La A-92 es una autopista que comunica dos realidades totalmente antagónicas en menos de 200 kilómetros de distancia. Uno abandona Granada entre los verdores de su espléndida vega, se mete de lleno en los bosques que tapizan los peñascos del Parque Natural de Huetor y, poco a poco, va tornando los panoramas vegetales en las vegas secas y las llanuras tórridas que anticipan la cercanía de los desiertos de Almería. En esta zona de la Península Ibérica las lluvias son escasas y las aguas que riegan los campos vienen desde las cumbres de las sierras en torrentes y riachuelos que manchan de verde los fondos de las barranqueras y los cauces de arroyos que apenas dan para ser aprendices de ríos. La Brecha de Gor es uno de esos torrentes que forma parte del Geoparque de Granada, una extensa zona de badlands (tierras malas) formado por un antiguo lago gigantesco que cubría buena parte de lo que hoy son las comarcas de Baza y Guadix. El resultado de aquel gran espejo de agua fue una acumulación de sedimentos y fósiles que los ríos del ‘presente’ se han encargado de excavar dejando al aire millones de años de acumulación de materiales desde el Mesozoico hasta el presente.
Un ejemplo paradigmático de la importancia geológica del lugar se encuentra cerca del pequeño pueblo de Fonelas. En uno de los torrentes que se encuentran en los alrededores de la localidad se encontró una joya paleontológica que permite echar un vistazo a como era este lugar hace unos dos millones de años. En la Estación Paleontológica Valle del Río Fardes (acceso desde Fonelas, Camino del Pocico) puedes ver algunos de los fósiles que se han encontrado en el lugar, las propias excavaciones en sí y abundante información sobre los bichos que poblaban la zona en un tiempo en el que los seres humanos apenas habían empezado a salir de África. Hienas, lobos etruscos, guepardos gigantes, tigres de dientes de sable, mamuts, jirafas caucásicas… Toda una muestra de la megafauna del Cuaternario.
El Geoparque granadino ocupa una extensión de casi 5.000 kilómetros cuadrados que alcanzan un total de 47 municipios de las comarcas de Baza, Guadix y Huéscar. Hay muchísimo y muy bueno que ver pero el lugar paradigmático de esta clase de geología a cielo abierto es la llamada Brecha de Gor. Los paisajes de este verdadero cañón están vinculados con un fenómeno que se denomina deslizamiento rotacional (derrumbes de grandes cantidades de terreno) que deja al aire la estructura interna de las paredes. El resultado desde el punto de vista paisajístico es como si pudieras ver las entrañas de la tierra en heridas abiertas. Aquí, el cañón se desploma desde una enorme planicie (el lecho de aquel lago) creando un panorama singular y de gran belleza.
A lo largo de los más de 30 kilómetros de esta enorme rambla excavada por el agua hay multitud de lugares al que asomarse para ver los abismos y una estrecha vega que contrasta con la aridez de las laderas y las altiplanicies. Cuando uno se asoma al borde de los abismos se da cuenta del magnetismo de un paisaje de tintes mágicos. Y por eso no se extraña que en los bordes de esta brecha se acumulen más de dos centenares de tumbas prehistóricas formando uno de los conjuntos de estructuras megalíticas más importantes del sur de Europa (hasta el momento se han localizado 242 dólmenes y hasta once necrópolis que abarcan un periodo que va desde el Neolítico a la Edad del Bronce). Antes de bajar al valle sigue con el coche hasta la llamada Punta de Don Diego (extremo norte de este tramo de altiplano –Llano de Olivares-). Podrás alternar miradores espectaculares y una sucesión de dólmenes y tumbas alucinante. Este lugar tuvo un significado especial para la gente desde hace milenios.
