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A FONDO El Panteón de Agripa; el edificio más bello del mundo

El Panteón de Agripa reinando en la Piazza della Rotonda. Uno de los símbolos de Roma.

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Dicen que es el edificio más bonito del mundo. Y no vamos a discutirlo. Por lo pronto es el monumento de época imperial mejor conservado de Roma; una maravilla de la arquitectura del Mundo Antiguo que supuso toda una revolución en su época y un incentivo para grandes genios posteriores. Miguel Ángel dijo que su cúpula debía ser de origen divino asegurando que “debió ser diseñada por ángeles” y se negó a que la cúpula de san Pedro superará en tamaño a la del templo romano por una cuestión de respeto (41,47 metros frente a 43,4). Tuvieron que pasar más de 1.300 años para que un tal Brunelleschi construyera la cúpula de Santa María dei Fiori en Florencia y superara por poquito (45,4 metros) la heroicidad de Apolodoro de Damasco, el arquitecto que recibió el encargo del emperador Adriano para reconstruir’ el Panteón en el año 118.

La historia del Panteón arranca en el 27 a.C. cuando el general Marco Agripa construyó el primer Panteón en memoria de su amigo el emperador César Augusto, sucesor de Julio César y primero de los emperadores de Roma. El antiguo Panteón inauguró el culto a los gobernantes de Roma y así se mantuvo hasta que un incendio lo destruyó casi por completo en el año 80 d.C . Sólo se salvó parte del pórtico del antiguo templo que sirvió de cimentación al que iba a convertirse en el más impresionante de los edificios de la Roma clásica. El arquitecto sirio, famoso ya en Roma por los trabajos que había realizado para el emperador Trajano –entre ellos el que se considera primer centro comercial de la historia -, rompió con las normas y diseñó un templo que iba a suponer una revolución constructiva y todo un tratado de simbolismo religioso y político en la antigua Roma.

Un alarde de pericia constructiva. Un hito en la ingeniería mundial

La cúpula es la razón de ser del edificio y la planta circular su mayor desafío. Para aligerar el peso de la enorme semiesfera se optó por cambiar el travertino (la piedra con la que se ha construido prácticamente toda Roma) por una mezcla de piedra pómez y tufo –piedras volcánicas muy porosas- y estrechar el grosor de los muros según se asciende (5,9 metros en la base y sólo 1,5 en el borde del óculo) para luego cubrir el exterior con un hormigón a base de cenizas volcánicas. Aún así el cielo del Panteón pesa unas 50.000 toneladas. Apolodoro de Damasco utilizó el diseño y las técnicas de construcción para hacer más fuerte el cilindro sin necesidad de construir grandes contrafuertes en el exterior (como sucede, por ejemplo, en los grandes edificios bizantinos como Santa Sofía). La solución fue hacer ábsides interiores (siete) que crean una superficie con aristas que ayuda a repartir el peso en puntos específicos del suelo. Para hacer los muros alternó ladrillo (creando un esqueleto de arcos y contra arcos que van repartiendo el peso de la cúpula) y hormigón para crear un tambor sólido pero grácil: una maravilla vamos.

En su estado original, el exterior del edificio estaba recubierto de piedra pulida (hoy desaparecida) y la cúpula brillaba por las tejas de bronce que la cubrían, que fueron retiradas por orden del emperador de Constantinopla Constante II en el 663.

Simbolismo, matemáticas y astronomía. Nada es azar

El diseño del Panteón no dejó nada al azar. Todo tiene un porqué: desde las proporciones del edificio a su decoración pasando por su propia orientación. La esfera es el elemento central que define a esta especie de faro cósmico diseñado para conectar el mundo terrestre con la morada de los dioses celestes. El Panteón está dedicado a los siete dioses celestes de la mitología romana: el Sol; la Luna; Marte; Mercurio; Venus, Júpiter y Saturno. El óculo es la puerta celeste que comunica este mundo con el de los dioses. La orientación del edificio es una muestra de la pericia romana a la hora de planificar con sentido simbólico. La puerta del edificio se orienta hacia el norte y el óculo está especialmente diseñado para que la luz solar entre en el edificio e ilumine el suelo en los equinoccios de Primavera y Otoño. Pero es más: el haz de luz solar del medio día ilumina la entrada el 21 de abril (día de la fundación de Roma) y empieza a recorrer el suelo del templo hasta que deja el suelo el 20 de agosto para habitar en las alturas de la cúpula hasta la llegada de una nueva Primavera.

