La Dehesa es un ecosistema particular y único en el mundo. Es, a la vez, un espacio natural y cultural fruto de la acción de las gentes y sus ganados a lo largo de milenios de explotación. Pero también es un ejemplo de conservación. La base de estos campos abiertos de gran extensión es el bosque mediterráneo. Encinas y alcornoques forman el núcleo central de paisajes que se han mantenido contenidos (y vaga la ‘rebuznancia’) gracias al ganado. Sólo hay que viajar algunos kilómetros hacia el este para ver como el abandono de las prácticas económicas asociadas a la Dehesa ha devuelto el bosque a su lugar en muchos lugares. La Dehesa es un espacio económico propio del cuarto suroccidental de la Península Ibérica. Andalucía y Extremadura, en España –también las hay en Salamanca- y las regiones alentejanas en Portugal concentran la mayor parte de estos campos grandes que, desde tiempos de romanos y aún más atrás, se dedicaron a la cría de nuestro fórmula uno de la ganadería. El marrano ibérico.
Las Sierras de Huelva son un auténtico paraíso. El Parque Natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche ocupa más de 186.000 hectáreas del norte de la provincia de Huelva y suponen el límite oeste del complejo de montes que forma la famosa Sierra Morena. Un lugar dominado de cabo a rabo por ese Bosque Mediterráneo que muestra su cara más humanizada en las dehesas y la más salvaje en los escarpes de montes dónde convive con castañares de gran extensión –de los mayores de España- y muy buenas muestras de bosques de ribera (formaciones arbóreas vinculadas al cauce de ríos). Desde el punto natural, estamos ante uno de los mayores y mejor conservados espacios de Andalucía. Aquí se refugia, por ejemplo, la mayor comunidad de buitre negro de España. Pero hay bichos para parar un tren: jabalíes, cievos, gatos monteses, nutrias, multitud de rapaces y, casi seguro, linces, que ya andan por estos pagos gracias a las tareas de recuperación de la especie.
Las posibilidades para hacer turismo de naturaleza son enormes, con una red de senderos que van y vienen conectando los pueblos y los principales lugares de interés. Dicen que la mejor de las rutas que se pueden hacer en la zona es la del Bosque Encantado. Este sendero circular de 19,4 kilómetros tiene salida y llegada en Galaroza y une dos de los puntos de interés natural más importantes de la comarca: el Castaño de Robledo y la Ribera de Jabugo (cauce del río Múrtiga). Otro imprescindible es el paseíto (apenas 4 kilómetros ida y vuelta) que une el pueblo de Castelazor con el Charco Malo, un sendero fácil y precioso que recorre parte del Arroyo de la Guijarra por un precioso valle cubierto de bosques de galería, con numerosos saltos de agua y pozas. Otro punto natural de gran importancia es el paraje de Sierra Pelada y Rivera del Aserrador (Acceso por H 9002), punto cero de la recuperación milagrosa del Buitre Negro en el sur peninsular. Pero como te decíamos antes, esta parte de Andalucía es un lugar humanizado. Y mucho. Y desde hace bastante tiempo.
Una de las entradas tradicionales a la comarca es a través de Higuera de la Sierra (Carretera N-433) un pequeño pueblo en el que las montañas se abren dando paso a una de las grandes dehesas de la comarca. El cerdo ibérico es hoy la razón de ser de estas enormes porciones de bosque abierto. Aquí pacen las piaras que son el origen de uno de los jamones más afamados del mundo. Marranos por todos lados. Y la potencia agrícola y ganadera de la comarca justifica la existencia de pueblos con mucha historia encima. Como el de Aracena, una verdadera villa monumental.
De Aracena hay que destacar la Cueva de Las Maravillas (Pozo de la Nieve, sn), una impresionante formación kárstica que se encuentra en pleno casco urbano de la localidad; el conjunto monumental que forman el Castillo de Aracena (siglo XIII) y la Iglesia del Mayor Dolor (Acceso Calle Cilla) un edificio más que notable que aúna el gótico y el mudéjar o la imponente Parroquia de la Asunción (Plaza Alta, 7), una de las joyas del renacimiento en Andalucía occidental. El casco urbano del pueblo responde al modelo de ciudad blanca andaluza con calles bonitas y plazas recoletas adornadas con flores. No es un mal lugar para hacer base si vas a pasar varios días en la comarca. Además aquí se encuentra el Centro de Interpretación del Parque Natural (Plaza Alta, 15) y un museo dedicado al jamón que está bastante bien hecho (Gran Vía, sn).
