¿Qué leen los agentes culturales de Cantabria?

Todo el mundo tiene su libro de cabecera, esa obra que ha marcado tu vida por un motivo u otro. Da igual el género, la época o la temática. Pregunte quien pregunte, lo recomiendas. Lo regalas, hablas de él, lo relees, lo utilizas como referencia. Novela, poesía, ensayo... Da igual. O autores determinados. Cada uno tiene sus gustos y todos encontramos algo distinto entre las páginas de un libro. Y hay libros para momentos determinados, que apetecen más en una época específica.

Partiendo de esas premisas, sin ninguna directriz, indicación previa o esquema único, pedimos a diferentes agentes culturales, escritores, educadores, responsables políticos, libreros o artistas de Cantabria que pongan su granito de arena, que compartan sus gustos literarios con los lectores de eldiario.es con motivo del Día del Libro. El resultado es tan diverso como lo son los propios protagonistas. Entre la decena de participantes no se repite ningún título o autor. Hay obras recientes, textos clásicos y libros que están muy lejos de las listas de los más vendidos.

Y entre las voces más autorizadas en la tarea de recomendar libros por su amplia experiencia en ese cometido está la de Paz Gil, responsable de la Librería Gil en Santander, un proyecto familiar que cuenta con el sello de calidad del Ministerio de Cultura y que recibió el Premio a la Mejor Librería Cultural en el año 2013 como reconocimiento a toda una trayectoria en la ciudad y al masivo apoyo del público.

“Como libreros lo que más nos gusta es hablar de libros con amigos y clientes. Es importante conocer a la persona, sus gustos, sus aficiones, hablar de sus libros preferidos, escuchar sus recomendaciones. Así que lo mejor es ir a las librerías y charlar con el librero, porque leer es elegir”, explica antes de lanzarse con sus recomendaciones. A la hora de decantarse, se queda con dos novedades como El show de Gary (Editorial Sexto Piso, 2016) de Nell Leyshon y España imaginada (Galaxia Gutenberg, 2015) de Tomás Pérez Vejo. 

En el primer caso, el protagonista no es más que un instintivo y pícaro carterista, un maleante que, sin embargo, no ha olvidado su nobleza durante su descenso a los infiernos. “Y es precisamente ese camino al abismo lo que engrandece este último libro de Nell Leyshon; un viaje en el que se reflejan los éxitos del triunfo y las frustraciones de los fracasos, hasta que Gary (y el lector) alcanza la libertad de dirigir su propia vida”, asegura Paz Gil.

Sobre su segunda opción, el trabajo del profesor-investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México, subraya que su libro ofrece una visión alternativa de la construcción de España a través de la pintura histórica, con el arte como medio propagandístico de la política.

“Mirar el afuera, entender el adentro. Los libros son una brújula sin norte que nos ayuda a recorrer esos espacios clave para comprender y comprendernos”, opina el periodista, escritor y activista Paco Gómez Nadal, que hace tres años impulsó en Cantabria el proyecto colectivo de La Vorágine Cultura Crítica, un espacio cultural alternativo que se ha convertido en un lugar de referencia en la capital.

Con esa intención como argumento, las dos recomendaciones del autor de La guerra no es un relámpago van en cada una de esas direcciones convulsas. En Latiendo Resistencia. Nuevos mundos y guerras de despojo (Baladre, 2016) del uruguayo -ya casi mexicano- Raúl Zibechi se interna en la compleja resistencia y en las contradicciones entre los movimientos antisistémicos, la violencia del sistema y las resistencias que laten en diferentes puntos del continente.

México, Brasil, Haití, Chile o Colombia aparecen en este mapa en que las formas de la muerte (narco, despojo, masacres…) encuentran el contrapeso en las resistencias colectivas, en las “nuevas territorialidades creadas por los movimientos sociales” que se han convertido en espacios de autonomía y de producción de “nuevos mundos”.

Entre sus favoritos también aparece FBI: Fascismo de Baja Intensidad (La Vorágine, 2015). En este trabajo, Antonio Méndez Rubio da un paso más allá y, en un libro ágil y directo, “apunta los dispositivos culturales y políticos que nos convierten a todos y todas en fascistas sociales, en individuos reproductores de un totalitarismo ideológico que atenta contra la vida de las otras, que deja fuera de la historia a la mayor parte de la humanidad”.