Era una manera de hacer que los dioses habitaran entre los hombres de manera simbólica al menos unos meses al año y, de paso, realzar la figura divinizada del emperador como cabeza de un orden social jerárquico y monolítico. Los emperadores estaban bajo la protección de Apolo –el Sol- y la orientación del templo era parte de un rito de ‘hierofanía’, esto es, un acto de manifestación de lo sagrado a través del evento celeste del equinoccio y del aniversario de la fundación de la ciudad. Los rituales del 21 de marzo y 21 de abril representan al sol como divinidad reinante e invicta. La relación directa del emperador y su dinastía con Apolo convierten al Panteón en un instrumento de legitimación política a través de estos ritos religiosos. Según las crónicas del historiador Dion Casio (155 - 235), Adriano solía impartir justicia en el edificio que actuaba, por su conexión directa con el sol, como Tribunal Supremo de Roma.

Los números también tienen un significado simbólico importante. Números que están presentes en el diseño del edificio y en la decoración del mismo. En la tradición aristotélica la esfera es la figura perfecta y cualquier representación del orbe celeste debe ser esférica. La altura del cilindro coincide con el radio. El centro del edificio coincide con el punto inferior de la esfera proyectada desde el final la cúpula hacia el suelo; la altura del cilindro, por lo tanto, es igual al radio de la circunferencia de la cúpula que forma una semiesfera perfecta. Pero ahí no acaba el simbolismo numérico-geométrico. Si trazáramos esa esfera perfecta y la encerramos en un cubo, la longitud de sus aristas es de dos radios y su prolongáramos dos líneas desde los puntos en los que el diámetro de la circunferencia toca el fondo de los ábsides hasta el centro del óculo formaríamos un triángulo equilátero perfecto. El Panteón es una oda a la suma pitagórica. Pitágoras y su idea de proporción (como representación del orden sobre el caos) es un elemento común en el arte antiguo (tanto en Grecia como en Roma).

El diseño es algo así como una maqueta a escala del universo que representa el movimiento de los principales cuerpos celestes para el imaginario religioso grecoromano. La nave circular alberga siete ábsides (que luego el cristianismo adaptará a las iglesias en forma de capillas) que están consagradas a cada uno de los dioses celestes de los que hablábamos con anterioridad. La cúpula representa al cielo con el sol en el óculo. Los cinco niveles de artesones (cuadrados en bajorrelieve que adornan y, al mismo tiempo, aligeran el peso de la cúpula) representan las cinco esferas concéntricas del sistema planetario antiguo (Mercurio, Marte, Júpiter, Saturno y Venus); y los 28 cuadrados concéntricos que forman estos artesones son un guiño a la perfección del Cosmos ya que los romanos consideraban al 28 como un número perfecto al ser la suma de sus divisores naturales a excepción de sí mismo (1+2+4+7+14).

El Panteón hoy

En el exterior, lo que vemos es el armazón del edificio que fue despojado de su recubrimiento ornamental a lo largo de los siglos. Seguro que el aspecto que tenía el templo en sus mejores tiempos era impresionante, pero al estar desnudo es posible ver como asoman algunos arcos de ladrillo entre el hormigón lo que ayuda a comprender cómo se hizo. Frente al pórtico había una plaza rectangular porticada que desapareció con el tiempo. También se despejó bastante la trama urbana de alrededor lo que nos permite ver el conjunto con perspectiva desde la Piazza della Rotonda.

