Jordi Calvo Rufanges es profesor, investigador y activista por la paz. Coordina el Centro Delàs de Estudios por la Paz y escribe artículos de opinión en varias publicaciones digitales además de haber escrito varios libros, en los que publica los resultados de sus estudios sobre la relación de los bancos con la industria armamentística. “Esas armas que aquí generan beneficios económicos a unos pocos, están generando muerte y razones para emprender nuevos proyectos humanitarios”, explica.
Este jueves 23 de junio, a las 20.00 horas, acudirá a la librería La Libre en Santander para presentar tres de sus libros 'Banca armada', 'Diccionario de la guerra, la paz y el desarme' y 'Mentes militarizadas'. Jordi Calvo habla en eldiario.es Cantabria sobre la labor que realiza con sus investigaciones.
En su presentación hablará sobre los libros 'Banca armada', 'Diccionario de la guerra, la paz y el desarme' y 'Mentes militarizadas'. ¿Qué nos puede contar sobre estas obras?
Estos tres libros responden al trabajo que realizo yo y el lugar en el que soy investigador y coordinador, que es el Centro Delàs de Estudios por la Paz. Es un trabajo en el que se intenta mostrar la vinculación entre la guerra, la violencia armada, cuando se rompe la paz, con las posibilidades de negocio que pueda haber detrás de las causas que hacen que esto suceda.
Hay conflictos armados que pueden tener detrás algunas de las razones que están basadas en el negocio de venta de armas, en lo que llamamos nosotros el ciclo armamentista o ciclo económico militar. Es el proceso por el cual en un país se dedican recursos a preparar esa sociedad para en un momento determinado optar por la opción de la guerra. Preparan militarmente ese país con soldados, con capacidades, con armas, con todo tipo de elementos militares que pueden facilitar tomar la decisión de ir a la guerra.
En el trasfondo que hay en estos libros está la explicación de por qué se toman estas decisiones, quién se beneficia, quién hay detrás, qué doctrinas de seguridad y defensa, una visión general porque cada libro toca unos temas de la militarización de la sociedad y de las relaciones internacionales.
¿Los bancos utilizan nuestro dinero en actividades ilícitas?
Sí, por un lado uno de los elementos importantes en el ciclo económico militar es la financiación de las empresas que fabrican armas. Necesitan financiación de los bancos para poder hacer su actividad. De hecho, según los cálculos a los que hemos podido llegar y que he hecho yo personalmente, podríamos decir que tres de cada cuatro armas no existirían de no existir apoyo financiero a las empresas que las fabrican.
Los bancos tienen una responsabilidad directa en la fabricación de una gran parte de las armas que ahora existen, lo que no significa que esto sea ilegal. Simplemente es una opción de negocio por la que la banca que no es ética opta porque le genera beneficios. Es un negocio como muchos otros que podemos considerar negativos para la sociedad que cumple con la legalidad.
¿Considera que hay alguna forma para impedir que esto ocurra?
Sí, hay dos formas. Una es la de largo recorrido, que es que seamos conscientes las personas que somos clientes de bancos de que estos invierten en armas, no nos parezca bien y nos cambiemos a bancos que no lo hacen. Ese cambio es lento, de largo plazo pero quizá el más asequible.
La otra opción es que lo prohibamos por ley, que consigamos que políticamente sea una cuestión importante, que se lleve a debate en el Parlamento y que finalmente se regule que las entidades financieras no puedan financiar a las empresas que fabrican productos que nos parecen necesarios prohibir, en este caso las armas. Esto se puede hacer regulándolo.
Ya existe alguna legislación que prohíbe la financiación de las empresas que fabrican algún tipo de armas muy concreto, como por ejemplo el caso de unas bombas que se prohibieron hace poco y que conseguimos que en la legislación estuviese también incluida la prohibición de la financiación, que son las empresas que fabrican bombas de racimo. En España están prohibidas, pero no estaba prohibido que una entidad financiera de España pudiera financiar empresas que fabrican estas armas en otro país donde no estuvieran prohibidas. Si como país se ha decidido que esto no está bien, se debería cerrar el círculo y apelar a la responsabilidad de los bancos.
Yo creo que esto es un hito interesante, como cuando hablamos en economía de que es tan importante quien hace la actividad económica como quien le da el dinero para poder hacerla. Esto es un cambio de paradigma que hace tener una responsabilidad más que especial a los bancos.
