Cuando terminó La Surada Poética 2014, el valenciano Uberto Stabille, el invitado que la inauguró, escribió: “Compartir y ser compartido en La Surada fue un ejercicio de ternura y resistencia. Ni somos polvo ni estamos solos”. Otro de los poetas que tomaron la palabra, el mallorquín Antonio Rigo, insistía: “Hemos desterrado la soledad y el silencio”. ¿Será que la poesía sí sirve para algo?
Para confirmarlo, La Surada Poética regresa en 2015 y lo hace con fuerzas renovadas. Aunque para ser rigurosos este año ya trajo viento sur cargado de poesía cuando en septiembre aterrizó en Santander Jorge Riechmann, es este sábado 31 de octubre cuando coge ritmo. Lo hará en el Museo Marítimo del Cantábrico. La cita es debajo del enorme esqueleto de rorcual común de la ballena que un día de 1898 varó en pleno Sardinero y allí el público podrá disfrutar de las voces disidentes de Patricia Fernández, Marianella Ferrero, Antonio Orihuela y Eladio Orta. El viento poético se agitará al final con la voz atronadora de Francisco Contreras, Niño de Elche, que estará acompañado a la guitarra por Raúl Cantizano.
Almas diversas para tejer comunidad y para reivindicar una poesía de la conciencia crítica que se enfrenta a un sistema que, como recuerda un verso de Alberto García-Teresa, nos lleva al individualismo y a la desconexión: “Nos creíamos poderosos por permanecer tristemente solos”.
Uno de los cambios de La Surada en esta nueva edición es la apuesta por el encuentro colectivo, por las bautizadas como 'descargas'. Si el año pasado La Vorágine, organizadora del ciclo, apostó por los pequeños encuentros y una sola descarga, en 2015 serán tres las concentraciones poéticas porque, después de la del Museo Marítimo, vendrán nuevas citas en la Biblioteca Municipal, el 21 de noviembre, y en el Café de las Artes, el 19 de diciembre.
La trinchera común
El nexo que todo lo une en La Surada es la crítica, ese sello que La Vorágine trata de imprimir a todas sus actividades. Y si hay un representante de esa posición ante la vida, quizá sea Antonio Orihuela, el único invitado de fuera de Cantabria que repite. Orihuela, onubense de origen, explica a eldiario.es que “citas como La Surada trenzan vínculos, complicidades, insuflan ánimos, descubren nuevas compañeras, generan nuevos proyectos, expanden ilusiones, te confirman que no estás solo, que merece la pena volver por donde has venido y continuar cavando nuestra común trinchera hecha de vínculos, de complicidades, de ánimos sobre el mundo futuro libre, anticapitalista, solidario, sostenible y decrecentista que tenemos que construir”.
El autor de 'El amor en tiempos del despido libre' cree que el carácter colectivo de las 'descargas' que propone La Surada tiene sentido para “pensarse colectivamente, exaltar el valor de uso de lo que colectivamente pensamos, creamos, disfrutamos, compartimos... en tiempos en que el sujeto vive su individualidad porque consume productos fast food de la cacharrería cultural”.
La cántabra Patricia Fernández va un poco más allá al identificar el papel de la poesía crítica en esta sociedad de archipiélagos: “La poesía es el lenguaje de la revolución y la revolución es colectiva”. Fernández apuesta por crear y compartir “lo que no nos dieron: el lenguaje de la libertad”. Quizá, como matiza Marianella Ferrero, “a la poesía le toque decir -porque hay mucho que decir-, mostrar, compartir, confrontar, provocar, para encontrar un sentido, mirar desde otro lado, observar y deconstruir”.
La cita de este sábado 31 de octubre será una carga de profundidad contra la indolencia personal, cultural, social y política. Considera Orihuela que, ahora que se habla tanto de las “centralidades”, “en el centro no hay vida, solo repetición de lo mismo, restauración de lo viejo, rigidez y orden instituido... El centro tal vez sea un buen lugar para recrearse en la propia parálisis política, pero no es un buen lugar para la poesía”.
Marianella Ferrero, que además de poemas, amasa pan y teje movimientos desde Cabezón de la Sal, siente que “es imposible hoy, octubre 2015, poemear sin entregar cotidianidad, sin desmembrarla aunque nos de asco, no sería justo, ni honesto ni comprensible” y se agarra al “poder de la poesía” en tiempos en que estamos “desenamoradas de la vida”.
Compromiso y palabras que cuando se fusionan con la música pueden dar a luz frutos tan impactantes como el último trabajo de Niño de Elche, 'Voces del Extremo', que está arrasando por su valentía y carácter experimental. Francisco Contreras, que así se llama Niño de Elche, es un cantaor flamenco difícil de encasillar. De hecho, el festival SONAR 2015, donde triunfó con la propuesta 'Raverdial', lo definió como “una de las voces flamencas con más riesgo en lo poético, lo político y lo estético”. Será él, junto a Raúl Cantizano, los que cierren esta primera descarga de La Surada Poética, evento de entrada libre pero con invitación que se entrega en La Vorágine, ya que el aforo es limitado en el Museo del Cantábrico.
La Surada es un proyecto de La Vorágine que cuenta con la colaboración de eldiario.es Cantabria y que está patrocinado por la Fundación Santander Creativa.