezas clave de la antigua judería cordobesa. Aquí nos encontramos con una de las grandes joyas patrimoniales de Europa. La Sinagoga de Córdoba (Judíos, 20) es uno de los pocos templos judíos medievales que ha llegado caso intacto hasta nuestros días en España. Este edificio del siglo XIV es una joya arquitectónica e histórica y sirve de pequeño núcleo en torno al que podemos ver otros lugares de interés que ayudan a comprender la complejidad histórica y religiosa de la ciudad: la Casa de Sefarad (Judíos, sn) es un pequeño museo que explora la herencia judía de España, la Casa Andalusí (Judíos, 12) es otra joya arquitectónica con patios y salas preciosas y la curiosa Casa de la Alquimia Al-Iksir (Judíos, 14) aúna la arquitectura medieval y la fascinante historia de la alquimia árabe y judía en la Al Ándalus medieval. Con mayor o menor fortuna, esta colección de casas museo nos brinda la oportunidad de descubrir la historia de aquella a veces mitificada sociedad de las tres culturas con sus muchas luces y sus muchas sombras.
La densidad de cosas que ver en la Calle Judíos es sólo un aperitivo. Si eres de los que gusta de detenerse, leer, ver y escuchar aquí vas a echar una mañana entera o más. Mucho que ver. Muchísimo. Muy cerca de la Plaza Maimónides (otro ilustre cordobés que tiene su estatua en la cercana Plaza de Tiberíades) tenemos la Capilla de San Bartolomé (Averroes, sn) una maravilla que suele pasar inadvertida para los viajeros con prisas o los que van de paso. Estamos ante una de las mejores muestras de arte mudéjar (esa síntesis genial de arte islámico y cristiano) de toda Andalucía. Y así mil y una. Los Baños del Palacio Califal (Plaza Campo Santo de los Mártires, sn) suelen pasar también desapercibidos ante la importancia y el tamaño de otros grandes monumentos como la Mezquita o el Alcázar. Por eso a Córdoba hay que venir varias veces: o, por lo menos, tres o cuatro días.
La Mezquita.- Imprescindible. La Mezquita de Córdoba (Cardenal Herrero, 1) es el ejemplo paradigmático del poderío del estado cordobés durante los años del Califato. Hablamos de una maravilla en la que se superponen varios edificios que resumen la historia de la ciudad. Seguramente fue templo romano pero los restos más antiguos que puedes ver son algunos mosaicos y muros de la iglesia visigoda anterior a la llegada de los musulmanes a la Península Ibérica. También hay inserta una catedral católica. Pero todo queda eclipsado por ese gigantesco bosque se arcos y columnas que supone uno de los hitos más importantes del arte islámico en todo el mundo. 1.391 columnas soportan una estructura gigantesca que guarda tesoros impresionantes (como uno de los Mihrabs más espectaculares del mundo). El Patio de los Naranjos (Patio de las Abluciones) y el Campanario-Minarete sirven de antesala a un espacio mágico que demanda varias horas de visita tranquila. El entorno del templo también merece una exploración tranquila. La Calleja de las Flores es otro de esos espacios míticos de la ciudad y que sirve de complemento ideal a la propia mezquita. Desde aquí puedes hacer unas fotos alucinantes sobre el campanario en un marco de arcos blancos y rejas cuajadas de flores. Una pasada.
El Puente Romano y el entorno del Guadalquivir.- Camino del río podemos ir bajando por la Calle Torrijos para ver la fachada oeste de la mezquita y sus puertas monumentales. Pasamos junto al Triunfo de San Rafael de la Puerta del Puente (Corregidor Luis de la Cerda, 85) un soberbio monumento barroco del siglo XVIII en honor al Arcangel y bajo la Puerta del Puente, un arco renacentista que servía de apertura monumental a la antigua muralla cordobesa. Estamos ya frente al Río Guadalquivir. Antes de cruzarlo acércate al Molino de la Albolafia (Avenida del Alcázar, 512) una gigantesca noria de época califal que servía para hacer llegar el agua al antiguo palacio islámico. Es una de las pocas norias medievales (obviamente la madera ha sido restaurada en varias ocasiones) que aún quedan en pie en España.
El Puente Romano es otro de los grandes monumentos cordobeses. La estructura data del siglo I así que con sus reformas, reconstrucciones y mejoras estamos ante un puente romano de verdad. Un puente brutal con más de 330 metros de longitud y 16 arcos que dejan pasar las aguas de uno de los ríos más importantes de España. La Torre de la Calahorra (situada al final de la pasarela) es un añadido defensivo califal. Las vistas desde este castillo (que también funciona como museo) son brutales. En el entorno del puente puedes ver los bosques del Monumento Natural Sotos de la Albolafia, una serie de islas fluviales repletas de vegetación donde puedes ver viejos canales y viejos molinos hidráulicos. El Centro de Creación Contemporánea de Andalucía C3A (Carmen Olmedo Checa, sn). De lo más antiguo a lo más moderno. El Puente Romano conecta la vieja Córdoba con el barrio de Miraflores. El interés de este lugar, más allá del propio puente y La Calahorra, reside en ese C3A, un museo de arte contemporáneo de arquitectura vanguardista.
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