Un viaje a Amberes: la desconocida capital europea de los diamantes

El río y la ciudad. La ciudad y el río. El Escalda se encuentra con el mar en un imponente estuario de grandes marismas que culminan en los puertos de Amberes (Antwerpen), uno de los mejor protegidos y más seguros de esta parte del mundo (la antigua Flandes). Gracias al río. Gracias al puerto. Porque el corte de diamantes se convirtió en un arte en una de las grandes rivales de la ciudad durante toda su historia. El corte moderno de diamantes se inventó en la ciudad de Brujas en el siglo XV, cuando el joyero Lodewyk van Berken creó el Scaif, un disco de pulido que combinaba el polvo de diamante y el aceite de oliva. Pero la escasa tradición portuaria de esta ciudad provocó que esta actividad se concentrara en Amberes creando una pequeña burbuja de prosperidad que, por ejemplo, fue uno de los detonantes del auge de las artes flamencas en los siglos posteriores. Esta maestría a la hora de convertir los diamantes en bruto en verdaderas obras de arte convirtió en la ciudad en la capital de diamante, una curiosidad que aún está totalmente vigente. Muy cerca de la Estación Central de Amberes (Koningin Astridplein, 27), una de las más bonitas de Bélgica por cierto, se encuentran las calles peatonales Rijfstraat, Hoveniersstraat y Schupstraat que forman el corazón del conocido como Distrito del Diamante.

La historia de Amberes está íntimamente ligada al mercado internacional de diamantes. Originalmente, el barrio de los talladores se encontraba en Groenplaats, junto a la fabulosa Catedral de Amberes. De ahí fue pasando de plaza el plaza como escondiéndose hasta llegar a estas calles discretas y, en comparación con lo que es la ciudad, feas. Calles en las que los grandes mercados de diamantes se alternan con tiendas y pequeños talleres en un ambiente de máxima seguridad. ¿Y por qué empezar por aquí? Porque todo lo que vamos a ver tiene su explicación en esta actividad que impulsó la construcción de uno de esos cascos históricos divinos de la zona y una explosión de las artes que cristalizó en la creación de la Escuela de Amberes (Rubens, van Dyck, Pieter Brueghel…). Dicen que por aquí pasan 32.000.000 millones de euros cada año.

Una riqueza que, por ejemplo, se ve reflejada en las fachadas de Grote Markt, una de esas plazas flamencas que quitan el hipo. El Mercado Grande (Grote Markt) ejerce de centro urbano y corazón de la ciudad. Lo mejor es situarse junto a la Fuente del Bravo (una alegoría del XIX a la fundación romana de la ciudad) y dar una panorámica de 360 grados deteniéndote en los detalles de las fachadas de la plaza: empezando por el Stadhuis (Grote Markt, 1), el precioso ayuntamiento renacentista del viejo burgo, y siguiendo por el maravilloso conjunto que forman las Casas del Gremio (Grote Markt, 7),una serie de pequeños palacetes del siglo XVI que representan a cada uno de los grandes gremios de la ciudad. Este conjunto es de gran belleza que señalan la profesión de cada una de sus cofradías a través de sus correspondientes patrones y patronas (que coronan los edificios) y relieves o esculturas en las fachadas.

A dos pasos de la Grote Markt se yergue la magnífica Catedral de Nuestra Señora de Amberes (Groenplaats, 21), que ahí donde la ves es la más grande y fastuosa de toda Bélgica, un dato que tiene mucho que ver con la gloria de la ciudad. Aunque las primeras piedras datan del XIII, la gran parte del templo es del inicio del boom de los diamantes (siglos XV y XVI). Dicen que este edificio gigantesco es la cumbre del gótico brabantino, un estilo propio de los Países Bajos que tiene en la verticalidad su obsesión. Esta Notre Dame flamenca alcanza los 123 metros de altura. Pero más allá de su grandeza arquitectónica, la catedral amberina es uno de los grandes recipientes de arte flamenco de la zona, con un protagonista de lujo: Rubens. El eje de los grandes espacios públicos de la ciudad que se inicia en Grote Markt culmina en Groenplaats la antigua plaza de los diamantistas. Aquí no dejes de ir a ver la estatua que rinde homenaje al gran artista local: Peter Paul Rubens. Como te decíamos, los diamantistas se mudaron hace siglos, pero el DIVA Museum (Suikerrui, 17), un centro dedicado a la joyería tradicional local, está a dos pasos de la vieja Groenplaats.

