En el año 2010 se registró la primera incursión de una nueva especie de avispa en territorio español, la conocida como Vespa velutina nigrithorax, también llamada avispa velutina o avispa asiática. Fue la empresa Neiker-Tecnalia la que descubrió en Irún, llegada presuntamente por los Pirineos, ejemplares de este peligroso insecto.
“El comercio mundial es lo que tiene, para bien o para mal. En teoría llegó por un traslado de mercancías de China, que es de donde procede la avispa, a Francia y a partir de ahí se extendió”, dice Segundo Gómez, de la empresa Brezomiel, a eldiario.es. Explica que los franceses intentaron parar su invasión “y aún siguen combatiéndola”, pero no pudieron evitar su expansión al territorio español.
En noviembre del año 2014, la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad aprobó el documento denominado 'Estrategia de gestión, control y posible erradicación del avispón asiático o avispa negra (vespa velutina ssp.Nigrithorax) en España'. Sin embargo, tres años después, esta estrategia no ha conseguido parar el avance imparable de este insecto.
En la actualidad, la aparición de esta avispa asiática está empezando a afectar a muchos sectores, pero sobre todo al apícola, el que trata la miel. “En el momento que aparecen no hay producción. Sí que producimos miel de eucalipto, pero la miel de flores es una cosecha que ya prácticamente damos por descartada, porque las abejas no son capaces”, cuenta Gómez, añadiendo que esto ocurre porque las avispas se ponen delante de las colmenas y las abejas dejan de salir por miedo a ser cazadas.
Francisco Vargas, responsable de la iniciativa 'Stop Velutina', explica a este periódico que lo que pasa es que es afecta a un sector en el norte de España que “no está profesionalizado como sí ocurre más en Andalucía”. Expone que la avispa se va aclimatando cada vez más a las condiciones del territorio español: “Va evolucionando de año en año y progresando hacia áreas cada vez más secas: la zona sur de Cantabria, Galicia o La Rioja”, cita.
Vargas comenta que hay datos relativos en torno a esta progresión y afirma que anualmente “avanza, dentro del territorio nacional, alrededor de 50 kilómetros al año”, aunque remarca que depende de la geografía y la climatología, porque prefieren climas húmedos.
Luis Pérez Ventosa, de la Fundación Amigos de las Abejas, cuenta a eldiario.es que es cierto que prefieren climas húmedos, y que se han encontrado ejemplares por todo Portugal, Islas Baleares, la Cornisa Cantábrica y Cataluña, pero también en otros lugares como Salamanca.
“Todo lo que son frutales y demás la avispa asiática también lo ataca. Es una especie agresiva y además come un poco de todo: abejas, otros insectos y fruta”, explica Segundo Gómez. “Ahora ha comenzando a tocar a la uva”, dice Vargas, que cree que es importante que la avispa asiática haya comenzado a atacar al sector vitivinícola: “Es una economía en sí mismo y la preocupación se está extendiendo”.
Gómez cree que es una dificultad que va a ir en aumento y que puede desembocar en un problema de seguridad con la creación de nidos en algunas ciudades. “Va ser complicado si no se implica todo el mundo. Pero claro, si se piensa que solo es un problema del apicultor lo tenemos claro, porque no es así y además es un problema que nosotros solos no podemos combatir”, insiste el propietario de Brezomiel, una empresa cántabra con producción artesanal y ecológica.
Cómo reconocerlas
Pérez Ventosa comenta que a menudo se confunde la avispa velutina y la avispa crabro, esta última de gran tamaño, pero autóctona y “útil para los ecosistemas”. La avispa asiática tiene la terminación de las patas amarillas, mientras que las de la crabro son marrones. Ambas tienen una línea amarilla que divide segmentos de abdomen, pero mientras que en la velutina se encuentran entre el primer y segundo segmento, en la crabro está entre el segundo y tercero.
En la parte de la cabeza hay de nuevo diferencias: la avispa asiática la tiene de color marrón oscuro, pero la de la crabro es de color amarillo. Por último, el tórax de la velutina es de color negro y el de la avispa crabro es marrón. Francisco Vargas menciona que la asiática puede llegar a medir hasta cuatro o cinco centímetros y su voracidad es más que evidente: “Las hemos visto arrastrar crías de ratón”, subraya.
Desde la fundación hacen hincapié en que si una persona identifica un posible nido de la avispa asiática no debe tocarlo porque podría desencadenar un ataque. “Los nidos son inconfundibles: grandes formas redondeadas de aproximadamente medio metro de diámetro con la salida por un lateral, colgados a más de cinco metros, principalmente en árboles”, detallan.
El riesgo para la población existe, pero es “mínimo”, dicen desde la iniciativa 'Stop Velutina'. “El riesgo existe cuando una persona de forma provocada, o sin querer, hace un acercamiento al nido, y por descuido o de manera premeditada, intentando quitar el nido por ejemplo, puede producirse un ataque de avispas a personas. Pero por lo general no atacan a las personas”, explica Vargas.
