La Coruña y el mar. El mar y La Coruña. Todo mar. Mar por todos lados. El mar… La megápolis gallega (es la ciudad más grande de la región) está volcada al mar y se lo debe todo al mar. Y eso se nota. Hasta el punto de que la ciudad pivota sobre el eje que forman su histórico puerto y el barrio de La Pescadería, que se arremolina en torno a la Plaza de María Pita, centro neurálgico, histórico y sentimental de la capital coruñesa. La vieja Pharum Brigantium, ciudad portuaria romana fundada por los romanos en el siglo I antes de Cristo como abrigo en las costas del fin del mundo romano. En la bonita Iglesia de Santiago (Rúa do Parrote, 1) puedes ver algunas de las huellas de aquel puerto romano que según los que saben de esto servía de escala para los viajes atlánticos y como salida al mar de la lejana Lugo, principal de todas las urbes de esta apartada orilla del imperio. Pero volvamos a Santiago. Aquí vas a poder ver el edificio más antiguo de la ciudad, un pequeño templo del siglo XII de románico simple y humilde, como lo fue la propia ciudad durante siglos. Los restos romanos en La Coruña son escasos: un par de aras (monumentos votivos religiosos y funerarios) que fueron traídos aquí desde la Torre de Hércules.
Para ver el resto de lo poco que queda de aquellos años fundacionales en plena ciudad hay que irse hasta el Museo Arqueolóxico e Histórico do Castelo de San Antón da Coruña (Paseo Marítimo Alcalde Francisco Vázquez, 2), que guarda varios objetos relacionados con la presencia romana junto a una buena colección histórica y arqueológica que abarca toda la historia y la prehistoria del lugar. Una de las grandes estrellas de esta colección romana es un conjunto de viejas anclas que vuelven a poner el acento en el mar: como lo hace el propio Castelo de San Antón, una fortaleza artillera del siglo XV que servía de guardián de un puerto codiciado que sufrió numerosos ataques a lo largo de su historia. El más famoso a cargo del corsario inglés Francis Drake, que se topó con las iras de un pueblo enfurecido y liderado por la famosa María Pita, heroína local que trasciende a la propia ciudad.
Mar. Otra vez. A un lado y a otro. Junto al puerto, la preciosa Avenida de La Marina, con sus famosísimos edificios del siglo XIX y principios del XX que miran hacia la Ría de La Coruña a través de balcones acristalados que son una de las señas de identidad más potentes y reconocibles de la ciudad y del otro (el que mira hacia el Atlántico más salvaje de la Península Ibérica) la famosa Playa de Riazor y su vecina del Orzán un arenal de casi un kilómetro y medio enmarcada entre peñascos, prados verdes y la propia ciudad. Este es el marco general que presenta una ciudad ideal para plantear una escapada de fin de semana. ¿Con dos días basta? Se puede ver lo más importante. La ciudad es pequeña y permite ir y venir y pasar varias veces por el mismo lugar: dejarse encantar, por ejemplo, por uno de los paseos marítimos más bonitos que vimos jamás (por la mañana) y gozar de los atardeceres en Riazor y el entorno de la Torre de Hércules.
Lo más importante del Centro Histórico de La Coruña.- Esta primera jornada la dedicaremos a explorar a fondo el casco histórico enclaustrado entre la Avenida Marina y la Playa del Orzal (iconos azules en el mapa). Tomamos como centro neurálgico de la ruta propuesta a la Plaza de María Pita. Pero no vamos a empezar por aquí. Si es temprano lo mejor es empezar el paseo en el Mercado de San Agustín (Praza San Agustín, 1) porque es un verdadero espectáculo que sólo hemos visto en otro mercado de España, el de Málaga. Ver las pescaderías rebosantes de género es un espectáculo y también una buena oportunidad para desayunar en Pontejos (Pío XII, 3) donde puedes rendirte a la costumbre local de alternar el café con leche con pinchos de tortilla o de jamón asado.
La Plaza de María Pita es el lugar de paso obligado en cualquier ruta por el centro coruñés. Aquí ya nos encontramos varios puntos de interés: la sede del Ayuntamiento, un edificio de corte clásico muy lindo de ver; la Iglesia de San Jorge (Pío XII, 19), una pequeña joya barroca que ejerce de cabeza de la iglesia local –en La Coruña no hay catedral-; la Iglesia de San Nicolás (Rúa San Nicolás) y la propia plaza porticada presidida por el monumento erigido en honor de María Pita. Fíjate que la Plaza, en su lado oriental hay varias aberturas que dan acceso al pequeño laberinto de callejas que forman el casco histórico. Las distancias son pequeñas y puedes ver mucho en poco tiempo. Los imprescindibles, a nuestro juicio, son la Iglesia de Santiago (Rúa do Parrote, 1), el entorno de la Plaza de Azcárraga, la Colegiata de Santa María del Campo (Rúa Damas, 24), una maravilla del siglo XII que ejemplifica de maravilla la transición del románico al gótico y las callejas que forman la Judería de La Coruña donde puedes ver uno de esos secretos maravillosos que nos transporta a otra época: el mikvé (baño ritual) de la desaparecida sinagoga mayor (Rúa Sinagoga, 8).