Las otras joyas del centro histórico.- El centro de Amberes es pequeño y muy manejable, por lo que es fácil de andar y desandar y uno puede permitirse el lujo de pasar dos o tres veces por el mismo lugar sin tener la sensación de que se está perdiendo el tiempo. Calles como Oude Koornmarkt, Reyndersstraat o Hoogstraat forman el núcleo de la ciudad vieja agrupada entre las plazas y la catedral y los viejos puertos a orillas del Escalda. Aquí se apelotonan las viejas casonas, las iglesias, los museos… Pequeñas concentraciones de sitios que ver como sucede en la calle Zirkstraat, donde, a tiro de piedra, tienes la pequeña Plaza de Speeltuin Zirkstraat, la Hoekhuis (Vleeshouwersstraat, 15), una bonita casa de 1577 abierta al público como museo, la Casa del Carnicero (Vleeshouwersstraat, 38), antigua sede del gremio de los carniceros y ahora activo museo sobre la música flamenca –la de Flandes-, y San Pablo (Sint-Paulusstraat, 22), otra joya del gótico repleta de obras de arte. Ahí, todo junto.

La belleza concentrada de Gante o Brujas (acentuada por los canales) ensombrece la monumentalidad de Amberes. Pero uno se pone a contar lugares de interés y las cuentas salen a favor de la capital de los diamantes. Más allá de ese conjunto monumental de Zirkstraat, el casco histórico está repleto de cosas que ver, aunque un poco más dispersas. Valgan un par de ejemplos que nosotros consideramos imprescindibles en cualquier visita a la ciudad.

El callejón de Vlaeykensgang (acceso por Oude Koornmarkt, 12).- este lugar hasta el siglo XIX era algo así como el patio trasero de la ciudad, un lugar donde se apelotonaban cientos de familias pobres en casas insalubres y callejones sin luz ni ventilación. Este lugar se salvó de la demolición de milagro y hoy es un lugar donde hay galerías de arte, restaurantes, tiendas… Y, menos mal, también la arquitectura simple pero bonita de finales de la Edad Media.

El Castillo de Het Steen (Steenplein, 1).- Un pedazo de castillo impresionante. Esta fortaleza es el edificio más antiguo de los que se mantienen en pie en la ciudad. Hablamos de un conjunto de torres, muros, zonas residenciales y hasta una ermita que comprenden un arco cronológico que se inicia a principios del siglo XIII y termina en el XIX. El Castillo defendía el principal acceso a la ciudad desde el río, después fue almacén y, después, cárcel. Hoy es un centro cultural y se puede visitar por dentro.

El Museo Plantin-Moretus (Vrijdagmarkt, 22).- Una maravilla. Esta casona del siglo XVI fue el primer museo del mundo en entrar en el listado de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Y no es poca cosa. Estamos ante una de las imprentas más antiguas y mejor conservadas del Viejo Mundo, uno de esos lugares que cualquier persona con inquietudes culturales disfruta. La familia Plantin-Moretus se convirtió en uno de los nombres propios de la impresión europea durante siglos (trescientos años de funcionamiento ininterrumpido). Puedes imaginarte la magnitud y calidad de la colección que ahí se expone.

Meir hasta la Rubenshuis.- Siempre es una oportunidad poder visitar la casa de un genio. La calle Meir es otro de los grandes ejes monumentales de la Amberes histórica: antigua vía a extramuros donde se pueden ver algunos palacetes de importancia como el Koninklijk Paleis (Meir, 50), una extravagancia rococó del siglo XVIII que sirve aún de residencia de la familia real belga en la ciudad, o la propia Casa de Rubens (Hopland, 13), uno de los palacios privados más impresionantes de todo el país. En el entorno de Meir puedes ver otras dos joyas amberinas: la Iglesia de Santiago –Sint Jacobskerk- (Sint-Jacobstraat, 9), otro de los grandes edificios religiosos de la ciudad, y la Ópera de Amberes (Frankrijklei, 1) un verdadero templo burgués de principios del siglo XX que es de los mejores ejemplos de neobarroco de toda la región flamenca.

Museos de Amberes

El Museo de Bellas Artes KMSKA (Leopold de Waelplaats 1).- Uno de los más importantes de toda Bélgica y también de Europa. Aquí nos vamos a encontrar una de las colecciones de arte más importantes de Europa centrada en las diferentes escuelas flamencas (con mucho peso de la de Amberes, como es natural) y la evolución del arte europeo hasta el expresionismo del XIX. Más allá de sus 111 obras maestras del arte flamenco, como ellos mismos dicen, hay autores de la talla de Tiziano, Modigliani o Rodin.

El Museum aan de Stroom (Hanzestedenplaats, 1).- Un totum revolutum donde caben las bellas artes, una importante colección marítima, artes decorativas y hasta arqueología. Este museo sirve de gran centro de la ciudad recogiendo en un innovador edificio situado en el puerto algunas de las colecciones que se depositaban en otros lugares del casco histórico. A través de todas estas colecciones se puede rastrear la historia de Amberes y su relación con el resto del mundo. Mola. Queda un poco a desmano, pero cerca del Stroom puedes ver la sede de la Autoridad Portuaria de Amberes (Zaha Hadidplein, 1), un edificio que alterna lo histórico y la arquitectura más moderna.

Fotos bajo Licencia CC: Ana Rey; Tnarik Innael; Jorge Franganillo; Jennifer Morrow; Jules Grandgagnage; Huub Janssen