Un viaje a la Suiza de Bohemia: el parque nacional más bonito de la República Checa

La pequeña ciudad de ÄŒeská (a 91,5 kilómetros de Praga) sirve de puerta de entrada al Parque Nacional de la Suiza de Bohemia (ÄŒeské Švýcarsko). No es, de lejos, el espacio natural más extenso de la República Checa pero sí el más importantes desde el punto de vista ecológico e histórico. El Río Elba aquí ejerce de frontera entre Chequia y Alemania y también actúa a modo de ‘espejo’ entre este parque y su contrapartida alemana: el Parque Nacional de la Suiza Sajona. ¿Qué nos vamos a encontrar aquí? Pues un paisaje marcado por las famosas Montañas Areniscas del Elba, una formación geológica singular marcada por la erosión y los abismos que no sólo crea un paisaje de gran belleza plástica en el que abundan los desfiladeros, los cañones y las formaciones rocosas de las más diversas formas y alturas. Esto es, también, un pequeño paraíso natural cubierto de densos bosques mixtos donde se combinan los pinares y algunos de los hayedos más bonitos y mejor conservados de Europa. Pero también es el hábitat de mamíferos como el lince europeo, el jabalí o el ciervo y de multitud de aves. En sus ríos puede verse al salmón… Todo esto en apenas 79 kilómetros cuadrados que se multiplican de manera importante si pasamos al lado alemán.

El nombre de Suiza Bohemia viene de un arrebato de nostalgia. En el siglo XVIII, dos pintores suizos que visitaban la zona (Adrian Zingg y Anton Graff) sintieron que aquel trozo de naturaleza virgen y salvaje les recordaba a su país y así la llamaron. La división de los países hizo el resto quedando al norte la Suiza Sajona (Alemania) y al sur la bohemia (Chequia). Hoy este lugar es uno de los sitios de peregrinación para los amantes de la naturaleza más importante del país. La cercanía con Praga hace que esto se llene de gente en verano pero los otoños y las primaveras son gloriosas. ¿Sólo naturaleza? Obviamente que no. Aquí también se repten otros atractivos de la Bohemia: pueblos encantadores, castillos imponentes, mucha historia…

El valle del Río Kamenice.- El Kamenice es un pequeño río que desemboca en el Elba junto a la pequeña población de HÅ™ensko. Ya solo por ver el pueblito (con las típicas casas de colores a ambos lados del río y una preciosa iglesia barroca –San Juan Nepomuceno-) el camino hasta aquí merece la pena. Aquí vas a encontrar esas formaciones rocosas tan características de las Montañas Areniscas del Elba. Pero aquí se acercan tanto las unas a las otras que crean un cañón angosto por el que el río apenas cabe. Al estar en un valle muy cerrado y húmedo, el bosque se adueña de cualquier resquicio de tierra fértil y el resultado es de cuento. La mejor manera de internarse en este paraíso natural es a pie o tomando alguna de las barcas que se adentran en lo más salvaje de este espacio único desde la llamada Garganta de Edmun. El paseo incluye un par de cascadas y un recorrido fantástico por las piedras de arenisca que pueden verse a ambos lados del cauce: un dinosaurio, un oso, una ballena… Si te quedas con ganas de más, puedes tomar otra barca que recorre la Garganta Salvaje, el tramo alto del Kamenice.

La subida hasta la Ventana de Pravčická.- Muy cerca de HÅ™ensko se encuentra la subida hasta el conocido como el Nido del Halcón. Para evitar aglomeraciones de coches, los aparcamientos se encuentran en el pueblo y un bus lanzadera te permite ir accediendo a cada uno de los lugares de interés en torno a la Garganta del Kamenice. Y subir hasta el nido es lo más importante que se puede hacer en el parque nacional. El camino es suave y cómodo y la meta es sublime (poco menos de dos kilómetros y 160 metros de desnivel entre bosques alucinantes). La Ventana de Pravčická es el arco de piedra más grande y espectacular de toda Europa. Estamos ante un verdadero prodigio natural en un entorno único. Aquí puedes ver, además del propio arco, varios pináculos de piedra de entre los que destaca el Pravčický Kužel, un pináculo vertical que desafía la gravedad. Otro atractivo de este lugar es el Nido del Halcón, un palacete de madera que cuelga literalmente de abismo.

Ir hasta Mezna para ver una ermita rupestre.- Los más osados accederán hasta la Ventana de Pravčická desde el pequeño pueblo de Mezní Louka en un sendero de cinco kilómetros (y un desnivel de 173 metros) que recorre una zona muy interesante de formaciones de arenisca (a pocos metros de la frontera con Alemania). Pero también podemos llegarnos hasta aquí con el coche de alquiler o el bus público para ir tranquilos hasta Mezna, otro pueblo minúsculo en medio de una mancha de prados entre los bosques. Mezna es otro punto de acceso a la Garganta del Río Kamenice por una excepcional masa boscosa que esconde sorpresas como la Ermita Rupestre de Mezna o el acceso al propio río. Una maravilla.

Un paseo por ÄŒeská Kamenice.- Historia en estado puro. Tanta historia como más de treinta edificios protegidos para una población de poco más de 5.000 habitantes. Una ciudad, además, que presume haber visto nacer a Anton Dvorák y de tener una de las licencias reales más antiguas para la producción de cerveza. Una ciudad bonita de ver y que sirve de base de operaciones perfecta para explorar los rincones del parque nacional. Los dos puntos de máximo interés de la ciudad son el complejo de edificios del Castillo (Lipová, 601) y la Iglesia de Santiago el Mayor (Jakubské nám. 284), una preciosa construcción gótica del siglo XIV. El grueso del casco histórico se apelotona en torno a la Plaza de Nam Mirú. Aquí puede ver una colección de viejos edificios barrocos y medievales. Otro de los atractivos de la localidad es la Fábrica de Rabštejn Janska (Janská, 9). Este complicado sistema de túneles y galerías se construyó en el siglo XIX como factorías textiles, pero durante la Segunda Guerra Mundial albergó una fábrica de componentes militares (munición, arma y piezas para aviones y carros de combate). Los trabajadores eran prisioneros forzados. El lugar es hoy un espacio museístico destinado a recuperar la memoria de aquellas personas.

Fotos bajo Licencia CC: Jinpal Song; Ingolf; gravitat-OFF; János Korom ; elPadawan