El otro gran eje monumental de la ciudad vieja es su puerto y las diferentes infraestructuras defensivas que se construyeron a lo largo de los siglos para proteger la ciudad. De las antiguas murallas apenas quedan un par de bastiones y restos de muros en torno a la Puerta do Clavo (Parrote, 4). Aquí puedes ver un pequeño baluarte con cañones y los bonitos Jardines de San Carlos (Parrote, 3), un jardincillo romántico construido sobre las antiguas murallas del siglo XV donde puedes ver el bonito Mausoleo de Sir John Moore, un general escocés que murió durante las guerras napoleónicas de principios del siglo XIX. La joya de las antiguas defensas es el ya mencionado Castelo de San Antón (Paseo Marítimo Alcalde Francisco Vázquez, 2), sede del Museo Arqueológico de la ciudad.
Tres museos en el c asco histórico de La Coruña.- Hay para elegir. Para amantes de la historia tenemos el Museo María Pita (Rúa de Herrerías, 28), una casona situada en el solar donde estaba la casa de la heroína local y en la que se explica el contexto histórico, económico y social en el que se enmarca el ataque inglés del corsario Drake en 1589. Los mitómanos de la literatura tienen una buena oportunidad en la Casa Museo Emilia Pardo Bazán (Rúa Tabernas, 11) una casona histórica repleta de obras de arte que fue residencia y lugar de trabajo de una de las grandes firmas de la literatura española de todos los tiempos. Si te gusta la historia militar tienes dos opciones: El Palacio de La Capitanía (Praza da Constitución, 5), una joya arquitectónica del barroco gallego que alterna en su colección obras de arte y objetos de temática militar, y el Museo Histórico Militar (Praza de Carlos I, sn).
Terminar el día con uno de los mejores atardeceres del mundo.- El fin del mundo. No estamos demasiado lejos de Fisterre, el mítico cabo gallego que durante siglos fue el último tramo de tierra conocida a este lado del mundo. Pero sin salir de La Coruña uno puede vivir esa sensación de fin de tierra y comienzo de la inmensidad del mar junto a uno de los monumentos más importantes de la ciudad y más antiguos del mundo. La Torre de Hércules (acceso desde Avenida de Navarra) es uno de los faros con más solera de Europa, algo así como nuestro particular Faro de Alejandría por importancia histórica y simbólica. La mole que puedes ver hoy desde el exterior data de finales del siglo XVIII y es una obra maestra del neoclásico, una verdadera rareza en este tipo de instalaciones. Pero más del 60% de la estructura de este faro monumental data del siglo I de nuestra era en el intervalo de los mandatos de Nerón y Vespasiano: es el único faro romano que queda en pie aunque su estructura original esté embutida en su piel neoclásica. Y por eso es Patrimonio Mundial de la Unesco y uno de los hitos patrimoniales más importantes de toda España.
La última visita a la torre puede hacerse alguna hora antes de que se esconda el sol tras el horizonte. No es mala idea terminar la primera jornada de nuestro viaje visitando el interior del faro y algunos de los atractivos de la zona (como los Menhires de la Paz –situados en una zona donde se produjeron varios fusilamientos durante la represión franquista- o los Petroglifos de Punta Herminia –grabados cruciformes de época medieval- antes de sentarse frente al mar a ver como el sol se hunde en el Atlántico. Una maravilla.
Comer en el centro histórico de La Coruña.- A Lagareta (Rúa Franja, 24) es uno de los mejores lugares para comer en los alrededores de la Plaza de María Pita. Un bar de vinos de toda la vida con una carta con vocación de restaurante pero a muy buenos precios. Oferta de tostas muy amplia. Pulpería de Melide (Praza de España, 16). Pulpo, pulpo, pulpo… El pulpo es el protagonista principal de una carta donde hay otros clásicos gallegos con el ambiente de las pulperías tradicionales. La Taberna del Arriero (Rúa Capitán Troncoso, 19), un clásico coruñés a muy buenos precios. Carta de especiallidades gallegas con buenos pescados y mariscos y carnes.
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