“Es un libro que nos pone la realidad enfrente, aunque, como escribió Marshall Berman, la humanidad no puede aguantar demasiada realidad, incluso en el mejor de los tiempos; cuando la realidad es vergonzante o sombría, es aún más difícil de encarar”, subraya Paco Gómez Nadal, que califica esta obra como “lo mejor que he leído en muchos años”.

Por su parte, el secretario de Libreros Asociados de Cantabria (LIC) y responsable de la Librería del Puerto, Pedro Cortés, se decanta por La vida equivocada (Anagrama 2015) de Luisgé Martín, con un arranque de la novela que “atrapa al lector hasta el punto de no poder parar de leer”.

“Un encuentro fortuito de nuestro narrador, que parece ser el autor, nos lleva a descubrir la vida de un personaje y de su padre ya fallecido. ¿Quién es Max? ¿Es verdad todo lo que nos cuenta? No nos importa... Una serie de pequeñas historias entrelazadas y muy bien contadas, con un estilo narrativo sencillo a la par que bastante reflexivo, nos lleva a descubrir la historia de estos personajes, sus fracasos, sus excesos, su vida sexual y su vida en general. Aunque la recomiendo para todo el público adulto, la sugiero para lectores ávidos de perderse en las vidas de otros”, propone.

También ha hecho su lista de preferencias el escritor, actor y cantante Jimmy Barnatán, con disco y novela en el mercado. En su elección destaca Viajes con Charley (Nórdica, 2014) de John Steinbeck, “una radiografía brutal de la idiosincrasia norteamericana de mediados del siglo XX, además de un alarde preciosista de la descripción”.

Además, el polifacético artista cántabro muestra su admiración por América (Ediciones B, 2010) de James Ellroy, que considera “trepidante en el verbo, incisivo y cortante en la narración, imaginativo a más no poder”. Según subraya Barnatán, de familia con larga historia literaria y artística a sus espaldas, “entrar en un libro de Ellroy es subir un peldaño como lector”.

Políticos, educadores... y lectores

Los gestores políticos también se atreven con sus libros de cabecera. Algunos de ellos, además, con obras muy lejos de lo convencional. Es el caso de la recomendación que hace el consejero de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria, con una dilatada carrera ligada a la docencia que le cuesta disimular incluso en sus lecturas. Ramón Ruiz elige una obra de Carlos Lerena titulada Reprimir y liberar. Crítica sociológica de la educación y de la cultura contemporáneas (Editorial Akal, 1983).

En este trabajo, se plantea cómo la escuela reproduce la escisión, separando la teoría de la práctica, moviéndose entre la represión y la liberalización, entre el fracaso individual y el triunfo social. Todo este proceso, desde sus raíces más antiguas o los vocablos utilizados para designarlo, es minuciosamente analizado por el autor para ofrecer una visión cruda de los procesos de escolarización cuando entran en contradicción con las necesidades creativas del ser humano.

Un poco más convencional es la recomendación de Marina Bolado, directora general de Cultura en el Ejecutivo autonómico desde el pasado verano y con casi dos décadas de experiencia en la gestión cultural dentro del organigrama del Festival Internacional de Santander. En su caso, cita dos títulos como fundamentales: El abuelo que salto por la ventana y se largó (Salamandra, 2012) de Jonas Jonasson y La guerra no tiene rostro de mujer (Debate, 2015) de la periodista y Premio Nobel de Literatura Svetlana Alexiévich.

La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Santander, Miriam Díaz, periodista de profesión y que se ha estrenado esta legislatura en la arena política, apuesta por dos obras que no son novedades, pero que, a ella, en su día, le dejaron “un gran sabor de boca”.

Es el caso de Ojos de perro azul (Debolsillo, 2014) de Gabriel García Márquez que, en su opinión, “es una entrada perfecta, a través del relato breve, al universo mágico del mejor novelista del siglo XX. Si tuviera que destacar dos aspectos del libro, serían el primer párrafo del cuento que da título a la recopilación y el Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo, primera referencia al pueblo fantástico en el que sucedió la increíble historia de los Buendía”.