Una ruta por la Sierra.- Cada pueblo tiene su aquel. Pero todo lo que hay que ver no sólo se encuentra en los pueblos. Entre Higuera de La Sierra y Rosal de La Frontera –a dos pasos de la Raya con Portugal- hay poco más de 78 kilómetros. Aquí caben casi una veintena de poblaciones, castillos, yacimientos arqueológicos de gran importancia, monumentos singulares… Un ejemplo clarísimo de esto último ocurre en la pequeña localidad de Almonaster La Real dónde se agolpan varias joyas históricas de primer orden. En menos de doscientos metros de distancia aquí puedes ver unas viejas Tenerías de origen medieval (curtidurías de cuero aunque después se convirtieron en una prensa de aceite), un puente romano del siglo I, los restos de un castillo de raíces árabes y la única mezquita rural que aún sigue en pie en toda España. Este lugar debería tener un lugar de privilegio en las rutas turísticas de Andalucía. Este templo musulmán es especial por varios motivos. Se construyó durante el periodo Omeya y es totalmente original; esto es, no se aprovechó ninguna construcción previa. Es una joya. Pero no la única. Almonaster La Real es un pueblo precioso de calles empedradas y casitas blancas en el que podemos encontrar otros edificios monumentales como la Iglesia de San Martín (mitad gótica, mitad mudéjar) o la Ermita de La Trinidad (barroca del siglo XVIII) y lugares con encanto como la Fuente del Concejo o la antigua Era de La Cuesta, con magníficas vistas sobre la población y la exuberante naturaleza que la rodea.
Cada pueblo de la comarca puede presumir de algún lugar de interés destacado. Cortejana, por ejemplo, tiene uno de los castillos más bonitos y mejor conservados de la Provincia de Huelva. Aroche es otro centro monumental de interés. Aquí también hay un castillo (con una plaza de toros dentro), la bonita Iglesia de la Asunción (con elegantes arquerías góticas) y hasta un interesante Museo Arqueológico (La Cilla, sn), dónde se atesora una más que interesante colección de piezas recolectadas en los yacimientos arqueológicos del municipio. El más importante de ellos es el de Arucci Turobriga (Acceso desde N-433), una antigua ciudad romana que empieza a mostrar sus tesoros tras varias campañas arqueológicas. Muchas de las piedras de la urbe latina se usaron para construir la Ermita de San Mamés, que se encuentra sobre las ruinas. Esta pequeña iglesia es una de las joyas medievales más importantes de la región: data de finales del siglo XIII y está vinculada al proceso de colonización cristiana de la zona tras la conquista. Sus frescos son impresionantes. Y justo en el lugar dónde la sierra cierra las dehesas en su extremo oeste nos topamos con el Cromlech de Pasada del Abad (N-433). Apenas quedan seis grandes piedras de lo que debió ser una típica tumba de corredor de la Edad del Cobre.
Gorrinos para parar un tren.- Uno dice Jabugo y se le hace la boca agua. Este pequeño pueblo situado justo en el punto central de las grandes dehesas de la comarca es famoso en el mundo entero por uno de los mejores monumentos de la cultura española: el cerdo ibérico. De aquí sale el mejor jamón del mundo gracias a la combinación de factores ambientales que dan como resultado a estos gorrinos que viven al aire libre y son alimentados con bellotas de encina. Aquí hay grandes factorías de embutidos y jamones. Muchas ofrecen la posibilidad de visitar sus instalaciones, una de las actividades estrella de cualquier visita al pueblo. Pero ya que estás aquí aprovecha para dar un paseo por la Calle Barco (muy bonita) hasta la Iglesia de San Miguel (barroca). Otro edificio interesante de la localidad es el Tiro al Pichón (Carretera San Juan Puerto, 1), antiguo pabellón de tiro construido a inicios del XX para la clase alta sevillana hoy alberga el Centro Andaluz de la Dehesa y el Cerdo Ibérico, un lugar que sirve de centro de interpretación de la comarca y lugar de cata de sus productos. Otro de los puntos fuertes de Jabugo es el acceso a dos de los senderos a los que hacíamos mención al inicio de este texto: el de la Ribera de Jabugo (Río Múrtiga) y el que conduce a Castaño del Robledo (Bosque Encantado).
Fotos bajo Licencia CC: Enric Rubio Ros; tegioz; Jose A.; Jose Losada - Fotografía