“El escenario tiene que ser un lugar peligroso en el que ponerse a prueba”

Irene Escolar ha respirado interpretación desde la infancia, rodeada por su familia dedicada en gran medida a todo lo relacionado con el mundo del cine y el teatro. “Mi tío nació en un tren yendo de gira y mi bisabuela rompió aguas encima de un escenario”, explica la actriz. Y como no podía ser menos, todo ese ambiente artístico encaminó sus pasos hacia su profesión actual, que ya le ha llevado a conseguir un Premio Goya a la mejor actriz revelación por 'Un Otoño sin Berlín' en 2016.

Ahora llega a las 'Noches en la Biblioteca' dentro de las actividades culturales de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander, en una fecha muy cercana al 80 aniversario del asesinato de Federico García Lorca. La intérprete hará un homenaje al dramaturgo representando una selección de textos de los más influyentes y representativos personajes femeninos de sus obras. Entre ellas ha escogido textos como 'El Público', 'Yerma', 'Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores' o 'Bodas de Sangre'. Su actuación tendrá lugar este lunes 22 de agosto a partir de las 22.00 horas.

Ha crecido en una familia muy implicada en las artes escénicas, ¿Cómo es para una niña desarrollarse en ese entorno?

Creo que como con todo con lo que convives, es algo que no te planteas. La familia es algo que no se puede escoger, es algo que te toca. Yo he crecido en ese entorno y para mí ha sido lo más normal. En mi familia por parte de padre todos han sido actores o actrices, casados con actores y actrices, y llevan desde el siglo XIX dedicándose a esto. Yo crecí yendo al teatro a ver a mi abuela, en mi casa había siempre literatura, poesía, cine, mucho teatro. Las conversaciones giraban entorno a la vida en el teatro y el cine, a esta profesión. Al igual que yo lo viví, mi tío nació en un tren yendo de gira y mi bisabuela rompió aguas encima de un escenario. Todo eso marca, pero siempre desde una gran normalidad.

Empezó desde la infancia con pequeños papeles en cine o teatro y hoy en día ha pasado por muchos tipos de escenarios. ¿Podría quedarse con alguno?

Es difícil porque cada proyecto es muy diferente sea en el medio que sea y para mí lo que lo diferencia es el equipo humano. Es cierto que en el teatro he encontrado un refugio, una familia, y lo percibo como tal. El cine también me ha traído cosas muy bonitas pero llevo más recorrido en el teatro, entonces es el lugar al que siempre quiero volver y no puedo estar un año sin pisar las tablas porque lo necesito. Esa necesidad también la siento por el cine pero no de una manera tan intensa.

Su andadura por las artes escénicas no ha estado exenta de polémicas, como aquella escena masturbándose en 'Días mejores'. ¿Cómo afrontó las críticas y el ruido que surgió a raíz de ella?

Noté mucha más admiración que críticas negativas. Había mucha admiración por ver a alguien tan joven que estaba realizando un acto de valentía. Para mí el escenario tiene que ser un lugar peligroso en el que ponerse a prueba y esa experiencia me sirvió para darme cuenta de que yo podía arriesgar e intentar no tener miedo. Uno no debe estar pendiente de la opinión de los demás.

¿Cómo se siente al ver su trabajo recompensado con un Goya?

Todo lo que rodea a esa etapa fue muy inesperado. Para mí fue muy especial no solo por el hecho de ganar el Goya, sino porque la película con la que lo gané era una producción muy pequeña, independiente, sin grandes recursos, la primera película de una directora joven y tanto el equipo artístico como el técnico nos implicamos como si fuéramos una familia para intentar sacar aquello adelante. Fue algo experimental, no era algo que supiera que me fuese a dar resultados, era lo último que me podía imaginar que pasara. Muchas veces las cosas que menos te esperas te dan los resultados más bonitos. Para mí el Goya es más como un empujoncito, algo que te dice que vas por buen camino, es un reconocimiento por parte de la profesión, de la gente que se dedica a lo mismo que tú, da una sensación como de coger aire.

¿Ha tenido alguna actriz a la que considere un referente?

Españolas, Blanca Portillo es un gran referente para mí. También Carmen Machi.

¿Algún personaje al que le gustaría interpretar en un futuro?

Me apetece mucho hacer algo de Chéjov, también a raíz de esto que voy a hacer en Santander quiero seguir ahondando en la obra de Lorca. Hay muchísimos personajes femeninos de Lorca que me gustaría interpretar a lo largo de mi vida. También hay una obra de Eugene O'Neill que se llama Anna Christie que también es un personaje que me gustaría mucho hacer.

Las mujeres han comenzado a expresar su disconformidad ante la discriminación que sufren en el mundo cinematográfico. ¿Ha sufrido algún tipo de discriminación? ¿Qué opina sobre este tema?

No, afortunadamente a día de hoy yo no me he sentido discriminada. Es un tema delicado, yo creo que las mujeres aún estamos en el camino de que se nos dé el lugar que merecemos en esta sociedad en general. Estamos en ese camino pero nos queda mucho recorrido por hacer.

¿Y sobre los papeles de mujeres adultas que le dan a actrices mucho más jóvenes?

Es cierto que hay muchos más personajes masculinos a partir de los 40 que femeninos en el mundo cinematográfico. Es un hecho que la mujer, como siempre, lo va a tener más complicado. 

¿Qué opina del uso que le dan a las redes sociales algunas personas amparadas tras el anonimato?

Creo que vivimos en el desierto de la comunicación, en un momento en el que hemos perdido la intimidad e intento protegerme de ello cada vez más porque saca lo peor del ser humano.

¿Qué proyectos tiene para el futuro?

Voy a continuar con 'El Público', que es la función de Lorca que estoy haciendo de gira por toda España, y tengo otro proyecto teatral, que es el de 'Blackbird'. También estreno 'Guernica', una película sobre el bombardeo de esta ciudad durante la Guerra Civil.