“La aprobación del parque eólico de El Escudo es una grave amenaza para el patrimonio de Cantabria”
La aprobación en Cantabria de una obra como la del polígono eólico El Escudo, tras el visto bueno de la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo (CROTU), con la oposición de los colegios profesionales que la constituyen, con sus zanjeos, ensanches de pistas, plataformas de cimentación y movimientos de tierras con maquinaria pesada para los viales, “sigue siendo una grave amenaza”. De este modo se pronuncia el profesor, arqueólogo e investigador Manuel García Alonso, uno de los más firmes defensores de la protección del yacimiento arqueológico de Mediajo Frío en esa zona, en un contexto en el que ya han comenzado los primeros sondeos geológicos sobre el lugar.
Estos días días además acaban de autorizarse dos nuevos parque eólicos, el de La Costana y Campo Alto, lo que ha llevado aparejada la crítica de la izquierda cántabra y la petición de dimisión del consejero de Ordenación del Territorio, Roberto Media (PP). La oposición a los parques, y en concreto al de El Escudo, tiene abiertos también frentes vecinales, científicos y profesionales, con varios colegios opuestos al marco regulador, o la insuficiencia de este, a la hora de tramitar los proyectos por el Gobierno de Cantabria.
Ciudadanos particulares, vecinos de la comarca, juntas vecinales, concejos abiertos y algunos ayuntamientos solicitaron la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) para el campamento y el castellum recientemente descubiertos en la cima de la sierra, en Mediajo Frío, lo que fue informado negativamente por la Consejería de Cultura de Cantabria escudándose en su “escasa monumentalidad”.
El profesor retirado, arqueólogo e investigador Manuel García Alonso impartió recientemente en el Ateneo de Santander una conferencia bajo el título 'Testimonios de las Guerras Cántabras en la Sierra de El Escudo. Un patrimonio en riesgo'. El protagonista ha publicado trabajos sobre la arqueología militar de las Guerras Cántabras y ha dirigido las excavaciones arqueológicas en el castra aestiva de El Cincho, entre otros trabajos.
En el contexto de las Guerras Cántabras, los restos arqueológicos de castros y defensa destruidos tienen un gran valor que se está viendo amenazado, según el especialista. Extraordinariamente significativos son los últimos hallazgos arqueológicos del conflicto están aportando a los ya conocidos: campamentos de marcha y campaña, fortines, barracones militares, así como las innumerables piezas de carácter militar halladas en las excavaciones en El Cincho, Cildá, El Cantón, La Espina del Gallego, Campo de las Cercas y La Cabaña.
Existen gran número de evidencias en la Sierra de El Escudo y su dorsal de acceso de campamentos de campaña de las legiones, así como de fortificaciones más reducidas, tipo castellum, y que se presentan en un continuado rosario a lo largo de la sierra y sus estribaciones, coincidentes en una amplia área con el desarrollo eólico del parque autorizado. Se considera la zona ya el mayor escenario en la Península y en Europa de una campaña de conquista militar romana.
García Alonso ha puesto énfasis en el grave riesgo de afección que amenaza estos testimonios. En concreto, se refirió a la implantación eólica en estas cumbres, pues son precisamente las que recogen los testimonios más evidentes y reconocidos. En este momento, es el parque eólico de Sierra de El Escudo el más amenazador, ya que, de “manera poco comprensible” para los conocedores de este patrimonio y atendiendo también a sus valores naturales, ha superado la Declaración de Impacto Ambiental y el dictamen de la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo (CROTU).
El investigador Manuel García Alonso juzga “incomprensible” que los restos de las guerras cántabras no recibieran la protección integral como Bien de Interés Cultural (BIC), a diferencia de yacimientos cercanos como Cildá, El Cantón, la Espina del Gallego, Campo de las Cercas y El Cincho
“Además de constituir una falta de valoración adecuada para este tipo de restos arqueológicos, máxime teniendo en cuenta que ya habían sido declarados como tales los campamentos de Cildá, El Cantón, la Espina del Gallego y Campo de las Cercas en 2002, así como el de El Cincho, que se hallan inmediatos al norte y al sur de los restos de Mediajo Frío, esta negativa supone también una escasa protección de los mismos. La lógica en la mejor defensa del patrimonio debiera haber resultado en su declaración BIC, pues conllevaba la protección integral, tanto al interior, en el perímetro como al exterior, por dotarse con esa figura de sus propios e imprescindibles entornos de protección”, ha asegurado el investigador.
Los condicionantes impuestos por la Consejería de Cultura a la empresa ejecutora, tras la inclusión del yacimiento de Mediajo Frío en la Carta Arqueológica de Cantabria, no es suficiente, a juicio del experto, para la protección integral del yacimiento.
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