Bergen: la puerta de entrada a los fiordos noruegos

Las casas multicolores del Bryggen, el viejo puerto de la ciudad. Tristan Schmurr (CC)

Viajar Ahora

Dicen que es la ciudad más bonita de Noruega. Un puerto imponente que adelanta lo que espera al viajero cuando emprende el camino hacia el norte y se interna en la región de los míticos fiordos, esa sucesión de lenguas de mar entre montañas que enciende la imaginación de cualquier culo inquieto. La llave del mar del norte. El punto de partida del mítico Expreso del Litoral (Ver reportaje), esa línea de ferris que une el sur del país con las últimas ciudades del norte, allá en las regiones que ya quedan dentro del Círculo Polar Ártico (los barcos llegan hasta Kirkenes muchas millas más allá del Cabo Norte). Puerto de importancia desde hace siglos y una de las fundadoras de la célebre Liga Hanseática , aquella red de comercio de ciudades libres del norte de Europa que sirvió de espolón de la modernidad a finales de la Edad Media –Bergen era una de las principales exportadoras de bacalao salado del Viejo Continente-. Una de las ciudades más bonitas de Europa. Un secreto que se abrió al turismo de la mano de los cruceros que recorren los fiordos.

La ciudad es pequeña. Apenas 300.000 habitantes entre islas, montañas y brazos de mar que van y vienen creando uno de los paisajes urbanos más bonitos del mundo. Una ciudad que se deja ver y que, salvo un par de puntos que requieren del eficiente y puntual sistema de transporte público de la ciudad , se puede explorar a fondo a pie. Todo queda en un radio de una hora a pie desde el Bryggen, antiguo puerto de la ciudad y centro neurálgico de la vida social, cultural y ociosa de las gentes del lugar. Un par de días en Bergen suponen pasar cinco o seis veces por este muelle de antiguas casas de madera pintadas de colores: rojos, amarillos, ocres, blancos luminiosos… Un lugar con historia, ya que estos viejos almacenes y las casas que se encuentran a sus espaldas fueron el lugar donde se establecieron los comerciantes de la Liga. Barrio varias veces devorado por las llamas y vuelto a reconstruir. Las piedras más antiguas son las de la Iglesia de Santa María (Dreggsallmenningen, 15), un precioso edificio románico del siglo XII, y la Fortaleza Bergenhus (Bergenhus, sn; Tel: (+47) 5530 8036; E-mail: post@bymuseet.no), un conjunto de edificios defensivos y palaciegos que guardaban la salida del viejo puerto entre los que destacan laTorre de Rosenkratz y el espectacular Salón del Rey Hakon, un espectacular palacio del XIII que se inspira en los grandes salones vikingos.

Sólo en el Bryggen hay un puñado largo de museos que merecen la pena. La ciudad es conocida en Noruega por su enorme oferta cultural. Hay salas de exposiciones, museos y centros de interpretación por todos lados. Verlos todos es imposible a no ser que te quedes aquí una o dos semanas. Si eres un fanático de la historia vikinga tienes que ver el Museo del Bryggen (Dreggsalmening, 3; Tel: (+47) 5530 8032; E-mail: post@bymuseet.no), un centro que fue pionero en su tiempo (dicen que inauguró la museística actual) y que muestra los cimientos más antiguos de la ciudad, restos de barcos vikingos y muchísimo más. Pero es que el Bryggen es un museo en sí mismo. Adentrarse en sus callejones de madera es viajar un par de siglos atrás. El Museo de la Liga Hanseática Schøtstuene (Finnegården, 1ª; Tel: (+47) 5300 6110), aparte de estar en un edificio histórico (del siglo XVIII) recrea las antiguas oficinas y almacenes de aquellos comerciantes que hicieron grande a la ciudad.

EL HALLAZGO CURIOSO .- Nos topamos casi por casualidad con el Museo Theta (Bredsgården, 2B; Tel: (+47) 5555 2080). Esta habitación hábilmente camuflada a través de puertas secretas y muros falsos fue utilizada por la resistencia noruega durante la ocupación alemana del país en la Segunda Guerra Mundial y ha sido habilitada como centro de interpretación de la lucha de los noruegos contra el terror de la Alemania nazi. El Theta era una pequeña célula de la resistencia local que se encargaban de tareas de comunicación y enlace con los aliados. Operaron desde Bergen y prestaron un enorme servicio a la causa noruega y aliada. Son héroes nacionales.

SUBIR AL FLOYEN.- El monte Floyen es un balcón que se eleva a algo más de 300 metros sobre el nivel del mar a espaldas del Bryggen. La mejor manera de subir hasta acá arriba es a través del Floibanen –Funicular- que tiene su estación inferior en la calle Vetrlidsallmenningen, número 23. El trayecto hasta el Floyen se hace en apenas siete minutos en los que se salva un desnivel brutal hasta quedar muy por encima de los tejados de la ciudad. Las vistas desde el Floyen (también hay un restaurante) son, sencillamente, impresionantes. Este mirador es, después del Bryggen, la atracción turística más demandada de la ciudad. Con la Bergen Card hay un 50% de descuento en la temporada de verano y es gratis en invierno.

