elDiario.es Cantabria lanza la sección 'Mujeres en el deporte'. Este nuevo blog busca dar visibilidad al papel de la mujer en el deporte, a través de entrevistas y reportajes, con el objetivo de contribuir a lograr la igualdad en este ámbito. Cuenta con el apoyo de la Dirección General de Deporte y Vicepresidencia del Gobierno de Cantabria y de la Sociedad Regional de Educación, Cultura y Deporte. Gobierno de Cantabria.
Ruth Beitia, una vida eternamente ligada al atletismo: “Lo dejé en el momento preciso para que siga siendo mi pasión siempre”
Ruth Beitia (Santander, 1979) se retiró del atletismo en 2017, pero continúa recibiendo galardones. El pasado mes de julio le entregaron lo que ella denomina como su “segunda-primera medalla” por alcanzar el tercer puesto en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Reconoce que en ese momento la sensación que vivió fue agridulce a pesar de que compartía con su entrenador, Ramón Torralbo, la certeza de que la medalla llegaría. Aunque con retraso “por la lacra del dopaje”, así fue, “y hoy estoy estoy feliz de decir que tengo dos medallas olímpicas, junto con Ramón, porque esas medallas son tanto de él como mías”, asegura la atleta.
El otro gran éxito olímpico lo obtuvo en los Juegos de Río de Janeiro 2016, a los que en un inicio ni siquiera iba a asistir porque pensaba retirarse tras su participación en Londres cuatro años antes. Echando la vista atrás, se alegra de haber continuado porque asistió “con la sensación de tener la madurez necesaria para disfrutar al 100%. El desfile inaugural, la villa, el entrenamiento. Cada poro de mi piel vivía los Juegos Olímpicos”, cuenta Ruth.
“Mi padre fue el primer olímpico de la familia como juez de atletismo”, recuerda Beitia. La tradición familiar es lo que le llevó a elegir el atletismo como disciplina deportiva, y a ello se añadía la importancia que tenía para sus padres el deporte dentro de su educación y la de sus hermanos. Entre los valores que tiene el atletismo, para la cántabra destaca el hecho de que “todo el mundo tiene espacio”. “El alto, el bajo, el gordo, el flaco, el rápido, el lento… Cada uno tenemos nuestra propia marca personal y luchamos contra nosotros mismos”, explica.
Quizá Ruth Beitia escogiese el atletismo, pero afirma que el salto de altura la eligió a ella después de probar todas las disciplinas. Se considera además especialmente afortunada por haber nacido en “un deporte igualitario e inclusivo”. Atribuye esa característica al hecho de que se trate de una disciplina individual en lugar de una de equipo, como puede ser el caso del baloncesto. “Aunque hagan grandísimos resultados, la repercusión mediática, la brecha salarial, el empoderamiento personal no es el mismo que el que pueden tener los chicos”, reconoce.
No se entiende el bádminton sin Carolina Marín; un deporte que puedes llegar a pensar que es de hombres, como la halterofilia, sin Lydia Valentín; o la natación sin Mireia Belmonte
Desde su punto de vista, el deporte individual es muy distinto. “No se entiende el bádminton sin Carolina Marín; un deporte que puedes llegar a pensar que es de hombres, como la halterofilia, sin Lydia Valentín; o la natación, sin Mireia Belmonte”, defiende. Con todo, también cree que se debe continuar trabajando por la igualdad. “Yo para nada me considero feminista, para nada me considero machista. Me considero una persona que lucha por la igualdad porque al final es en lo que tenemos que estar”, sentencia la deportista cántabra.
El atletismo tampoco se puede entender sin esta deportista que ha sobrevivido a tres generaciones de saltadoras de altura y que ha sido pionera en varios ámbitos a lo largo de su carrera. Como primera española en obtener el oro en atletismo en unos Juegos Olímpicos o en conquistar la 'Diamond League', se sitúa como una referente para aquellas jóvenes que quieran iniciarse en el mundo del deporte.
Aunque sin aparentar consciencia de su propia relevancia en el tema, afirma que “es muy importante que figuras de distintas mujeres del deporte cuenten su historia. Que al final se puede, claro que tropiezas y te caes, pero te levantas. Esa perseverancia, esa resiliencia que tan de moda está ahora, sirve para continuar y poder hacer grandes cosas en un futuro”.
Como deportista de élite, Ruth Beitia considera que sus responsabilidades van más allá de la competición e incluso de la política, un ámbito en el que también estuvo implicada, siendo diputada autonómica durante dos legislaturas e incluso siendo candidata a la Presidencia de Cantabria. Ya retirada de ambos mundos, y con esa claridad que aporta la distancia, opina que los deportistas “tienen una responsabilidad social porque somos imágenes relevantes para mucha gente y, como tal, tenemos que ser un ejemplo”.
La atleta considera que los deportistas pueden llegar a tener un espacio en política. “¿Que tenemos esa capacidad de trabajo, de constancia, de aunar grupos o ser ‘animales sociales’?”, plantea, una pregunta a la que se responde afirmativamente, aunque añade: “¿Que la política es lo que es? También”. Con ello no quiere decir que se arrepienta de su paso por la política activa, ya que lo considera un aprendizaje más de lo que no quiere ser porque cree que no puede renunciar a “ser yo”, declara.