¿Qué bancos realizan este tipo de actividades?
Eran tantos los que financiaban a la hora de hacer el análisis, que hicimos un ranking para identificar a los peores, a los que más financian armas y a otros que también hemos encontrado alguna inversión o algún tipo de relación con la industria armamentística pero con un valor económico menor. Hay que destacar el gran líder español en la financiación de armas que es el BBVA, con una gran diferencia sobre el resto.
Y después aparece el Santander. Es esperable que los grandes bancos sean los que se dedican a invertir en todo lo que genere beneficios y que lo hagan en la industria armamentística, pero no está de más saber que si queremos ser clientes responsables, si nos preocupa un poco cómo va el mundo y nos consideramos de algún modo pacifistas, ser cliente del BBVA y del Santander va en contra de estos valores.
¿Cree que la industria armamentística se vería mermada sin la ayuda de los bancos?
Sí, de hecho en el primer informe que hicimos mirando industria por industria, unas 200 empresas de producción militar, viendo sus ratios de endeudamiento pudimos ver que eran de una media del 73%. Esto relacionado con la economía en general en la industria española es similar por lo que pude ver posteriormente. Esto significa que al ser la deuda más o menos de un 75%, tres cuartas partes de la producción de armas o cualquier otra cosa depende de la financiación que viene de los bancos.
Se podría decir de una manera bastante contundente que tres de cada cuatro armas no existirían de no ser por el apoyo de los bancos e incluso me dijeron en algún caso algún economista que si le quitaras el 75% de financiación a cualquier empresa, esa empresa cierra. En este caso muy probablemente la industria armamentística sería muchísimo menor en volumen de no ser por el apoyo de los bancos.
¿Ha tenido algún problema con algún banco debido a sus estudios sobre este tema?
No, problemas ninguno. Nos han contactado del BBVA, porque creo que son conscientes de sus enormes inversiones en armas y esa tendencia de las empresas a desarrollar departamentos de RSC (Responsabilidad Social Corporativa), que se encargan de paliar aquellas noticias o acciones que puedan afectar a su imagen. Nos han intentado convencer, digamos que han reaccionado de alguna manera, lo que no ha hecho por ejemplo el Banco Santander, cuya reacción ha estado desaparecida en relación a nuestros estudios.
La reacción ha sido siempre intentar convencernos en positivo de que aquello que hacemos es importante y bueno para mejorar el papel de la entidad o de la empresa, siempre hacen algún comentario en positivo, que ellos son un banco muy responsable y que lo que quieren es mejorar esa situación.
Todo esto es una especie de mensaje político de las entidades financieras para reducir el impacto que pueda tener en su imagen corporativa, pero la realidad nos muestra que siguen invirtiendo en armas. Ahora estamos haciendo un nuevo informe y vemos que la maquinaria sigue, los cambios son mínimos, son más bien de maquillaje y las inversiones en armas siguen porque dan beneficios.
¿Cómo afectó su experiencia como coordinador de proyectos humanitarios en su trabajo actual?
Mi experiencia pasada en proyectos humanitarios me ha hecho entender el impacto que tienen las cuestiones políticas y económicas aquí en los países ricos, que tienen capacidad de influencia en lo que pasa en el mundo, en la realidad de pobreza, de violencia y de conflictos.
Me ha tocado trabajar en muchos lugares en conflicto armado. El impacto de lo que hacemos nosotros aquí puede tener consecuencias en la vida diaria de muchísimas personas que son víctimas de una enorme violencia de las armas, la violencia contra las mujeres es muchísimo mayor incluso que la que hay aquí.
Todo ello es consecuencia de un sistema económico y político que privilegia a los estados del norte en relación a los estados empobrecidos. Esta experiencia en terreno corrobora que hay que ayudar al que lo necesita, pero lo que hará que cambie la situación que genera esta pobreza y esta violencia es que aquí cambiemos muchas de las cuestiones económicas y sobre todo relacionadas con nuestros bancos, que solo por el beneficio se dedican a financiar a empresas que fabrican armas.
En España hay una gran cantidad de empresas armamentísticas, somos los líderes en producción y en exportación y esas armas que aquí generan beneficios económicos a unos pocos, están generando muerte y razones para emprender nuevos proyectos humanitarios.