El centro de la ciudad

La Lonja de Pescado sirve de nexo entre la vieja y la nueva Bergen. Lo habitual es pasar por aquí un par de veces al día y, al menos una vez, sentarse en alguno de los puestos callejeros a comer pescado fresco, mariscos y hasta mojama de ballena (grasienta como ella sola). A espaldas del puerto se encuentra el centro urbano de la Bergen de hoy. Antes de dejar la vieja ciudad puedes pasar por la Catedral de San Olav (Nedre Korskirkeallmenningen, 20), que tiene la solera de las piedras añejas (es del siglo XII y gótica). Más allá de la Smastrandgaten el paisaje urbano cambia por completo. Cruzamos la avenida por Christiesgate para ver el Antiguo Ayuntamiento y seguimos hasta la FestPlassen. Aquí se encuentra la verdadera milla de oro cultural de la ciudad. A orillas de un lago poligonal se apelotonan, uno detrás de otro, el Museo de Artes Plásticas Museo de Artes Plásticas –con tres pabellones independientes-; el Kunsthall (Arte Contemporáneo); una moderna sala de conciertos y, al final de un bonito boulevard, el Teatro Nacional. En este centro chiquito se alternan edificios de arquitectura actual (aunque amable) y las típicas casas nórdicas sencillas y limpias. Todo casa bien; casi nada desentona. A dos pasos del Lago está el Leprosario de San Jorge (Kong Oscars gate, 59; Tel: (+47) 4816 2678), antiguo hospital de leprosos convertido en centro museístico sobre el tratamiento de esta enfermedad en tiempos no tan antiguos (el edificio es una pasada).

LA EXCURSIÓN A LA IGLESIA DE MADERA DE FANTOFT .- Es una de las Stavkirke (iglesia de madera) más famosas de Noruega. Aunque originalmente estaba en Luster, su estado de conservación aconsejó su traslado hasta las afueras de Bergen a finales del siglo XIX. La actual iglesia fue reconstruida por completo después de que un músico heavy la metiera fuego intencionadamente en 1992. La reconstruyeron tal cual era en 1150, aunque sus pinturas murales se perdieron. Lo interesante de estas iglesias noruegas es la unión sincrética de elementos de la vieja religión vikinga con la simbología cristiana. Así, los viejos dioses conviven con los santos cristianos en tallas, inscripciones y símbolos. Muy cerca de la Stavkirke de Fantoft se encuentra el Palacio de Gamlehaugen (Gamlehaugveien, 10 –Paradis-; E-mail: gamlehaugen@museumvest.no) residencia oficial de los reyes de Noruega cuando están en la ciudad. El edificio no es gran cosa, pero el entorno es impresionante. COMO LLEGAR A PARADIS: Desde el centro de Bergen en tranvía (Línea del Aeropuerto) parada Paradis.

SUBIR AL MONTE ULRIKEN .- Ulriquen significa Torre. Y no hay nombre mejor para este verdadero muro de paredes casi verticales que se eleva hasta los por encima de los 650 metros partiendo de poco más del nivel del mar. El Ulriken 643 (Tel: (+47) 53 643 643; Horario: LD 9.00 – 21.00; E-mail: post@ulriken643.no) salva esos 643 metros en un recorrido de algo más de 1000. Ni que decir tiene que las vistas desde allá arriba son brutales (mucho mejores que las del Floyen). Arriba hay un restaurante y, para los amantes del senderismo, un par de caminos que recorren esta especie de meseta en miniatura salpicada de lagos (en verano). El billete ida y vuelta ronda los 19 euros. Otra opción, si tienes tiempo, es hacer sólo el viaje de ida y bajar caminando. Hay un sendero que lleva hasta el Floyen (unos 5 kilómetros) siempre cuesta abajo. COMO LLEGAR HASTA ULRIKEN 643: Autobús público líneas 2, 3 y 12.

EL SENDERO HASTA EL TROLLTUNGA .- El Trolltunga (la lengua del Troll) es uno de los monumentos naturales más famosos de Noruega. Antes de entrar en materia, para llegar desde Bergen en transporte público hay que llegar hasta Odda ( dos buses; tren más bus o bus y barcaza ) y, desde aquí, a la base del sendero (hay buses en temporada de verano). Entre los días 15 de junio y 15 de septiembre la ruta (en total 22 kilómetros con un desnivel acumulado de 1.400 metros) el sendero está abierto. Fuera de temporada tienes que ir con un guía oficial ya que hay nieve a cascoporro. Si no vas con coche de alquiler (en este caso hay 194 kilómetros desde Bergen) te conviene hacer noche en Odda ya que subir y bajar hasta la lengua del Troll supone unas ocho o nueve horas de camino.

¿MERECE LA PENA SACAR LA BERGEN CARD? Si eres de los que entras a los museos, usas el transporte público (gratuito con la tarjeta) y te gustan los funiculares, las excursiones o los teleféricos entonces sí merece la pena ya que puedes entrar gratis a una gran cantidad de lugares y tienes importantes descuentos en otros tantos. En este enlace puedes ver las condiciones y los precios de las diferentes tarjetas . También ofrecen descuentos en pubs, tiendas y restaurantes.

Fotos bajo Licencia CC: Tristan Schmurr ; Julie Corsi ; Espen Faugstad ; dconvertini ; Paul Arps ; Tauralbus ; Wolfgang Weigelt; Daniel ZimmermannDaniel Zimmermann

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