Como ejemplo, en el año 2016, los servicios de emergencias en Cantabria recibieron 2.831 llamadas y realizaron 2.636 intervenciones en las que se retiraron nidos de este tipo de avispa. Mientras tanto, en 2017, hasta junio, se han recibido 1.656 llamadas e intervenido en 507 ocasiones, no obstante en la segunda mitad del año “se espera que estos números aumenten sensiblemente”.
Segundo Gómez comparte esta opinión aunque sí que afirma los posibles peligros que entraña para las personas vulnerables o en zonas muy expuestas: “Si la persona es alérgica, o incluso si la persona está en una zona donde estén los nidos y no pueda resguardarse rápidamente, puede ser muy peligroso porque son muy territoriales”.
Luis Pérez Ventosa insiste en que depende mucho de cada uno: “Puede matar a personas alérgicas o sensibles a sus picaduras con un solo picotazo. Otras personas pueden aguantar varios sin grandes efectos”. “Este año se han contabilizado varias muertes por sus picaduras, especialmente agricultores, por contactos involuntarios, supuestamente, con dichas avispas”, relata.
Cómo combatirla
En el pasado mes de abril, la Comisión de Agricultura, Pesca y Alimentación aprobó una moción que tenía como objetivo promulgar un plan para hacer frente a la avispa velutina, pero de momento no parece haber ninguna estrategia en firme para frenar su expansión. “Aún no existe una solución eficaz y el Gobierno de España no pone ni la voluntad ni los medios necesarios para encontrarla”, aseguraba en abril el presidente de la Asociación Española de Apicultores, Marcos Negrete, en una entrevista para eldiario.es.
Desde la plataforma 'Stop Velutina', creada por tres empresas: una de Cantabria, una de Vizcaya y otra de Guipuzcoa, han puesto especial empeño en encontrar una forma de hacer frente a la plaga de la avispa asiática. Tras “unas pruebas de concepto”, idearon dos opciones para acabar con los nidos en altura: “Una era el disparo efectuado desde drones (vehículos voladores controlados de manera remota), pero era un escenario complejo y no daba buenos resultados por el retroceso del disparo en el dron; la segunda prueba de concepto fue incorporar una lanza telescópica y retráctil en la parte inferior del dron, junto con un recipiente con biocida (una sustancia química sintética o natural)”.
La idea de la iniciativa era que la lanza se introdujera en el nido y una vez dentro vertiera el biocida. “Probamos los dos sistemas y concluimos que el idóneo era este último”, explica Vargas.
La técnica parece prometedora y desde 'Stop Velutina' se muestran muy satisfechos porque les permite llegar a lugares tradicionalmente inaccesibles. “Se minimizan los costes operativos: así no hay que llevar un coche de bomberos, un camión grúa ni nada, simplemente un piloto certificado, un técnico que manipule el biocida y, con esa operación, en minutos actuamos sobre el nido sin complicaciones”, apunta Francisco Vargas.
Otra de las técnicas utilizadas con asiduidad por los apicultores es el trampeo, para evitar que salgan o que subsistan muchas avispas reinas durante el invierno y así no se puedan fundar muchos nidos, comenta Segundo Gómez. “El Gobierno de Cantabria está concertando la quita de los nidos cuando se detectan y son accesibles”, dice Gómez, aunque destaca que son medidas paliativas destinadas a que el problema no se descontrole.
“Yo creo que es imposible acabar con ellas, pero al menos hay que tenerlas controladas. Que no sea un problema gravísimo para todos”, dice. De igual manera desde la Fundación Amigos de las Abejas consideran que “no es posible erradicarla, llegó para quedarse y solo se pueden contener para limitar el daño que hacen a apicultores y agricultores mediante trampas y eliminación de nidos”.
Concienciación social
La existencia de la avispa velutina comienza a instaurarse como un problema conocido por la sociedad. El 18 de octubre, la Asociación Galega de Apicultura (AGA) y la Confederación en Defensa de la Abeja en la Cornisa Cantábrica (CODACC) comunicaba la organización de numerosos actos por todo el norte de España: Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco, contra la presencia de la avispa asiática.
Para Francisco Vargas el problema tiene que comenzar a solucionarse con el apoyo de las instituciones. “Realmente lo que hay aquí es una falta de coordinación de las administraciones ante un problema real que se extiende en toda España”, explica. “Lo que se pretende es que la administraciones ayuden al sector apícola y al vitivinícola a controlar la expansión de la avispa y a tener una mejor política de prevención”, concluye.
Segundo Gómez cree que “no es por un problema de inacción, aunque se podría haber hecho más desde luego”. A su juicio, no es el momento de buscar culpables y que ahora, con el problema en pleno auge, “lo que no vale es cerrar los ojos, todo el mundo tiene que hacer algo, no solo los apicultores”.