Cantabria suspende el cribado para la hepatitis B y C en las Urgencias hospitalarias por “vulnerar la autonomía de los pacientes”

El Servicio Cántabro de Salud (SCS) ha dejado de practicar cribados para la detección de la hepatitis en las Urgencias hospitalarias, un programa que ha permitido detectar nueve casos de hepatitis C, la más letal, que no tenían diagnóstico previo. El programa ahora se suspende de forma unilateral con el argumento de que los pacientes no recibían información al respecto y supuestamente se vulneraba su autonomía decisoria.

El programa de cribado oportunista en las Urgencias de Cantabria para detectar a portadores de hepatitis B y C no diagnosticados fue anunciado en el primer cuatrimestre de 2023 por la Consejería de Sanidad e incluía información al paciente, según se anunció en aquel momento. Ahora, el mismo departamento -pero con distinto signo político, tras el cambio de Gobierno y la llegada del PP al poder- afirma que dicha información no se facilitaba o se hacía indebidamente y que, por lo tanto, se suspende el cribado.

“Se ha suspendido porque esta actuación se realizaba sin los criterios de debida información a los pacientes a los que realizaba la extracción de muestras violando con ello el principio de autonomía en pacientes en una situación de vulnerabilidad por el simple hecho de acudir a Urgencias por una causa diferente a la de participar de forma voluntaria en un estudio de investigación o en un programa de cribado”, ha informado la Consejería de Salud en respuesta a una pregunta parlamentaria consultada por elDiario.es.

La hepatitis C es una infección vírica que ataca el hígado y puede ser mortal. Carece de vacuna, pero sí hay tratamientos antivíricos. Estos, caracterizados por su alto coste (rondan los 20.000 euros por paciente), se facilitan en Cantabria por el sistema público de salud. La detección temprana de la enfermedad es clave para evitar su elevada mortalidad. Cantabria, en este sentido, era pionera por financiar tratamientos y acogerse a un programa de detección activa de personas infectadas que desconocían su situación.

La consejería, cuyo titular actual es César Pascual (PP), solo reanudará el cribado cuando la detección sea incorporada a “la cartera de cribados y con iguales criterios de accesibilidad para toda la población de la Comunidad Autónoma”, sin precisar si va a acabar haciéndolo o no.

Lo que sí sigue haciendo la Sanidad cántabra son pruebas de VHC a determinados colectivos de riesgo: personas con sintomatología sospechosa, donantes de sangre, células y tejidos, así como de órganos, personas expuestas o en situación de riesgo, consumidores de droga y quienes mantienen prácticas sexuales de riesgo, personas con una pareja positiva, coinfectados por VIH o VHB (hepatitis B), y quienes se practican tatuajes o se se someten a instrumental punzante sin las debidas precauciones de seguridad.

Resultados

El programa de cribado en Urgencias ha permitido la detección de nueve casos que no habían sido diagnosticados de hepatitis C. Según los datos de la propia Consejería, se realizaron en Urgencias pruebas serológicas a 5.444 personas, de las cuales 12 eran virémicas (portadoras del virus VHC [hepatitis C]), de los cuales nueve eran nuevos diagnósticos, en su mayoría varones (66% hombres).

De la docena de portadores, 10 se sometieron a tratamiento en 27 días. El resto no fue tratado, uno por tener una expectativa de vida inferior a tres meses y el otro “porque era un transeúnte”, según la información facilitada al Parlamento de Cantabria por el departamento de Salud. De las 10 personas tratadas, cuatro tenían una cirrosis/fibrosis en estado avanzado.

En cuanto a la hepatitis B, que es de gravedad pero puede prevenirse mediante vacuna, los hospitales cántabros han realizado pruebas a 5.552 personas, de las cuales 24 portaban el antígeno AgHBs y 10 no estaban siendo tratados.