A poco más de una hora en tren de Bruselas, a 2.40 horas desde París y a tres desde Ámsterdam, la ciudad de Brujas se ha convertido en un clásico de excursiones de un día en los viajes por Bélgica, Holanda y el norte de Francia. El tamaño de la urbe y su configuración permiten abarcar sus atractivos más notables en un par de horas de serena caminata. Los que opten por esta opción se perderán el espectáculo que supone caminar de noche por uno de los centros históricos mejor conservados de Centroeuropa y no podrán darse el gusto de dejar pasar las horas en alguna (o mejor algunas) de las mejores cervecerías de Bélgica (que ya es decir). Pero con una buena planificación, lo mejor de esta ciudad fascinante y hermosa como pocas quedará al alcance del viajero inquieto en un día de intensa exploración. Aunque lo ideal es quedarse dos días.
Eso sí, Viajar Ahora recomienda llegar temprano. Los trenes salen con bastante frecuencia desde la Estación Central de Bruselas desde las siete de la mañana y hay conexiones nocturnas con Ámsterdam (hay un tren que parte, vía Amberes, a las 5.20) y París (salida vía Bruselas a las 5.55). Lo ideal es llegar a primera hora de la mañana y partir, si se puede, en el último tren de la tarde lo que, en el caso de la conexión con Bruselas, permitirá disfrutar de un paseo nocturno por la ciudad (que es más que recomendable). La estación de tren se encuentra a apenas 300 metros de la entrada al casco histórico y a 2,1 kilómetros del punto más apartado de la ciudad vieja (30 minutos de paseo tranquilo).
La Grote Markt (Plaza del Mercado) es el centro neurálgico de la ciudad y un buen centro de operaciones desde el que ir visitando los diferentes puntos de interés de la abigarrada trama urbana de la ciudad. Corazón del antiguo burgo comercial es también una de las muestras más sublimes de gótico civil de Flandes. El paisaje urbano está marcado por la presencia del Juzgado Provincial y el impresionante Campanario de Brujas (Dirección: Grote Markt, 7; Tel (+32) 5044 8711; Horario: LD 9.30 – 18.00) declarado Patrimonio de la Mundial por la UNESCO y uno de los mejores miradores de la ciudad. El edificio, de función enteramente civil y comercial, sirvió de mercado, archivo y torre de vigilancia. Para subir hasta el tope de la torre hay que subir 366 escalones. El carrillón, compuesto por 35 campanas, es uno de los más antiguos de Europa (siglo XVII). La base del campanario forma el Mercado Cubierto de Le Halle, antigua instalación comercial medieval que hoy acoge una curiosa colección de obras de Salvador Dalí.
También en el entorno de la Grote Markt se encuentra el Historium (Dirección: Grote Markt, 1; Tel: (+32) 5027 0311; Horario: LD 10.00 – 18.00) uno de los mejores museos históricos del mundo que te sumerge en pleno siglo XV, época de máximo esplendor comercial y cultural de una ciudad a la que también se la conoce como la ‘Venecia del Norte’. A través de impresionantes imágenes 3D acompañadas de efectos sonoros y olores. El resultado es brutal. No es mala idea empezar la visita por aquí para entender mejor la ciudad a través de su historia y la vida de alguno de sus hijos más ilustres, como es el caso del célebre Jan Van Eyck, el más conocido de los pintores flamencos primitivos, cuyo estudio se recrea al detalle en el Historium.
Para los aficionados al arte con mayúsculas queda el Groeningemuseum (Dirección: C/ Dijver, 12; Tel: (+32) 5044 8743; Horario: MD 9.30 – 17.00; E-mail: musea@brugge.be) que cuenta, entre sus colecciones artísticas, una muestra significativa de los primeros pintores flamencos, entre los que destaca el propio Van Eyck y su famosa ‘Virgen del canónigo Van der Paele’.