“Yo creo que la gente pierde un poco el prisma. Es un servicio social, hacia los ciudadanos, hacia la vida. No es una profesión. Por eso, cuando no tengas nada que aportar, 'hasta luego'. Creo que es lo mejor. El problema es que la gente se adhiere. Ya no tiene nada que aportar, pero sigue ahí. El servicio público se pierde un poco”, es el diagnóstico al que llega Ruth Beitia antes de regresar al asunto al que ha dedicado su vida.
“El deporte te da muchísimo más”, afirma la atleta. Algunos estudios destacan sobre todo un mejor autoconcepto, pero en general se le atribuye una mejora de la salud mental al completo. Con la presión de la alta competición podría pensarse que los beneficios mentales se diluyen, pero Beitia considera que ocurre “todo lo contrario, yo creo que empodera”.
Puede que esa sea la causa de que al preguntarle si en algún momento tuvo dudas sobre continuar su trayectoria profesional responda al instante con un “nunca” contundente. Eso no implica que no haya tenido que aprender a gestionar también las decepciones que se dan en cualquier carrera, por exitosa que sea. “Quizás en 2008 tuve un bajón después de los Juegos, pero Ramón, que es muy inteligente y sabe llevarme divinamente, dijo: 'venga vamos a probar unas combinadas. Desfogamos. Nos divertimos. Hacemos cosas totalmente distintas'. Imagínate, volver a lanzar, a saltar longitud, a hacer vallas o a correr fondo. Fue algo maravilloso”, describe.
A ello se añade mucho trabajo a nivel mental porque “el salto de altura no deja de ser una prueba táctica, técnica, pero también psicológica”, explica Beitia. En ese sentido, la psicología deportiva le descubrió un mundo: “Volver a disfrutar al 100% y volver a sentirme una niña con ilusión por cada competición, ahí hacíamos el entrenamiento mental”, cuenta. Una serie de visualizaciones de todo lo que podía ocurrir durante una competición, desde que se cruce una compañera hasta que el viento cambie y aparezca una sombrilla de la nada. “Todas esas cosas las planteábamos en el entrenamiento mental, y a veces ocurrían, pero ya tenías rápidamente esas herramientas en tu interior. Descubrí que mi mayor rival era yo y rápidamente daba la vuelta a la tortilla. Lo más importante es que todas esas pesas que llevas en la mochila las ibas soltando para que cada vez fuese más liviano y divertido”.
Soy lo que soy gracias al deporte
Ha sido un ejercicio necesario para superar las barreras que conlleva alcanzar la élite y mantener esa perseverancia con la que se identifica la atleta. Sin embargo, considera indispensable rendir homenaje a “aquellas pioneras del siglo pasado que lucharon contra gigantes para que hoy en día las mujeres podamos hacer deporte”.
Incluso ahora que ya no compite, continúa su relación con el deporte. Su cuerpo le pide actividad física casi todos los días, aunque reconoce que le cuesta practicarlo sola tras tantos años haciéndolo guiada. Además de ser un divertimento gratificante del que se declara “enamorada” y que le “aporta endorfinas”, esta nueva etapa de su vida también le permite poder quedarse en casa si está lloviendo y estoy en el sofá con un libro interesantísimo. “Cuando era deportista me pinchaba el sofá, hiciese el tiempo que hiciese”, asegura.
En realidad, el principal motivo que esgrime Beitia para no desligarse de este mundo es que “soy lo que soy gracias al deporte”. Por ello, más allá de practicarlo regularmente, “toda mi vida sigue vinculada al atletismo”, relata. Es técnica de protocolo deportivo en la Federación Española de Atletismo, lo que le permitió asistir al campeonato europeo de Múnich como jefa de equipo, colabora además con el también olímpico Fermín Cacho en el club ‘Go Fit Athletics’ y enseña 'Iniciación al atletismo' en la Universidad Europea del Atlántico.
“Lo dejé en el momento preciso para que siga siendo mi pasión siempre”, dice la atleta. Este amor por la disciplina deportiva es lo que pretende transmitir a sus alumnos junto con una serie de valores cuyo eje gira en torno a idea de que “no deben preocuparse de ganar o de perder, sino de disfrutar, porque ese es un valor añadido para un futuro, y creo que es fundamental”, afirma Ruth Beitia.
“Los niños son la base y el futuro del deporte”, defiende la deportista mientras sigue con la mirada la carrera de un grupo de niñas en la pista de atletismo del complejo deportivo que lleva su nombre, aunque para ella siempre será “La Alberi”. Quiere transmitirle esos “valores que te da el deporte y que son fundamentales”, pero considera que la educación de su familia tiene una importancia muchísimo mayor.
Para ella, ser la quinta de cinco hermanos y esos aprendizajes familiares son los que le han permitido mantener los pies en el suelo a lo largo de las victorias y derrotas de su trayectoria deportiva. La atleta recuerda todos los momentos con especial cariño, pero si se ve obligada a elegir, se queda con “ese abrazo con Ramón” tras conseguir la medalla de oro en Río y el Premio al Fair Play que le otorgaron al año siguiente. “Tuve la grandísima suerte de que la cámara enfocase un momento que yo he vivido muchísimas veces, que es apoyar a mis rivales y amigas, en muchos casos”, recuerda.
Con sus sueños a nivel deportivo ampliamente cumplidos, el nuevo objetivo de Ruth Beitia es “seguir transmitiendo” todo lo que ha vivido gracias a que “el deporte me ha dado muchísimas oportunidades que otra gente no tiene”, reconoce. Pero, sobre todo, pretende “seguir sonriendo, que se me da muy bien y creo que forma parte de mi ADN”.
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