También señala a Esta noche, la libertad (Planeta, 2010) de Dominique Lapierre y Larry Collins, que la edil considera “una parte fundamental de la historia del pasado siglo contada con un ritmo narrativo adictivo”. A su juicio, “quizá la novela histórica pueda adolecer en ocasiones o bien de falta de ritmo o bien de falta de rigor, pero es el equilibrio entre ambos factores el que hace de este casi ensayo que sea una obra de referencia para conocer el proceso de independencia de la India, marcado por la figura de Gandhi y, paradójicamente, por contener algunos de los episodios más sanguinarios del pasado siglo”.

También se ha atrevido a 'desnudarse' literariamente hablando el nuevo rector de la Universidad de Cantabria, Ángel Pazos, que tomó posesión de su cargo hace solo unos días. Recomienda la lectura de dos libros que considera “buena representación de dos autores claves de la literatura contemporánea en español: Mario Vargas Llosa y Miguel Delibes”. 

El primero de ellos se titula Los cachorros (Cátedra, 2010), “un relato corto que describe, con una enorme fuerza expresiva, típica de Vargas Llosa, la tormentosa adolescencia de un muchacho marcada por un trágico accidente en su infancia”. Y, con ese trasfondo, “la novela hace una certera radiografía de la sociedad limeña de mitad del siglo pasado, con todas sus ambiciones, peculiaridades y contradicciones”. El rector destaca la técnica narrativa empleada, en la que se van alternando los tiempos y las personas verbales, lo que confiere al relato una viveza especial.

Además, Pazos señala hacia El hereje (Destino, 1998) de Miguel Delibes, ambientada en el Valladolid del siglo XVI. La novela recorre, a través de la vida de Cipriano Salcedo, un comerciante de éxito, la sociedad española de su tiempo, y la intolerancia en materia religiosa que la caracterizaba: Cipriano abraza las tesis protestantes y acabará finalmente en la hoguera inquisitorial. “El libro, con la elegante prosa que caracteriza a Delibes, es un canto a la tolerancia y proporciona una visión del fenómeno de la inquisición en España mucho más completa de las habituales”, subraya.

Por último, en la figura de Regino Mateo se mezclan las dos vertientes: la de creador literario, como escritor y poeta, y la de agente cultural, como coordinador de programación del Palacio de Festivales de Cantabria. Y esos dos perfiles aparecen reflejados también en sus recomendaciones: “Tengo ahora en las manos a Rafael Chirbes, su París-Austerlitz, esa punzante, hermosa, intensa, demoledora, sencilla radiografía de la enfermedad, la ausencia y el dolor con la que cerró no solo veinte años de escritura sino su propia vida. Más que un canto del cisne, un descenso a los infiernos que duele a cada letra”.

“Si En la orilla fue la crónica de un fracaso, de una depresión, de una resaca colectiva, París-Austerlitz es el desplome personal e íntimo de quien amó, de quien todavía ama, acompañando el desvanecimiento de aquel que lo fue todo y está a punto de dejar de ser. ¿Quién no ha sufrido ese trance, quién es capaz de no sentir frío en el alma al contemplarse en las palabras de Chirbes como en un espejo terrible?”, se pregunta retóricamente Regino Mateo.

También insiste en que no hace falta citar a Calvino y su “¿Por qué leer a los clásicos?” para justificar que el segundo alegato sea para la que considera una de las joyas de nuestra historia literaria. “Como poeta, tenía que elegir alguna propuesta de poesía, como músico, algo rítmico, de impacto sonoro. ¿Quieren sentir el deslumbramiento de la palabra hecha filigrana? Sus metáforas son originales y fantásticas, su riqueza léxica apabullante, su dificultad un desafío para todo buen lector. Léanlo en voz alta, despacio, con cuidado, sin tratar de entender mucho y buscando disfrutarlo todo, pero de verdad, no se pierdan la Fábula de Polifemo y Galatea de don Luis de Góngora. Roza lo sublime”, concluye.