Internet es un medio que genera mucha desconfianza y si hablamos de una moneda digital como el bitcoin aún más. Y es que eso es esencialmente el bitcoin, una moneda digital con una tecnología detrás que está adquiriendo cada vez más importancia.
Lo confirman Steven Van Vaerenbergh, Claudiu Tanasescu y Óscar González, profesores e investigadores del Departamento de Ingeniería de Comunicaciones de la Universidad de Cantabria (UC), que impartirán un seminario sobre el bitcoin y la tecnología que utiliza en los Cursos de Verano de la institución académica durante los próximos dos días.
“El bitcoin es la primera moneda digital que realmente está funcionando porque tiene unas características que le hacen único y nuevo, que permite cosas que antes no se podían hacer”, explica Van Vaerenvergh. Además es una moneda que no está emitida por ningún gobierno, banca, ni entidad privada y no conoce fronteras. “Tú mandas dinero a la cuenta de alguien a otro país y llega en minutos, como mucho puede llegar a tardar una hora, y resulta muy barato”, explica el ingeniero.
Las comisiones por cada transacción son de céntimos, independientemente de la cantidad de dinero que quieras transferir. “Si tú pagas 10.000 euros a alguien de Estados Unidos, igual pagas 10 céntimos de comisión”, subraya Van Vaerenbergh. Esta cantidad difiere mucho de las comisiones que se pagan por las vías tradicionales, algo que salta a la vista para cualquier consumidor y usuario.
Otro de los atractivos de la divisa electrónica es la imposibilidad de falsificarla, aunque de entrada parezca sencillo. “Cuando tienes algo en digital parece fácil hacer una copia. En bitcoin han tenido que resolver ese problema, para que si alguien tiene una moneda no pueda hacer una copia y mandársela a un amigo”, asegura el director del curso de la UC.
Para ello hay un organismo detrás, compuesto por una “red de mineros”, que mediante un software que verifica todas las transacciones que se realizan,garantiza que los intercambios son válidos y que nadie pueda utilizar dos veces la misma cantidad de monedas. “Para crear un incentivo para que los 'mineros' utilicen el software, se paga una pequeña comisión que se reparte entre ellos”, añade Claudiu Tanasescu.
Esta divisa ofrece mucha libertad y hay muchos comercios en internet que permiten utilizarla, pero dentro de esa libertad hay una gran responsabilidad: “Tú eres tu propio banco, tú tienes la clave con la que se puede hacer todo y nadie puede sacar el dinero sin tener tu clave”, cuenta Van Vaerenbergh, “pero si pierdes esa clave no queda nadie que sepa cuál es”, recalca.
“Con el tema de la responsabilidad la gente se asusta”, explica Tanasesu, pero existe la posibilidad de acudir a servicios de terceros para que garanticen la seguridad de la cartera de bitcoins, como si fuese un banco.
Pero lo realmente interesante detrás del bitcoin está en la tecnología que utiliza, el blockchain o cadena de bloques. “Es como un registro distribuido por todo el planeta en el que tú puedes registrar cualquier cosa”, explica Óscar González. Aunque en el caso del bitcoin se utiliza para transacciones monetarias, se puede utilizar para hacer registros de propiedad, cualquier tipo de contrato, alquileres, patentes...
“Hay ONG que lo están empezando a utilizar para lograr transparencia en el flujo de entrada y salida de dinero, para que cualquier persona pueda ver cómo han gestionado sus cuentas”, asegura Van Vaerenbergh.
Los expertos aseguran que es una tecnología simple que ofrece muchas ventajas y que las entidades financieras han empezado a valorar recientemente. “Hay bancos que con ella reducen el 98% el tiempo de transacción y reducen los costes en millones de euros”, explica Tanasescu. Y es que la tecnología que hay detrás de las transacciones de bitcoins se puede utilizar para otras monedas, como el euro o el dólar.
El gran problema es el desconocimiento de la gente, que ha escuchado hablar de este tema principalmente por los robos y los timos. “Los robos se producen por ingeniería social, roban la clave de alguien porque no la tiene bien guardada, son casos en los que influye el descuido”, tranquiliza Van Vaerenbergh.