El pórtico es un homenaje a la ‘vieja arquitectura clásica’. Este pronaos, soportado por dieciséis columnas de estilo Corinto que combinan mármol blanco (base), granito egipcio (fusta) y Porfirio (capitel), está dividido en tres naves abovedadas que recuerdan a los grandes templos grecorromanos. El frontón triangular (con la inscripción que recuerda a Marco Agripa: M. AGRIPPA. L. F. COS .TERTIVM. FECIT -Marco Agripa, hijo de Lucio, cónsul por tercera vez, (lo) hizo-) completa la parte clásica del edificio. La nave central del Pronaos (en griego delante del naos –esto es antes de la nave-) proyecta hacia el interior a través de un pequeño cuerpo que sirve de vestíbulo de entrada a la gran sala redonda.

El interior está prácticamente intacto. La estructura (con las siete capillas y las hornacinas en la parte superior del tambor son originales) está decorada con mármoles de diferentes colores y delicadamente pulidos que crean un ambiente suntuario y de enorme equilibrio y armonía. Cada una de las capillas abovedadas estaba dedicada al culto de uno de los dioses celestes. Entre las capillas, se adosan pequeños templetes –edículos se llaman- que alternan formas triangulares y semicirculares en sus frontones –todo es armonía y ritmo-. En el segundo cuerpo del tambor (soportado en las capillas por pares de columnas corintias que no son necesarias) donde se abrieron hornacinas para colocar imágenes de santos y ventanas en el siglo XVIII (esta es la parte más alterada del edificio). El suelo no es el original pero se restauró en el siglo XIX respetando al milímetro el diseño romano. Si te acercas al centro verás como los mosaicos que están bajo el óculo tienen pequeños desagües para desalojar el agua que entra desde el enorme agujero de casi nueve metros. La conversión en iglesia del templo en el siglo VII hizo que el lugar albergara tumbas de gente importante. Rafael es el más ilustre de los personajes públicos enterrados aquí entre los que también hay algunos reyes de la Italia unificada.

CRONOLOGÍA DEL PANTEÓN

27 a.C. El general marco Agripa ordena la construcción de un templo en honor del Emperador Augusto.

80 d.C . Un incendio destruye el edificio original.

118 d.C . El Emperador Adriano encarga a Apolodoro de Damasco la construcción del edificio.

125 d.C. Terminan las obras y el Panteón es consagrado al culto de los dioses celestes y a la figura imperial.

608 d.C. El Emperador Foca regala el edificio al Papa Bonifacio IV que lo convierte en iglesia católica bajo la advocación de Santa María de los Mártires. Seguramente, este acto de cesión salvó al Panteón de la decadencia y la destrucción.

663 d.C. El emperador de Constantinopla Constante II ordena la retirada de las tejas de bronce que recubrían la cúpula del templo en lo que será el primero de los dos grandes expolios que sufrió el edificio a lo largo de su historia.

1632. Se retiran los casetones de bronce del pronaos por orden del papa Urbano VIII para construir el Baldaquino de San Pedro y un buen número de cañones. El papa pertenecía a la familia Barberini y el despojo causó indignación en Roma que acuñó el dicho ‘Quod non fecerunt barbari, fecerunt Barberini’, que quiere decir “lo que no hicieron los barbaros, lo hicieron los Barberini’ en alusión al atentado histórico. Urbano VIII también ordena a Bernini que diseñe y construya dos pequeños campanarios.

1873 . Se restaura el suelo del templo respetando el diseño romano original.

1893 . Se retiran los dos campanarios añadidos por Bernini en el siglo XVII.

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DIRECCION : Piazza della Rotonda sn

TELÉFONO : (+39) 06 683 00230

HORARIO : De lunes a sábado de 8.30 a 19.30. Domingo de 9.00 a 13.00. Cerrado el 1 de enero, el 1 de mayo y el 25 de diciembre.

PRECIO : Entrada gratuita.

TRANSPORTE PÚBLICO : Bus de Roma líneas 30, 40, 49, 62, 64, 81, 87 (Parada Largo di Torre Argentina). Metro: Línea A –Naranja- (Parada: Barberini).

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