El Burg es la otra gran plaza del conjunto histórico. Otro boquete practicado en la intensa trama de callejuelas y canales que se encuentra a apenas unos centenares de metros de la ‘Plaza del Mercado’. La estrechez de la geografía permite ver mucho en poco tiempo. Esta es la ventaja de Brujas: en apenas unos minutos se cubre la distancia que media entre cada lugar de interés. Ya lo dijimos con anterioridad. Lo ideal es pasar la noche, pero en un día bien aprovechado se puede ver mucho. Y el Burg es un ejemplo clarísimo. En apenas unos metros se agolpan la pequeña pero intensa Basílica de la Santa Sangre (Dirección: Burg, 13; Tel (+52) 5033 6792; Horario: LD 9.30 – 12.00 y 14.00 – 17.00; E-mail: info@holyblood.com), el Brugse Vrije (Dirección: Burg, 11; Horario: LD 9.30 – 12.30 y 13.00 – 17.00), antiguo palacio del siglo XVIII (es una de las pocas muestras de Barroco civil de la ciudad) que, durante siglos funcionó como sede judicial y el Stadhius (Dirección: Burg, 12; Tel: (+32) 5044 8111) impresionante edificio del siglo XIV sede del ayuntamiento y que es una de las mejores muestras de gótico civil de toda Flandes (que ya es decir).
Canales, iglesias, palacios y cervecerías
La mejor manera de explorar esta pequeña y coqueta ciudad es dedicarse al vagabundeo sin rumbo. Ninguno de sus atractivos dista más allá de 20 ó 30 minutos a pie, una circunstancia que permite el placer de permitirse el lujo de pasar por los mismos lugares dos o tres veces. LaCatedral de San Salvador (Dirección: C/ Saint Salvatorskoorstraat, 8; Tel: (+32) 5033 6841; Ver Horario) es el edificio religioso más antiguo e imponente de la ciudad (impresionantes las tumbas medievales y la colección de pintura flamenca), pero muchos de los que llegan a la ciudad ponen en el número uno de sus objetivos a la Iglesia de Nuestra Señora (Dirección: Mariastraat, sn; Tel: (+32) 5044 8711; Horario: LS 9.30 – 17.00 D 13.30 – 17.00). El imponente campanario de 115 metros es una de las señas de identidad de esta joya del gótico del siglo XIII, pero más allá de agujas, columnas o suntuosas tumbas, la máxima atracción del lugar, y también de la propia ciudad, es la delicada Madonna con el niño de Miguel Ángel, joya del renacimiento italiano. En torno a estos dos templos se encuentran las calles más antiguas de la ciudad. Urbanismo de traza medieval que se encuentra con los hermosos canales en lugares de increíble belleza como el Puente de Bonifacio.
Muchas ciudades se otorgan el título de ‘la Venecia del Norte’. Brujas lo merece con creces. Una red de canales abrazan y atraviesan el casco histórico conectando el antiguo burgo medieval con los canales que llevan a la costa Atlántica (a apenas un par de kilómetros). El Heritage Walk (unos 4,5 kilómetros), sendero señalizado con abundantes paneles de información, son una magnífica guía callejera que te permitirá llegar sin problemas a rincones mágicos como el Rotenhoedkaai (o embarcadero del Rosario), una de las vistas paradigmáticas de la ciudad y protagonista de miles de fotos y postales.
El agua marcó durante siglos el pulso de la ciudad. Al albor del comercio se construyeron la mayoría de los edificios que convierten a esta pequeña urbe en una auténtica joya patrimonial. Entre los siglos XIII y XV, Brujas fue el nexo de unión comercial de la potente Liga Hansiatica y las riveras del Mediterráneo. Lugares como la Calle de los Españoles (Spanjaardstraat) y ‘los Orientales’ (Oosterlingenplein) son un recuerdo de aquellos tiempos en los que delegación es comerciales de toda Europa y Oriente Medio se establecieron en la ciudad al socaire de la intensa actividad comercial. De aquellos tiempos quedan edificios notables como La Plaza del Gremio de Curtidores (Huidenvettersplein) o los diferentes muelles. Una buena manera de terminar la visita, previa a ese paseo nocturno intercalado entre las obligadas visitas a las estupendas cervecerías de la ciudad es el Begijnhof, un remanso de paz situado a pocos metros del centro. El ‘Beaterio’ tiene su origen en la Edad Media y, en su origen, fue un barrio de retiro espiritual para las viudas de los muertos en las Cruzadas. Después se convirtió en convento y hoy es uno de los lugares más auténticos de la ciudad a dos pasos del Minnewater(Lago del Amor). Para los que quieran ahondar en la historia de este curioso lugar está el Museo de Begijnhuisje (Horario: LS 10.00 – 17.00 y D 14.30 – 17.00).
Fotografías cortesía de la Oficina de Turismo de Flandes