Con más de ocho millones de piezas, el Museo Británico es uno de los centros culturales más importantes del mundo. Más allá de las consideraciones éticas sobre el origen de la adquisición de sus magnas colecciones, visitar el British Museum es una de las cosas que hay que hacer sí o sí cuando se visita la capital del Reino Unido. Nosotros hemos tenido la oportunidad de pasear por sus salas un par de veces (cada vez que tenemos la suerte de pasar por Londres dedicamos al menos dos o tres horas en ver y rever algunas de sus obras maestras e ir descubriendo nuevos tesoros que quedan ocultos por la magnitud de las colecciones. Una de las grandes cosas que hay que decir antes de empezar esta pequeña guía de urgencia es que la entrada al museo es libre y gratuita. Esto te permite ir y venir cuantas veces quieras; el único hándicap para planificar las incursiones a las salas del British son los horarios de apertura. De sábado a jueves, el horario de apertura es de 10.00 a 17.30 horas y el viernes el horario de cierre se extiende a las 20.30 horas aunque la mayoría de las salas cierra a las 17.30.
Lo primero. Dónde está el British Museum y cómo llegar en transporte público. El British se encuentra en Great Russell Street en pleno centro de la ciudad histórica londinense. Y como no podía ser de otra forma, es uno de los puntos mejor comunicados mediante transporte público de toda la city. Si viajas en metro tienes a tiro de piedra las estaciones de Holborn (Central y Picadilly), Russer Square (Picadilly), Godge Street (Del Norte) y Tottenham Court Road (Central; Del Norte y Elizabeth). En la parada de bus de New Oxford Street tienen paso las líneas 1, 8, 19, 25, 38, 55, 98 y 242; las líneas 10, 14, 24, 29, 73, 134 y 390 paran en Tottenham Court Road y en Gower Street y, por último, las líneas 59, 68, X68, 91, 168 y 188 tienen parada en Southampton Row. Dentro del museo hay un aparcamiento para bicicletas.
¿Cuántas horas hacen falta para ver el British? Es imposible responder esa pregunta. El Museo tiene más de 90 salas en cinco plantas de exposición permanente… A esto hay que añadir espacios comunes monumentales como magnífico Great Court de Isabel II (el hall principal del museo diseñado por Norman Foster y que es la plaza cubierta más grande de Europa) o la Sala de Lectura, una de las bibliotecas más bonitas de Europa. Si no tienes mucho tiempo y quieres hacerla fácil tienes dos posibilidades para ver lo más importante con visitas guiadas. La gratuita sale cada 15 minutos entre las 11.00 y las 15.45 y entre las 17.00 y las 19.00 horas los viernes y tiene una duración exprés de 45 minutos. Eso sí, sólo te van a explicar en profundidad cuatro grandes hitos del museo y te darán una explicación somera sobre las diferentes temáticas del centro. Hay otra posibilidad pero cuesta 12 libras. La visita dura unos 90 minutos y hacen un recorrido más exhaustivo por una docena de piezas importantes. Eso sí, las visitas se limitan a los viernes, sábados y domingos de 11.30 a 14.00 horas. Otra opción es contratar alguna excursión con las agencias que ofrecen las visitas guiadas de dos o dos horas y media en las modalidades de pago (unos 16 euros) o free tour (propina). ¿Sacamos la audioguía? Sí. EL precio apenas es de 5,99 libras y ofrece muy buena información de casi 300 objetos de las colecciones permanentes.
Ver el Museo Británico por tu cuenta. Qué ver en dos o tres horas.- Lo primero que debes hacer es tomarte unos minutos para recorrer el Great Court y hacer dos pequeñas incursiones por sus cercanías para ver las dos primeras grandes piezas que te recomendamos. En la Sala 2ª (justo al lado de la entrada) tienes el Relicario de la Sagrada Espina (Holy Thorn Reliquary), una pieza de orfebrería de oro e incrustaciones de perlas de finales del siglo XIV creado en Francia durante el reinado de la Dinastía Valois. Es una de las obras maestras de la orfebrería medieval mundial. Y la otra visita antes de meterse de lleno en las salas y galerías es el Moai de Hoa Nakananai’a (a las entrada de la Sala 24), que fue ‘sustraído’ de la Isla de Pascua en 1868 por la tripulación del HMS Topaze. El relicario también fue robado y apareció misteriosamente en Londres.
