Se busca. Ha vuelto el mundo del revés. No encuentra.
Hay muchas maneras de morir. No en todas dejas de respirar.
A veces flotas. Te dejas llevar. Y vas sintiendo como la vida va cortando los lazos que te unen a ella.
Un lazo. Sólo queda un lazo.
Está deshilachado.
No sabe por qué el día de hoy, no sabe por qué Shanghái. Quizá porque es un reflejo de lo complicado que es el mundo: una ciudad que surgió casi por casualidad, convertida en una de las más pobladas del mundo. Caminas por ella y te pierdes entre templos y rascacielos, sientes la contradicción, el intento de sacar algo bueno del sinsentido. Shanghái se está buscando, como ella.
Este territorio fue ocupado por los refugiados que huían del avance mongol desde finales del s. X. Comenzó a cobrar importancia la pesca, el sector textil y el de la sal con la dinastía Han, y unos años después se estabilizó la costa y se estableció como pueblo comercial. A finales del s. XIII, bajo el dominio Yuan, se convirtió en ciudad. Siguió creciendo hasta mediados del s. XIX cuando a través del Tratado de Nankin, los británicos exigieron que los puertos de la ciudad china se abriesen al comercio internacional. Ese fue el comienzo de una carrera que, a día de hoy, pareciera imparable.
Aquí está.
Ha marcado cuatro sitios en el mapa: cuatro preguntas.
BUND
Así llamaron los británicos al malecón de Shanghái, a orillas del río Huangpu. Paseando desde el puente Baidu, inicia un recorrido repleto de edificios de etapa colonial; siendo la mayoría bancos y localizaciones financieras, descubre estilos clásicos, barrocos, renacentistas, art-decó… Apenas si hay gente caminando, y los turistas que se encuentra están ocupados mirando a la otra orilla del río. Miran Pudong, miran al futuro.
Bund es el pasado. Ese tiempo que está siempre ahí, en el fondo sombrío de la habitación, alegrándote con sus recuerdos a veces, persiguiéndote con la melancolía otras. A ella le enseñaron a ser cuidadosa con las cosas que decía y que hacía. No le hablaron de todos los infelices que se asfixiaron con las palabras que nunca dijeron. De todos los que se marchitaron por culpa de las cosas que no hicieron y los sentimientos que no se permitieron sentir.
Ella se pregunta: ¿se puede sentir paz al recordar el pasado?
PUDONG
Es el distrito financiero de la ciudad, sede de la bolsa y emplazamiento del Shanghái más moderno y futurista. Levanta la vista hacia la Perla de Oriente, la antena de televisión más alta del país. Está formada por cinco esferas que, de algún modo, la recuerdan a redondeadas nubes. Sube hasta el tercer mirador y observa el horizonte.
Se fija en los turistas del este lado del río, apenas ninguno observa Pund. ¿Para qué hacerlo cuando tu alrededor brilla? La ciudad ha crecido mucho desde la segunda mitad del siglo XX. No le tiembla la mano a la hora de avanzar, de adaptarse al ritmo económico mundial para situarse a la vanguardia. Es valiente. ¿Lo es ella? Cree que no. Solía ser curiosa, atrevida. Pero encontrarse con el miedo por primera vez es como descubrir un nuevo color: ya no puede obviarlo. No importa lo bonita que sea la vista, siempre atisbará ese color que la aterra.
Ella se pregunta: si no sientes curiosidad sobre lo que pasará el día de mañana, ¿qué sentido tiene despertarse?
JARDINES YUYUAN
Disfruta deambulando entre los árboles y los estanques llenos de peces naranjas. Son símbolo de suerte en la cultura china. Ella los mira fijamente perdiendo la noción del tiempo: quiere ir detrás de ellos, nadar a su lado, ir adónde van. Un funcionario llamado Pan Yundman construyó estos jardines en el siglo XVI, en la época de la dinastía Ming: lo hizo por sus padres, para que pudieran conocer la belleza de los jardines imperiales.
Piensa en lo bonito de la historia. A veces atisba luz en una mirada, en un gesto, y siente la esperanza de que las cosas podrían ser mejores. Que, de algún modo, ella podría hacer que mejorasen. Recuerda las personas que han iluminado su vida a lo largo de los años. Y se estremece al sentir las decepciones. Qué hacer cuando te niegan a ti, como persona, a tus ideas y a tus sentimientos. Cómo sobrevivir a no sentirse suficiente.
Ella se pregunta: ¿cómo aceptar el rechazo?
TEMPLO DE LA CIUDAD DE DIOS
Es el corazón de la antigua Shanghái. Este templo taoísta se remonta al siglo XV y a la dinastía Ming: el emperador Yongle construyó lo que se llamó el templo de Yinshan, que más tarde sería el templo del Changuang, «ciudad del foso seco». Está dedicado a los generales Huo Guang y Chen Cheng, y al erudito Quin Yubo. Fue creciendo en popularidad con la dinastía Quing, y en los barrios tradicionales de los alrededores se multiplicaron las tiendas de té, artesanías y música. Puede que se haya ido perdiendo el sentido religioso, pero el espíritu continúa vivo.
Cierra los ojos. ¿Qué la reconforta? El amor. A sí misma, a su familia, a la vida. Siempre creyó que el amor era lo más importante, la fuerza absoluta que mueve el mundo. Pero el día a día la ha arrebatado esa fe. Nunca ha dejado de amar, han matado a golpes el amor que les tenía.
Ella se pregunta: ¿se puede vivir en un mundo donde el amor no es suficiente?
Aquí está. Siente el frío y la humedad de la noche. Sólo frío y humedad. Solía haber más. Risas, lágrimas, sudor. Extremos, vida.
Se echa de menos.
Amanece.