La mejor de manera de llegar a Sao Jorge es por mar. Y sí, hay aeropuerto con conexiones con las islas de Terceira y Sao Miguel (operadas por SATA), pero la posibilidad de acercarse a la costa de este auténtico muro de piedra desde el agua es una de las esas grandes experiencias viajeras que merece la pena vivir al menos una vez en la vida. Las conexiones marítimas corren a cargo de la empresa Atlántico Line con conexiones desde la vecina Terceira (de la que dista apenas 20 kilómetros), Sao Miguel o Pico y en todos los casos, la aproximación a Sao Jorge es contraproducente para las cervicales. El puerto de la pequeña población de Velas es la puerta de entrada a la isla por vía marítima. Según uno se va acercando a Sao Migel, la silueta alargada de la isla se agiganta dando la impresión de ser una enorme rampa inclinada que busca el cielo a través de una cadena de conos volcánicos tapizados del típico verde de las Azores. A diferencia de las otras islas del Archipiélago, en Sao Miguel apenas viven gentes y casi todas se concentran en Velas, apenas una villa con poco menos de 2.000 habitantes que, sin embargo, ejerce de metrópolis en una isla donde la población de 10.000.
Sao Jorge es una barra de tierra agreste que se extiende por 53 kilómetro de largo y siete de ancho en su punto más extenso. Pese a la estrechez de su geografía, Sao Jorge sigue la pauta de otras islas de las Azores: es una isla alta. El Pico de La Esperanza supera los mil metros de altitud. Una geografía marcada por las alturas en la que apenas hay tregua. Por su fachada sur, la isla es una rampa inclinada que asciende hasta esos mil metros. Y por el norte un cantil que cae a plomo sobre el mar alternando el acantilado con pequeñas lenguas de tierra (fruto de los derrumbes) llamadas Fajanas (como sucede en las Islas Canarias aunque aquí llegan al número de 74). Este muro altísimo (en relación a su tamaño) atrapa con facilidad la humedad del Atlántico. El agua no falta. Y eso se nota en sus prados y bosques de laurisilva. Una maravilla natural que, por suerte, aún está fuera del alcance del turismo masivo.
La llegada a Velas. Bienvenidos a Sao Jorge.- Toda la ‘ciudad’ se articula en torno al Puerto. Estamos hablando de un pueblecito pequeño enclaustrado entre riscos y montes en una especie de teatro natural. La lista de monumentos notables es corta: la Puerta del Mar (Conselheiro Dr. José Pereira); la Iglesia Matriz de Velas (Maestro Francisco de Lacerda, sn); el Convento de Nossa Senhora da Conceição (Corpo Santo) y el Castelinho –pequeño castillo- (Avenida Conceiçao). Lo que sorprende de Velas es su espectacular emplazamiento y pequeños detalles como sus casitas blancas o el kiosco de la música del Jardim da Republica (Dr. Manuel de Arriaga) del que no importó su minúsculo tamaño para ser considerado el más bonito de toda Portugal. Y está la costa. Velas está construida sobre una lengua de lava que se encuentra con el mar en un retorcido baile de arcos naturales, lenguas de piedras negras y piscinas naturales como la Poça dos Frades y las Piscinas da Preguiça. Un adelanto de lo que te espera tierra adentro.
La primera excursión desde la capital suele ser el paseo que media entre este puerto y el Farol dos Rosais. Es otro ejemplo magnífico de los atractivos de Sao Jorge. Prados verdes, pequeñas manchas de bosque de laurisilva donde el sol apenas llega al suelo (Pico da Velha y el Parque Forestal de las Siete Fuentes), algunas aldeas de casas dispersas y muestras de la cultura cultura rural de la isla (el Museo da Ponta dos Rosais y el Molino do Caminho de Baixo) antes de llegar a la Punta dos Roais donde podemos ver el viejo faro y vistas alucinantes sobre las vecinas islas de Faial y Pico con su gigantesco volcán como icono inconfundible. Pero esta breve excursión (desde Dos Rosais a Velas hay apenas 13 kilómetros) también permite acercarse a otro de los puntos fuertes de Sao Jorge: la fachada norte y sus espectaculares fajanas. Desde los miradores de Ferrã Afonso y el llamado Balcón de João Dias puedes ver los cantiles tapizados de bosques que forman el litoral norte y una de las famosas fajanas de la isla: la Fajá de João Dias. Un sendero hasta la Fajana.- Si quieres bajar hasta esta fajana la única opción es un sendero de ida y vuelta de seis kilómetros con un desnivel de 400 metros. Estas fajanas son pequeñas islas dentro de la isla con pequeños núcleos de población, playas y piscinas naturales. ¿Merece la pena bajar hasta la Fajá de João Dias? Si tienes tiempo sí. No es la más espectacular, pero sí la más aislada y la que da mejor esa sensación de mundo aparte.
