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ENTREVISTA Manuel Sáenz-Messía, director del Simposio Internacional de Artistas de Noja

“Los artistas están muy agradecidos y nos dicen que en su vida hay un antes y un después de Sianoja”

Sianoja es un ejemplo de cómo una buena idea puede sobrevivir al abandono institucional a condición de que esa idea funcione y se desarrolle con tesón y apoyos del sector y del público. El Simposio Internacional de Artistas en Noja 'Sianoja', que se celebra en la villa cántabra que le da nombre, acaba de cerrar su vigesimotercera edición dejando un puñado de obras de arte y un buen sabor de boca compartido por los ocho artistas plásticos participantes y por los ponentes de sus conferencias.

Manuel Sáenz-Messías es su 'alma mater', su director y director también de otro de los clásicos del arte contemporáneo en Cantabria: la galería de arte Espiral, en Noja. Él sabe muy bien cuáles son los sinsabores y las satisfacciones de poner en pie año tras año un cónclave de artistas que dejan como legado sus obras. Entre las satisfacciones, la relación de amistad que han tejido los artistas residentes cada año y, por supuesto, sus obras: entre los sinsabores, el abandono de un apoyo fundamental hace años como era el del ayuntamiento de la localidad. Pero como una puerta se cierra y otra se abre, Sianoja ha continuado fiel a su cita con el público y sus credenciales, tirando de colaboración y apoyos de todo tipo.

Empezando por el final, ¿cómo ha sido la edición de este año y qué artistas invitados han tenido?

El listado de artistas invitados este año es un puzle de nacionalidades: Harumi Miyatsuka, de Japón; Khalid El Bekai, de Marruecos; Georgi Baramidze, de Georgia; Raffaela Busdon de Italia; y Nieves Moriano, Tatiana Blanqué, Guillermo Oyagüez y Luis Bertos, de España. A ellos se sumaron el crítico de arte invitado, José Tono Martínez, y los conferenciantes Manolo Oyonarte. Paloma Bienert, Eduardo Vega de Seoane.

¿Qué aporta Sianoja al contexto artístico de Cantabria y fuera de Cantabria?

Aporta una visión diferente y no comercial del arte, ajeno a los circuitos habituales y ajeno a las ciudades. ¿Qué aporta al arte en general? Para los artistas participantes es un gran enriquecimiento, igualmente para la convivencia general de las gentes y los pueblos. Entiendo que todo lo que sea hablar de arte y vivir experiencias artísticas es positivo para todo el mundo que se acerque a ello. Aunque haya mucha gente que no le interese.

¿Cómo es la experiencia con los artistas? ¿Qué les dicen?

Los artistas generalmente están encantados de estar aquí. Disfrutan, trabajan sin presión, pasan unos días donde tienen el máximo de facilidades; cómodo, agradable, placentero… Lo que nos dicen es que están muy agradecidos, que en su vida hay un antes y un después de Sianoja. Entre ellos se producen muchas interrelaciones, muchos descubrimientos, vínculos hacia el futuro. Muchos comienzan con nuevos caminos y lenguajes artísticos, retoman libertades perdidas. Normalmente, un grupo de Sianoja suelen acabar haciéndose amigos entre ellos para toda la vida.

La experiencia con los artistas es, siempre y cada año, enormemente positiva. No sólo para nosotros, todos los que trabajan en nuestra última sede [por el Hotel Torre Cristina de Noja] lo dicen y se sorprenden de que en estos seis años nunca haya habido ningún problema, de que cada año la convivencia haya sido estupenda ¡Este es el mejor grupo! Es lo que dicen edición tras edición después de la primera en la que dijeron que jamás podría volver a darse un grupo así.

¿Cómo empezó todo y cómo ha evolucionado en este tiempo?

En 2001 se presentó un proyecto al Ayuntamiento de Noja para realizar el simposio. Planteado como una actividad anual que dejaría una buena parte de su producción artística como patrimonio de la villa. Según cumplía años, se fue haciendo más complejo. La colección fue aumentando hasta más de 400 obras en 2017, que fue el año en que no se renovó el acuerdo con el Ayuntamiento, por su voluntad, con un cambio de Gobierno municipal. De 2001 a 2017 se crearon tres nuevas salas de exposiciones y se generó un foro de ponencias que fue creciendo cada año. Al romperse el contrato se habían realizado más de 100 exposiciones, 21 conciertos, más de 40 ponencias...

¿Cómo consiguieron volver a sacar a flote el simposio?

A partir de ese momento y visto el apoyo generalizado del mundo de la cultura a Sianoja se decidió crear una asociación que sirviera de plataforma de la gestión y de instrumento legal para depósito de las obras nuevas y de institución para solicitar ayudas. Sin ningún apoyo municipal, y un apoyo regional a través de solicitud de ayudas oficiales, y un compromiso de seguir editando un catálogo anual, que se rompió en 2020. Muy limitados, recibimos algunos apoyos de empresas o de particulares, pero especialmente el apoyo de la familia Cano Quintana que nos permitió realizar el encuentro en su Hotel Torre Cristina de Noja. Sin ellos no hubiera sido posible.

¿Cómo se financia este simposio?

La financiación en los últimos años, aparte de acceder a las ayudas oficiales del Gobierno de Cantabria, son especialmente los apoyos de empresas y particulares y especialmente del Hotel Torre Cristina.

En otras palabras, ¿Sianoja se hace con la ayuda de las instituciones o a pesar de ellas?

La presencia de las instituciones pasó de ser plena, con pequeñas excepciones de empresas y particulares, a ser prácticamente testimonial. Tenemos la esperanza de que con la nueva Corporación se pueda recuperar una presencia institucional amplia.

Con todo lo que han pasado, ¿volverían a hacerlo si volvieran a la casilla de salida?

Sí, sin duda. Pero a lo mejor deberíamos haber amarrado otras cosas. Yo creo que fue un error no haber hecho una fundación en su momento.

Acaba de concluir la XXIII edición, ¿qué queda de todo lo vivido estos días?

Toda la documentación gráfica, escrita, visual y sonora; las obras, y todo aquello que cada uno ha vivido en su experiencia y en su más íntimo ser. Por supuesto quedará el espíritu colectivo de todos cuantos han participado aquí y no me refiero sólo a los artistas residentes, incluyo a todos los conferenciantes, al público y a los visitantes y a todo el personal del hotel, que también quedan transformados por esta convivencia con el arte.