La capital de Baviera es la gran punta de lanza industrial de Alemania. No es una ciudad pequeña, ni mucho menos. Pero es posible conocer lo mejor de Múnich en dos días bien aprovechados. Así que es una buena opción para una escapada de turismo urbano y, también, una parada obligada de cualquier ruta por el sur germano o por los preciosos Alpes bávaros (la vertiente norte de la famosa cordillera europea). Actualmente la ciudad es la tercera de las grandes poblaciones del país tras Berlín y la portuaria Hamburgo (cuenta con más de 1,5 millones de habitantes). Una ciudad bullanguera e industriosa que compagina a la perfección el trabajo y algunas fiestas que son famosas en toda Europa. La más paradigmática es el Oktober Fest, la multitudinaria fiesta de la cerveza que atrae a gentes de medio mundo (se celebra durante la última quincena de septiembre y los primeros días de octubre coincidiendo con la llegada del otoño), pero también hay otras convocatorias festivas importantes como la Fiesta de la Primavera, también con la cerveza como protagonista del asunto, y el Adviento (semanas previas a la Navidad) cuando se instala uno de los Mercados de Navidad más importantes de todo el continente.
Festivales culturales, ciclos de música, fiestas universitarias legendarias, mercados tradicionales… Casi cada mes hay alguna convocatoria interesante. Este cúmulo de tradiciones festivas y culturales se derivan de la gran importancia histórica de la ciudad como cabeza del Sacro Imperio Romano Germánico (Edad Media) y del Reino de Baviera (XIX) lo que, a niveles del pateador de ciudades se traduce en buenos monumentos históricos, iglesias fastuosas, castillos y palacios.
El Centro Histórico.- El primero de estos dos días en Múnich lo utilizaremos para conocer el centro histórico de la ciudad y para detenernos en algunos detalles importantes de esta zona. Como todas las grandes ciudades de origen medieval en Europa, la vieja Múnich se organizó en torno a las plazas donde se celebraban los mercados. La Marienplatz (Plaza de María) debe su nombre a una columna monumental levantada en el siglo XIX para dar gracias a la virgen tras una asoladora epidemia de Cólera. Como sucede en otras plazas mayores centroeuropeas, la cantidad de grandes edificios que se arremolinan en torno a este espacio es apabullante: el más notable es el Neues Rathaus (Ayuntamiento Nuevo) un complejo enorme de estilo neogótico (se construyó a finales del XIX) que es famoso por sus torres y su carrillón (de los más grandes de Europa). También en la misma plaza puedes ver el Alte Rathaus (Ayuntamiento Viejo) y una mezcla de viejos y nuevos edificios. Múnich sufrió daños severos durante la Guerra Mundial y eso aún se ve en un centro dónde subsisten viejas casas en convivencia con los nuevos edificios.
El otro centro urbano histórico es la Plaza de Viktualienmarkt (literalmente el Mercado de Víveres y en el que aún se pueden comprar frutas, verduras, quesos, carnes y los famosos pretzels de Múnich), otro espacio monumental donde conviven edificios importantes como las Iglesias de San Pedro y del Espíritu Santo (ambas medievales y con importantes obras de arte en su interior), interesantes casas burguesas (como la Ruffinihaus -Sendlinger Strasse, 1-) y un pequeño conjunto de callejuelas y manzanas de casas que sufrieron pocos daños durante la guerra y aún conservan el aspecto anterior al conflicto (en torno a las calles Westenriederstraße, Westenriederstraße, Frauenstraße y Sparkassenstraße). Aquí puedes encontrar los trozos más auténticos del casco histórico muniqués y también el acceso al Palacio de Alter Hof (Alter Hof, 1), un complejo de edificios del siglo XIII que fue sede de las primeras dinastías gobernantes de Baviera. Una cervecería con historia.- La Hofbräuhaus am Platzl (Platzl, 9) es la cervecería más famosa de toda la ciudad. Y también de las más antiguas porque lleva haciendo y sirviendo cerveza desde finales del siglo XVI.
De Frauenplatz a la Karlsplatz.- En el primero de los paseos propuestos nos hemos movido en las zonas históricas al este de la Marienplatz. Ahora dedicaremos un par de horas a recorrer la Calle Neuhauser que servía para conectar el centro urbano con la Karlstor, una de las principales puertas de la muralla. Aquí nos vamos a topar con uno de los iconos más importantes de la ciudad: la Catedral de Munich –Frauenkirche- (Frauenplatz, 1), con sus dos torres con remates lobulados que se inspiraron la Cúpula de la Roca de Jerusalén, es el edificio histórico más importante de la ciudad. El interior es muy bonito de ver (un gótico tardío elaborado con ladrillos) pero la gran atracción del templo es poder subir a la torre sur para ver el casco histórico desde las alturas y las cercanas cumbres alpinas. Otro imprescindible es San Miguel (Neuhauser Str., 6) que cuenta con una altísima nave central donde se combinan el gótico, el renacimiento y el barroco. Salimos de la vieja Múnich por la Karlstor para visitar Karlsplatz y pasar a la ciudad moderna.
Königsplatz.- La ciudad se desbordó durante el siglo XIX durante esa centuria dorada que supuso el Reino de Baviera. Fruto de esta fiebre constructora el estado bávaro decidió crear una gran zona monumental inspirada en la tradición artística griega para simbolizar la unión entre Bavaria y los ideales de la Grecia clásica. Y el resultado es Königsplatz y algunos espacios adyacentes donde se alternan grandes plazas y zonas arboladas con edificios de inspiración clásica como el Propileo, la Gliptoteca o la sede del Museo Estatal de Antigüedades (con una enorme colección de piezas griegas, etruscas y romanas). La plaza y los lugares adyacentes están literalmente repletos de grandes edificios públicos y museos que apabulla. Porque para eso se creó: para demostrar la pequeñez del ser humano ante la poderosa presencia del Estado.
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