El Congost de Motn Rebei; una grieta prodigiosa entre Catalunya y Aragón

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El Río Noguera Ribagorzana fluye hacia el sur desde las alturas pirenaicas (bebe, por ejemplo, de las nieves del mismísimo Aneto) en busca un Ebro que por estas alturas ya corre bastante al sur dando vueltas y contravueltas más pendiente ya de su llegada a las aguas del Mediterráneo. Pero mucho antes de eso, los torrentes se encuentran con la barrera natural de la Sierra del Montsec. Una especie de muralla que corre de este a oeste con alturas aún destacadas y porte que recuerda que la gran cordillera está cerca. El agua tuvo toda la paciencia del mundo para abrirse paso entre las piedras y los cantiles y con la ventaja que dan los muchos años, fue excavando un desfiladero de paredes tan verticales que más parece tajo de cuchillo que cañón de río. El Congost, que quiere decir desfiladero en catalán, hoy no sólo sirve para que pase el Noguera Ribagorzana; también sirve de límites entre las provincias de Huesca, al oeste, y Lleida (al este). Es decir, marca el límite entre Aragón y Catalunya.

Pero más allá de las líneas que, según quien las lea, separan o unen a las gentes, este lugar es uno de los paisajes naturales más bonitos, salvajes e intensos de España. Un lugar de naturaleza potente y encuadres fotográficos de infarto (algunas paredes superan los 600 metros de altura). Un lugar ideal para ir a caminar un par de horas y, de paso, andar y desandar en una y otra ribera descubriendo una riqueza que trasciende lo natural. El eje de este paseo es la ruta pedestre de poco más de ocho kilómetros que median entre el parquin de La Masieta (extremo norte de la ruta y en la orilla catalana –hay que reservar el aparcamiento con antelación-) y el Albergue de Montfalcó (extremo sur y ya en territorio aragonés). Ocho kilómetros alucinantes que incluyen puentes colgantes, un buen tramo literalmente excavado en la roca, pasarelas colgadas del abismo (las famosas pasarelas de Montfalcó) y vistas brutales: algo así como una mezcla de la Garganta del Cares, entre León y Asturias, y el Caminito del Rey, en Málaga.

Este sendero panorámico forma parte del camino histórico que comunicaba las faldas pirenaicas con las planicies que conducen a la cercana ciudad de Lleida –otra de esas grandes desconocidas que bien merecen una escapada-. La Sierra del Montsec es un paraje singular a medio camino del Pirineo y el Mediterráneo. La comarca está tapizada de bosques muy densos dónde se mezclan pinares, robles, hayedos o enebros (como especies dominantes) combinados con un sotobosque –matorrales- muy denso y rico. Los cantiles del desfiladero son frecuentados por buitres y quebrantahuesos como especies más interesantes. El camino va pegado al río y es difícil ver corzos, jabalíes o zorros. Tampoco es sencillo ver la nutrias que viven en esta parte del Noguera Ribagorzana pero, aún desde las alturas del camino y pasarelas, podrás ver los lomos dorados de los enormes barbos que van y vienen por las aguas tranquilas del río.

Una vez en el Albergue de Montfalcó no dejes de bajar hasta la Ermita Románica de Santa Quiteria, un sencillo pero precioso edificio del siglo XI construido en un escarpe rocoso que desafía, literalmente, las leyes de la gravedad (los expertos catalogan este tipo de construcciones como románico en el aire). El edificio tiene esa belleza simple del románico rural, pero su situación es una maravilla a la par que su magnífico estado de conservación. El Albergue de Montfalcó (Monte del Halcón) e una de las dos construcciones en pie del lugar. A espaldas del refugio aún pueden verse los antiguos muros y ruinas del antiguo pueblo que quedó despoblado a mediados del siglo pasado. Este refugio ofrece la posibilidad de alojamiento y el alquiler de kayaks para ver el Congost desde el agua. Una opción recurrente para evitar hacer de vuelta lo que ya hicimos de ida, es contratar un taxi que te devuelva a la Masieta. En el albergue de Montfalcó tienen los teléfonos de los taxistas que hacen este recorrido (hemos consultado el precio y el trayecto cuesta 70 euros).

