Las Escalinatas de la Trinitá dei Monti y la famosísima Fontana de la Barcaza son uno de los iconos más importantes de la Roma inmortal. La Plaza de España es uno de esos sitios que acaparan las hordas de turistas desde las primeras horas de la mañana hasta prácticamente la madrugada. La reciente prohibición de sentarse en la escalera más famosa del mundo ha hecho que las aglomeraciones se aligeren un poco, pero aún así son miles y miles los turistas que se apelotonan en este emblemático lugar íntimamente ligado a España y su relación histórica con la Santa Sede. La gran mayoría de los que se acercan aquí suben y bajan la escalinata, se hacen la foto, miran desde todos los ángulos posible la Fontana y poco más. Las imágenes de Audrey Hepburn comiendo un helado en las escaleras en la mítica ‘Vacaciones en Roma’ y el fetichismo de la foto ideal habían convertido la plaza en un infierno. Hoy, con la prohibición de sentarse la cosa se ha aligerado bastante y la cosa está mucho más despejada.
Un origen poco glamuroso.- La Plaza de España y su entorno es la gran milla de oro de la ciudad de Roma. Aquí se concentran algunas de las calles más exclusivas y elitistas de la Ciudad Eterna con nombres como Frattina, Condotti o Corso, donde se apelotonan las tiendas de las marcas más lujosas del mundo. El establecimiento de la embajada de España en el XV y la construcción de villas y palazzos fue transformando el lugar en lo que vemos hoy, pero en su origen, esto fue el Forum Suarium, o lo que vendría a ser el mercado de cerdos de la antigua Roma.
Como te decíamos, de esos miles y miles de personas que pasan a diario por aquí, apenas unos cientos cruzan las puertas de la Iglesia de la Trinitá dei Monti (Piazza della Trinità dei Monti, 3) pese a ser una rareza entre todas las iglesias de Roma. Junto a la preciosa Santa Maria Sopra Minerva (que está a espaldas del Panteón de Agripa), esta es una de las escasísimas muestras de gótico en la Ciudad Eterna y cuenta con una de las obras maestras del manierismo: los frescos de Daniele da Volterra dedicados a varios episodios de la vida de la Virgen María. ¿Sabías que las escalinatas fueron financiadas por Francia para unir la Trinitá, la iglesia francesa de Roma, con la plaza de España (se la conoce así desde que se instaló ahí la embajada de nuestro país) para simbolizar la paz entre los dos países tras siglos de guerra? Hay muchos detalles que pasan inadvertidos en este espacio maravilloso. Y también hay lugares secretos que casi nadie va a ver a pesar de ser verdaderas maravillas históricas y artísticas.
Los dos ángeles de Bernini demasiado bellos para dormir a la intemperie.- El ejemplo de que cuando haces las cosas demasiado bien hay que cambiar los planes. A mediados del siglo XVII, el papa Clemente IX encargó a Gian Lorenzo Bernini un conjunto de esculturas para adornar el Puente de Sant Angelo. Bernini que era un monstruo se puso manos a la obra y creó una serie de dos ángeles en mármol que simbolizan la pasión de Cristo. Estas dos esculturas resultaron ser tan sublimes que se decidió resguardarlas de la intemperie. Hoy puedes verlas en la Iglesia de Sant’Andrea delle Fratte (Via di Sant'Andrea delle Fratte, 1) y flipar en colores. La propia iglesia (obra de otro maestro como Borromini) es una obra maestra del barroco y merece la pena la visita. De camino ver el colegio de los Jesuitas.- Lamentablemente sólo se puede ver por fuera, pero el Palacio de la Propaganda Fide (Via di Propaganda, 1) es uno de los mejores ejemplos de barroco ‘civil’ del mundo.
La Villa Médici (Viale della Trinità dei Monti, 1).- Es la ‘hermana menor’ de la cercana Villa Borghese pero también es digna de verse tanto por sus contenidos artísticos como por el magno continente renacentista que sirve de sede a la Academia de Arte Francesa en Roma. El edificio fue levantado por orden del Cardenal Giovanni Ricci da Montepulciano a principios del siglo XVI en unos terrenos anexos a la Muralla Aureliana en el Monte Pincio. Para ello contrató los servicios del arquitecto Nanni di Baccio Bigio, rival de Miguel Ángel y prolífico artista de su tiempo. Pero la propiedad pasó a mano de los Medicci poco después como residencia y depósito de su colección de arte. Desde mediados del XIX es el lugar donde artistas franceses pasan tiempo en Roma estudiando y perfeccionando sus habilidades. El lugar merece la pena verse por el edificio, la colección de arte que alberga y sus fastuosos jardines con más de siete hectáreas de superficie.Desde la ‘Montagnola’ del jardín se tiene una impresionante vista del entorno de la Plaza de España y del skyline vaticano
La Fontana dei Babuino (Via del Babuino, 150).- Comparada con las grandes fuentes patrimoniales de Roma, este pequeño surtidor adornado con la estatua de Sileno (el sátiro bebedor y juerguista que ejerció de padre adoptivo de Dionisio) es modesta y hasta grotesca (por eso los romanos la bautizaron con el apodo del babuino -mono-). Pero esta es una de las fuentes parlantes de Roma y ocupa un lugar muy importante en la cultura popular de la ciudad. Las fuentes parlantes eran lugares donde los romanos pegaban pasquines irónicos e insultantes que de manera anónima ponían a parir a las altas esferas de la ciudad. La fuente está situada junto a la Iglesia de San Atanasio (Via dei Babuino, 149) una de esas ‘iglesias menores’ de Roma que en cualquier otra ciudad serían monumentos de primer orden.
La Porta Pinciana y el único tramo visitable de la muralla romana.- Otro secreto que pocos conocen es la cercanía de las murallas romanas a la Escalinata de Trinitá dei Monti y mucho menos que muy cerca de aquí se encuentra el único tramo de muros que pueden visitarse desde dentro. Casi nada. La Porta Pinciana forma parte de las ampliaciones del muro defensivo romano construidas durante el reinado del emperador Aureliano a finales del siglo III después de Cristo. La puerta en cuestión se construyó un poco más tarde (principios del siglo V -403-) en tiempos en los que el imperio ya estaba dando sus últimas bocanadas de existencia. No es de las puertas más bonitas o monumentales de la ciudad, pero si es el único punto desde el que puedes acceder a las murallas a través de las Pasarelas de la Via Campania (Via campania, sn). En este pequeño tramo de muralla puedes ver el sistema de construcción de ladrillo de los viejos muros de Roma. Adosados a la muralla puedes ver dos monumentos interesantes: el Busto de Belisario (una escultura clásica ubicada en una hornacina renacentista posterior) y el Monumento ai caduti del rione Ludovisi (Largo Federico Fellini) un templete de principios del XX dedicado a los caídos italianos en la Primera Guerra Mundial.
Fotos bajo Licencia CC: Carlo Raso; Jean-Pierre Dalbéra; Mike Steele; Nicola; Fred Romero; Alberto Trentanni