Ruta Sur por Sao Jorge: desde Velas hasta el Farol do Topo (49, 8 kilómetros).- La particular configuración geográfica de Sao Jorge concentra la mayor parte de la población en la costa sur de la isla y aquí es donde podemos encontrar los pueblos más importantes y los ‘grandes’ monumentos. Si salimos desde Velas, este paseo puede dividirse en dos porciones. Las primeras horas las puedes dedicar a ver los entornos de Urzelinas y Manadas, donde se concentra la mayor parte de la población, para después ir como un tiro hasta la Sierra del Topo que marca el extremo oriental de la isla. En Urzelina, las visitas obligadas son la Torre de la antigua Iglesia de Urzelina (EN-1) que es lo único que queda de un viejo templo destruido a principios del siglo XIX por una erupción volcánica y el entorno de su pequeña y salvaje bahía. El pueblo es apenas un montoncito de casas blancas apiladas junto a un precario embarcadero. Desde aquí parte un precioso paseo marítimo (Canada do Canto) que nos conduce hasta los Molinos de viento Urzelina y a un tramo de costa rocosa donde hay varias piscinas naturales.
Manadas es aún más pequeña que Urzelina pero atesora el ‘gran monumento’ de la isla. La fachada de la Iglesia de Santa Bárbara (Caminho da Igreja) engaña. Si miramos desde la calle (en realidad un camino de casas dispersas rodeadas de huertos cerrados con muros de piedra) podemos ver una de esas típicas iglesias rurales barrocas portuguesas. Pero su interior es de tal belleza que forma parte del catálogo de joyas patrimoniales del país. Sus techos pintados, paneles de azulejos y retablos son uno de los conjuntos artísticos religiosos más importantes y representativos del barroco luso donde se representan la vida de Santa Bárbara, los misterios del Rosario y varias escenas bíblicas. Muy cerca del templo hay una pequeña torre artillada –Casa del Vigía- que tenía una doble función: proteger la cala de posibles llegadas indeseables y avisar si se veían ballenas.
Llegamos a la Sierra do Topo. Desde aquí, la isla baja hasta llegar a la Punta do Topo donde se encuentra el faro del mismo nombre. Este punto es uno de los lugares más impresionantes de Sao Jorge ya que desde aquí parte uno de los caminos que baja hasta la Fajana da Caldeira do Santo Cristo. Hasta este lugar imponente también se puede ir desde la costa, pero para los valientes, aquí comienza uno de los senderos top de todo el Archipiélago de Las Azores (11 kilómetros ida y vuelta y con un desnivel de casi 700 metros). Si no te atreves a tanto acércate al cantil para ver uno de los paisajes más brutales del viaje. Otro lugar de interés de esta sierra en miniatura es la Cascada do Cruzal (acceso fácil desde la EN-2), un salto de agua precioso encajado entre muros tapizados de laurisilva. El punto final de esta ruta es el Farol do Topo. Antes de llegar a la costa visita el pueblo. El Café de la Faja dos Vimes (acceso desde Silveira).- No es la más espectacular de las fajanas de Sao Jorge pero aquí se cultiva uno de los pocos cafetales que sobreviven fuera de sus entornos tropicales habituales. Para llegar hasta aquí hay que atravesar el bonito bosque de Ribeira Funda, donde hay varios viejos molinos de agua.
Las Fajanas del norte.- Es el punto culminante del viaje. Dos de las tres grandes fajanas de esta parte de la isla son accesibles a través del vehículo, mientras que para llegar hasta la Fajana de Caldeira do Santo Cristo hay que darle a la patilla. La primera de las grandes fajanas del norte es la de Ouvidor, a la que se accede desde la aldea de Norte Grande (18,1 kilómetros desde Velas). De Ouvidor hay que destacar varias cosas: la primera es la ordenación de un territorio escaso a través de la parcelación y la construcción de un complejo sistema terrazas de cultivo. Y la segunda es la intensa relación de este lugar con el mar. Las fajanas alternaban la agricultura y la pesca y de ahí los pequeños embarcaderos. Otro punto fuerte de esta fajana son las piscinas naturales formadas por las coladas volcánicas.
Las Fajanas dos Cubres y Caldeira do Santo Cristo forman un solo destino ya que si vas con coche, la única manera de acceder a Santo Cristo (la más espectacular de las fajanas de Sao Jorge) si quieres ahorrarte la tremenda cuesta que baja desde la Sierra do Topo, es un sendero costero (relativamente llano) que parte desde dos Cubres y supone un paseo (sólo ida) de 4,5 kilómetros. Estas dos fajanas difieren de Ouvidor en un aspecto ‘fundacional’. Ouvidor está formada por una corriente de lava reciente, mientras que las otras dos son el resultado de millones de años de derrumbes de los acantilados suavizados por la acción del agua. Los elementos diferenciales de estas dos fajanas son enormes lagunas de agua de mar donde se cultivan almejas y ostras.
El Camino de los ‘Picos do Fogo’.- La última de las rutas propuestas para ver la Isla de Sao Jorge es subir hasta la dorsal volcánica para ascender hasta el Pico da Esperança, altura máxima del territorio insular y uno de sus puntos culminantes. Al contrario de lo que podría parecer, acercarse hasta la cima de Sao Jorge no es complicado. Los ‘Picos do Fogo’ son una sucesión de pequeños conos volcánicos cubiertos por una moqueta de pasto verdísimo que se encuentran en una zona de altiplanos muy accesibles para el paseante más vago. Hay un sendero circular de 19 kilómetros que recorre toda la zona pero si sólo quieres llegar o acercarte al Pico da Esperança sólo tienes que caminar 5,6 kilómetros desde el aparcamiento que se encuentra junto a la pista EN-3. Desde la cima del volcán puedes ver hasta cuatro islas del Archipiélago con Pico como protagonista absoluta de las miradas. El punto de salida de esta ruta se encuentra a 9,8 kilómetros de Velas.
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