LOS PUEBLOS ABANDONADOS DEL MONTSEC.- Finestres es el ejemplo paradigmático de la despoblación de esta parte de la Península Ibérica. Ya vimos antes que a espaldas del Albergue de Montfalcó se pueden ver las ruinas del antiguo pueblo. El caso de Finestres es aún más espectacular por sus dimensiones, el estado de conservación de sus restos y su peculiar entorno geológico. El lugar quedó abandonado en la década de los 60 del pasado siglo como otros tantos (Fet, Chivireta, L’Estall, el propio Montfalcó…) y aún pueden verse sus imponentes casas de piedra (o más bien sus esqueletos) y huellas de sus gentes (entrar en las casas te da cierto sentimiento morboso de violar espacios privados). Pero lo más espectacular de esta antigua población a orillas del Embalse de Canelles es una extraña formación rocosa natural formada por losas de piedra que forman una increíble forma de muros paralelos: la Muralla china de Huesca, la llaman con sorna los locales. Aprovechando esta formación surrealista, se construyó un castillo. El paseo hasta los restos de esta antigua fortaleza medieval y su ermita románica es una gozada.

VER LAS ESTRELLAS EN UNO DE LOS CIELOS MÁS LIMPIOS DE EUROPA.- Una de las características más preciadas de la sierra es la calidad y limpieza de su aire y la escasa contaminación lumínica. El Parque Astronómico del Montsec es un buen plan para ocupar alguna noche de la visita. Las instalaciones cuentan con un centro de interpretación con exposición y planetario y telescopios para observaciones guiadas. Muy buena opción para ir con niños.

CUEVAS, CASTILLOS, MONASTERIOS Y COLEGIATAS.- Una de las concentraciones de arquitectura y arte medieval más grandes de la comarca es Mur, donde se pueden visitar dos verdaderas joyas de la arquitectura medieval. El Castillo de Mur (siglo XI) es uno de los mejores ejemplos de fortaleza de ‘frontera’ de los antiguos condados catalanes. En el mismo recinto que el castillo se encuentra el Monasterio de Santa María de Mur, un precioso cenobio románico. Esta zona del prepirineo está cuajada de vejas fortalezas, pueblos medievales, iglesias y ermitas (estamos en una de las zonas con mayor concentración de arte románico de España). Verlo todo requeriría de mucho tiempo. A dos pasos de Mur recomendamos otros dos lugares: la cercana Iglesia de Santa Maria de Llimiana y, un poquito más lejos, la Colegiata de Sant Pere d'Ager y su imponente fortaleza. El pueblo de Ager es uno de los mejores ejemplos de población temprana de la comarca. Lo mismo pasa con Montañana (en la vertiente aragonesa), un pueblo de piedra que se pone como ejemplo de conjunto medieval perfectamente conservado. Para amantes de la arqueología queda la Cueva Grande de Santa Linya, un enorme alero de piedra que protege un importante yacimiento arqueológico que se remonta al Paleolítico y en el que se han encontrado uno de los rastros más antiguos del arte rupestre europeo.

EL TREN DE LOS LAGOS.- Esta línea ferroviaria histórica comunica la ciudad de Lleida con el pirineo atravesando la comarca de La Noguera y el Montsec hasta llegar a la población de La Pobla de Segur en un recorrido de poco más de 89 kilómetros que corre junto al cauce del Río Segre que se encuentra, en la mayor parte del trayecto desde Balaguer, embalsado. Este tren de carácter turístico opera con trenes especialmente diseñados para poder disfrutar del paisaje o formaciones históricas. El tramo más atractivo desde el punto de vista turístico es Balaguer-La Pobla de Segur –una hora y media de recorrido-. En la página web del tren puedes consultar los horarios, las tarifas y las ofertas.

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