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“Todos los prisioneros del franquismo coinciden en que lo peor era el miedo a ser asesinados en cualquier momento”

El periodista Carlos Hernández, autor de 'Los campos de concentración de Franco'.

Celia Álvarez

El periodista Carlos Hernández de Miguel ha publicado en el pasado mes de marzo su trabajo 'Los campos de concentración de Franco', una exhaustiva investigación a la que ha dedicado tres años de forma exclusiva. ''Todos los prisioneros a los que he entrevistado coinciden en que lo peor era el miedo a ser asesinados en cualquier momento, especialmente por las noches'', desvela en conversación con eldiario.es.

Este especialista en la materia protagonizará el primer acto del ciclo sobre 'Las violencias, los relatos, las víctimas', que se celebrará en la librería La Vorágine este viernes 15 de noviembre a las 19.30 horas, en el marco de unas jornadas que se prolongarán hasta febrero.

Hernández explica que decidió llevar a cabo esta investigación por dos motivos: el “ánimo recibido” por algunos supervivientes de los campos nazis, y porque, a raíz de la investigación que inició personalmente para indagar acerca de la historia de su tío abuelo –uno de los prisioneros del campo de concentración de Mauthausen-, descubrió “el engaño al que se ha sometido a la sociedad española respecto a la Segunda Guerra Mundial y la dictadura franquista”.

Según su trabajo, de los 296 campos de concentración –denominados y reconocidos así de forma oficial- que hubo en España, regidos por el ejército franquista, 10 de ellos se encontraban en Cantabria – tres en Santoña (uno en el Cuartel de Infantería, otro en el penal del Dueso, y el último dividido entre el Fuerte de San Martín y el Instituto Manzanedo), dos en Santander (uno en el Palacio de la Magdalena de Santander y otro formado por varios edificios como la plaza de toros, los Campos de Sport de El Sardinero y el viejo Hipódromo de Bellavista), uno en Torrelavega, otro en Castro Urdiales, uno en Laredo, uno en el aeródromo de Pontejos y otro en el seminario de Santa Catalina en Corbán-.

Así pues, casi un millón de personas fueron prisioneras de estos campos en todo el país –más de 50.000 en Cantabria-, entre los que se encontraban combatientes del bando republicano, así como civiles que habían sido capturados solo por pertenecer a organizaciones republicanas.

En este caso, según señala Hernández, hay que hablar casi exclusivamente de prisioneros, porque la ''mentalidad machista'' de aquella época consideraba que ''los campos de concentración no eran para mujeres''. “Su presencia solo consta en tres de ellos”, ha apuntado, y eran trasladadas a estos recintos junto a sus hijos. Los campos, cuya apertura se inició tan solo 48 horas después de la sublevación del 19 de julio de 1936, se ubicaban lejos de los núcleos de población y tenían unos ''objetivos marcados y unas características predeterminadas''. 

“Ni eran homogéneos ni funcionaban de la misma manera'', apunta el periodista, puesto que tenían objetivos muy diversos, entre ellos, ”el exterminio selectivo, la clasificación de los prisioneros –es decir, investigar los antecedentes políticos de cada uno de ellos-, el castigo y la reeducación“. Además, ''en estos campos de concentración se formaban los batallones de trabajadores, que se encargaban de construir infraestructuras, como carreteras, puentes o trincheras, por todo el país'', recalca Hernández.

Desde un tiro en la nuca hasta el hambre, pasando por el fusilamiento o las enfermedades, fueron las principales causas de muerte de las ''decenas de miles de víctimas mortales'' que hubo en esos campos del terror, según el periodista. Sin embargo, Hernández asegura que, aunque se hable de 10.000 víctimas, esta cifra es ''imposible de concretar'', ya que ''no hay datos registrados''.

En alusión a las condiciones en las que vivían dichos prisioneros, el periodista incide en que ''el hambre que pasaron al estar durante días sin comer, las enfermedades que padecieron y las plagas de piojos que tuvieron debido a la falta de higiene'' son los peores recuerdos que más han marcado a los presos de los campos de concentración.

El voto de la ignorancia

Carlos Hernández ha sido muy contundente respecto a la actualidad política de España y el auge de la extrema derecha –que se ha convertido en la tercera fuerza política del país en las elecciones del 10N-. El periodista considera que existen dos perfiles del votante del partido de la ultraderecha: las personas ''que saben lo que votan porque comparten los valores de la dictadura, y ''las que, en un gran porcentaje, votan por ignorancia, ya que no son conscientes de lo que hay detrás y lo que supuso realmente el franquismo''.

Hernández cree que ''lo más grave es que todavía no se estudia la historia real''. ''En Alemania, el Estado asumió su historia y hoy en día los centros educativos llevan a los estudiantes a los campos de concentración'', ha contado el periodista con indignación.

Sin embargo, Hernández también asigna cierta ignorancia a aquellos que crecieron durante la dictadura, puesto que ''vivieron bajo propaganda con una realidad oculta, como la vinculación de Franco y Hitler, una historia falsa y datos e imágenes irreales''. Además, el periodista destaca que ''España sigue siendo una anomalía en la Europa democrática, ya que hemos normalizado situaciones que serían inconcebibles en otros lugares del mundo, como calles dedicadas a personas célebres del régimen, simbología franquista…''.

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