De Gorafe a las aguas termales de Alicún de las Torres.- Primera parada en el pequeño pueblo de Gorafe. Aquí vas a encontrar un pueblo bonito, los restos de un castillo, una bonita iglesia mudéjar del siglo XVI, antiguos aljibes árabes y un pequeño centro de interpretación sobre los monumentos megalíticos que se desparraman por todos lados. Y también es la primera oportunidad para acercarse al fondo del cañón y ver el milagro que obran las aguas en forma de olivares y huertas. Para llegar hasta Alicún de las Torres seguimos la carretera GR-6100 que recorre la brecha muy cerca del cauce del Gor (cubierto a nuestra vista por un denso bosque de rivera). Poco a poco se abre el valle y las aguas se alejan de las colinas. Entramos en el ‘Desierto de Gorafe’. Si te dan las piernas no dejes de subir al Cerro de La Mina para ver una curiosa estación de petroglifos de época histórica.
Alicún de La Torre es un pequeño oasis en medio de un entorno dominado por la aridez. El lugar es famoso desde antiguo por sus aguas termales y sus cascadas. Justo aquí se unen los torrentes que bajan desde la Brecha de Gor con las aguas permanentes del Fardes (afluente del Guadalquivir) en un pequeño paraíso de humedad en medio del desierto. Cascadas, piscinas de aguas termales –hay un pequeño balneario-, viejas acequias… Un sitio que debió tener cierta importancia en la antigüedad ya que entre los pinos pueden verse varias tumbas megalíticas en un sendero circular de dos kilómetros muy fácil de hacer.
De camino a ‘Los Coloraos’.- Para acceder a lo más profundo de los ‘desiertos’ de Gorafe y El Negratín hay que darle a la patilla o contar con un vehículo con tracción a las cuatro ruedas. En ambos casos, la mejor manera de acercarse a los ‘badlands’ es a través de Villanueva de Las Torres (sobre la GR-6101). Justo en el pueblo se encuentra el cruce con la pista de tierra que conduce al paisaje de ‘Los Coloraos’ uno de los lugares paradigmáticos de este desierto tan lleno de cosas que ver. La carretera no es apta para vehículos de tracción a dos ruedas y precisa de pericia. Otra opción es caminar, pero el sendero circular que recorre estos andurriales mide algo más de 24 kilómetros –la ruta tradicional es circular pero una opción es volver al entorno de la A-92 por la Punta de Don Diego cerca de Gorafe-. Si no puedes ir hasta ‘Los Coloraos’, la GR-6101 atraviesa una buena zona de ‘badlands’ por las Dehesas de Guadix, otro paisaje extremo digno de verse.
Visitar el castillo renacentista más imponente de España.- La Calahorra es un pequeño pueblo situado frente a los muros casi verticales de Sierra Nevada. Una colina situada a casi 1.250 metros de altura permite ver la práctica totalidad de la Comarca del Zenete y los nudos de comunicaciones que conectan esta zona de la provincia con Granada y Las Alpujarras a través del paso de la Ragua (uno de los lugares más bonitos de la sierra). Aquí se yergue un castillo que parece trasplantado desde Italia a estas tierras duras. El Castillo de La Calahorra es uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil renacentista de España. Es una fortaleza que aúna las características de Castillo y palacio y que fue construido y decorado con elementos suntuarios traídos desde Italia. Se puede visitar los miércoles y conviene reservar con antelación (Tel: (+34) 958 677 098).
La cerámica y las cuevas de Purullena.- Una de las señas de identidad de la provincia de Granada es su preciosa cerámica vidriada que supone una herencia directa de las tradiciones andalusíes. El pueblo de Purullena es famoso en toda Andalucía por la calidad de sus piezas cerámicas. Puedes comprar los ‘cacharros’ en unos puestos que se sitúan sobre la autopista A-92 o entrar al pueblo y visitar alguno de los talleres que hay en la localidad. Aquí también puedes visitar algunas casas cueva, un tipo de hábitat muy común en esta parte del país. Muy cerca del pueblo se encuentra la pedanía de Almagruz, que cuenta con uno de los conjuntos de cuevas más interesantes de toda la comarca. Aquí puedes visitar el Centro de Interpretación Hábitat Troglodita Almagruz (acceso desde A-92) donde puedes ver como se siguen haciendo estas cuevas artificiales y el legado etnográfico y cultural que atesoran. También a dos pasos de aquí tienes un yacimiento arqueológico íbero (La Cuesta del Negro) y varias atalayas medievales.
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