Meterse de lleno en las colecciones de Arte Antiguo.- Las salas que se encuentran a la izquierda del Great Cour guardan la mayoría de los grandes tesoros de las grandes culturas de la Antigüedad. Te puedes imaginar las maravillas que te puedes encontrar aquí. Da para estar muchas horas, pero si quieres ir a tiro hecho puedes empezar por ver el Busto de Ramses II (Sala 4), la famosa Piedra Rosetta (Sala 4) y algunas esculturas egipcias antes de ver las colecciones Mesopotámicas. Aquí puedes ver los Lammasu del Palacio de Ashurnasirpal II o Leones Alados (sala 6) y el magnífico relieve de Los Cazadores de Leones (Sala 10). Para abrir boca antes del punto culminante de la jornada pásate por la Sala 17 para ver El Monumento de Las Nereidas, un mausoleo griego que fue desmontado en la antigua ciudad de Licia y trasladado pieza a pieza hasta aquí. Este templete es el mausoleo de estilo clásico mejor conservado del mundo. Y de aquí pasarás a la sala 18 para ver los famosos Mármoles del Partenón, sin duda alguna la colección más valiosa del museo y, también, la más polémica. En la Sala 21, antes de subir las escaleras, échale un vistazo a los restos del Mausoleo de Halicarnaso, otra de las joyas clásicas que llegaron al Reino Unido desde Turquía.
Subiendo a los niveles superiores.- En el primer piso se encuentran algunas salas de arte asiático. Es una zona linda de ver, pero si vas con prisas céntrate en las dos piezas maestras que recomienda el propio British en su mapa: la escultura en bronce de Shiva Mataraja y la colección de figurillas de la Dinastía Tang (todas estas piezas están en la sala 33). Llegamos al nivel 3. Aquí se encuentran las famosas salas de las momias (de la 61 a la 66). Esta es una zona del museo que merece la pena ver con detenimiento ya que hay una muy buena musealización sobre la cultura de la muerte en el Antiguo Egipto; esta es la parte que más nos gusta. Aquí también hay colecciones griegas, romanas, mesopotámicas y medievales. Las joyas que hay que ver son el Tesoro de Oxus –más de 160 objetos de oro de la época aqueménida- (Sala 52); el Astrolabio islámico del siglo XIII (Sala 42) y el Ajedrez de Lewis (sala 40), una obra maestra del arte escandinavo que comprende varios tableros de juego y hasta 67 piezas (hay otras once en Edimburgo) esculpidas en marfil de cuerno de morsa. Para amantes de la numismática, en la Sala 68 se exhibe una de las colecciones de monedas más importantes del mundo.
Las salas ‘exóticas’.- Ya te hablamos con anterioridad del Moai que puedes ver en la sala 24. Aquí puedes ver una colección de objetos que proceden de las diversas culturas polinésicas y melanésicas. Destaca un escudo de madera mahorí que fue llevado hasta Londres por el mismísimo James Cook. Muy cerca de esta sala se encuentra la zona de colecciones prehispánicas americanas: la pieza estrella es la Serpiente de dos Cabezas (Sala 27), una verdadera obra maestra del arte azteca. Si te quedas con ganas o tienes tiempo, las salas 92, 93 y 94 (quinto piso) están dedicadas al arte japonés, Aquí hay una armadura samurái que es una pasada.
Fotos bajo Licencia CC: John W. Schulze; puffin11k; Shadowgate; Paul Hudson; Ryan Dickey; Simone Ramella