Annecy, que ver en la Venecia de los Alpes
Parada obligatoria de cualquier viaje a los Alpes franceses o en las rutas de acceso hacia Ginebra y las espectaculares carreteras suizas. Uno de los viajes recurrentes de los caravanistas europeos que se internan en esta parte del continente es el Valle de Chamonix. El objetivo de este road trip en mayúsculas es situarse a los pies del mítico Mont Blanc y explorar uno de los rincones de alta montaña más espectaculares del mundo. Aquí se encuentran verdaderos paraísos como el Mirador de Le Brévent, el Lac De Cheserys, el Glaciar d'Argentière o los propios caminos y senderos que llevan a las inmediaciones del gigante blanco (estar en Aiguille du Midi es una de las mejores experiencias de montaña que tuvimos jamás). Desde aquí, además, puedes adentrarte por el corazón de Los Alpes en dirección al Valle del Ródano (por el mítico Valle de Trient) para visitar otros lugares impresionantes como Zermatt, antesala del Monte Cervino. Pero para llegar aquí hay que subir hasta las inmediaciones del Massif des Bauges, una sucesión de picachos de la Región de Auvernia que sirven de antesala a las alturas alpinas. Y ahí está Annecy.
La ciudad se encuentra en la orilla norte del Lac d’Annecy a tiro de piedra de Lyon (149 kilómetros) y Ginebra (42,5 kilómetros). Y es verdad que para ir desde la gran ciudad francesa hasta Chamoix hay que dar un pequeño rodeo, pero merece muchísimo la pena; porque Annecy es uno de los lugares más bonitos de esta parte del mundo: primero porque está situado en un lago rodeado de bosques, montañas, pueblos hermosos y viejos castillos. Y segundo porque la propia ciudad es digna de verse. La llaman la Venecia de los Alpes (hay Venecias para parar un tren a lo largo y ancho del mundo). Si estás de viaje rutero por Los Alpes, el desvío merece la pena. Con dos noches basta (para que tengas un día entero para disfrutar de la ciudad –de día y de noche- y algunas horas para recorrer el entorno). También es una buena excursión de una jornada desde Ginebra. Puedes llegar aquí usando el autobús público (varias compañías) desde la Estación de Ginebra (unos tres euros por trayecto) o el tren (como 20 eurazos).
Una pequeña guía de Annecy.- La ciudad medieval se arremolina en torno al cauce del Río Thiou y su desembocadura en el lago. Ahí está casi todo lo que hay que ver en un radio de apenas unos centenares de metros. Pero pese a que todo está muy junto hay muchísimo por descubrir. Esta plaza fuerte fue una posesión muy disputada siendo el escenario de rivalidades políticas, estratégicas y religiosas. No sólo fue una plaza disputada entre Francia, Ginebra y la Casa de Saboya: también fue el escenario de la pugna entre la reforma protestante y la contrarreforma católica hasta que quedó finalmente incorporada a Francia tras la Revolución de 1789. Y todos estos avatares quedan plasmados en sus callejuelas retorcidas y adoquinadas. Un ejemplo de esto que decimos es el Palais de l’Île (Pass. de l'Île, 3). Este lugar es uno de los edificios más fotografiados de toda Francia. Y no exageramos. Estamos ante un antiguo castillete del siglo XII que fue residencia de los señores de la ciudad antes de la construcción del castillo. Esta pieza hermosísima de arquitectura medieval está rodeada por el Thiou y después de fortaleza y palacio fue tribunal de justicia y cárcel (hay un museo sobre su papel como prisión). El otro gran edificio histórico es el Castillo de Annecy (Plaza du Château). Las piedras más antiguas de la fortaleza también son del siglo XII, pero la mayor parte de lo que puede verse en pie data de dos centurias más tarde (XIV). El lugar no sólo es bonito. También es un símbolo ya que durante mucho tiempo fue residencia de los condes de Ginebra. Hoy alberga un museo de artes populares alpinas y, también ofrece vistas muy bonitas sobre la ciudad y su entorno.
Lo mejor de la ciudad es que se recorre en dos patadas. En quince minutos puedes ir de una punta a otra y pasar dos veces por el mismo sitio. Pero como sucede con este tipo de lugares históricos, hay mucho que ver a intramuros. Por ejemplo sus tres grandes iglesias históricas (todas de origen medieval o barroco): la Catedral de San Pedro (Rue Jean-Jacques Rousseau, 8); Notre-Dame-de-Liesse (Passage Notre Dame); San Mauricio (Rue Saint-Maurice) y San Francisco de Sales (Pl. Saint-François de Sales, 1). Todas están en un puño. Casi una encima de la otra. Pero todas son dignas de verse por su belleza arquitectónica, su importancia histórica y el valor de las obras de arte que atesoran.
Del casco histórico hacia el lago.- Las calles del centro histórico son una gozada. Los canales y las veredillas aumentan el encanto de una ciudad dominada por los edificios de piedra y las calles porticadas –son una pasada-. El otro punto de interés es el Lago. La ciudad se encuentra con el agua en los Jardines de Europa (a espaldas del monumental Hôtel de Ville d'Annecy –Ayuntamiento-), un parque muy bonito que también tiene sus lugares recoletos como el Canal du Vassé o el precioso Puente de Los Amores. Desde aquí puedes acceder a la costa del Lac d’Annecy, que no sólo es un lugar bonito de ver sino que (para los valientes) también da acceso al agua a través de un par de playas (Plage Des Marquisats y Plage d'Albigny). El Museo del cine de Animación.- Este museo está instalado en una antigua iglesia (Av. de Tresum, 18) y es el resultado de la relación de la ciudad con el arte del Dibujo Animado (aquí se celebra el festival de animación más importante de Francia). Es genial para ir con niños.
Recorrer el lago por dentro y por fuera.- El otro aliciente de visitar la ciudad es darse una vuelta por el lago. Las excursiones marítimas de una hora de duración rondan los 12 euros por persona y recorren casi todo el lago. Otra opción, si vas con vehículo propio, es darle la vuelta al lago visitando sus puntos de interés. A las orillas del espejo de agua hay varios castillos (Château de Duingt y Château de Menthon-Saint-Bernard) y lugares de gran belleza natural. Más que recomendables subir hasta el mirador de Vue sur le lac d'annecy (acceso por D-42) e internarse en el denso bosque que rodea el Col des Contrebandiers (acceso por Rte de Thônes desde Annecy- la ruta es preciosa y es mucho menos complicada de lo que parece-). Si estás varios días por aquí, otro lugar que merece la pena es el Ecomuseo de du Bois et de la Forêt (Montremont) un antiguo aserradero histórico que se ha convertido en museo y que da acceso a un entorno espectacular.
Fotos bajo Licencia CC: Navin Rajagopalan; Edwin Lee; Chris Winters; Alex; Antti Virolainen; Vinicius Pinheiro; Guilhem Vellut
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