El aspergillus es un un hongo filamentoso cuyo hábitat natural es el heno y el compostaje, pero no un quirófano de hospital. Hace días, uno de los quirófanos del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla en Santander hubo de clausurarse temporalmente por la detección del hongo. Según el consejero de Salud, César Pascual (PP), ello no quiere decir que los quirófanos estén sucios. Según la oposición socialista, sí. Y según los empleados de limpieza, y algunos de sus sindicatos, era algo que iba a acabar ocurriendo: con falta de personal en el servicio, saturados de trabajo, su labor no es lo que debiera ser. Ellos mismos lo reconocen. La aparición del aspergillus estaba cantada y pasó, aseguran.
“No existe falta de limpieza en Valdecilla, lo diga quien lo diga”, exclamó taxativo Pascual al ser cuestionado en el Parlamento por su predecesor en el cargo, el socialista Raúl Pesquera, ahora diputado autonómico, al que ha reprochado su “burdo intento” de “ensuciar” el nombre y “desacreditar” a Valdecilla. Pero, se mire como se mire, un brote de aspergillus no es algo normal y revela un problema.
Desde que se privatizaran los servicios no sanitarios del Hospital Valdecilla, la adjudicataria del contrato público-privado, Smart Hospital Cantabria, es carne de titular. Si no es un servicio es otro, pero las contratas o subcontratas periódicamente se movilizan y protestan. El servicio de limpieza es uno de los más irritados porque a la falta de medios se suma el incremento de trabajo, los problemas para cubrir bajas y vacaciones y la aparición de fenómenos como un punto limpio de recogida de residuos que, como si fuera otro hongo, ha hecho aparición hace meses a las puertas del Pabellón 12.
Trasiego de camiones, contenedores que solo se vacían cuando están llenos y riegos recurrentes para eliminar regueros de residuos se han convertido en una estampa de la zona noreste del reciento hospitalario y han encendido las alarmas de los antiguos gestores socialistas. El secretario general del PSOE cántabro y portavoz parlamentario, Pablo Zuloaga, ha denunciado recientemente “la pésima” situación y gestión del servicio de limpieza del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla.
Punto Limpio
El Hospital Valdecilla, en Santander, ha habilitado un espacio exterior en las proximidades del Pabellón 12 que hace las veces de 'punto limpio' de recogida de residuos no tóxicos de este centro. También ha centralizado temporalmente la recogida de residuos del Hospital de Liencres que, una vez acumulados, eran trasladados al vertedero de Meruelo, sin pasar por un punto intermedio en Candina. El traslado al vertedero de residuos no peligrosos de Meruelo no es algo nuevo, pero sí que ya no se haga a diario y que se acumulen en Valdecilla hasta completarse los contenedores, un recorte aplicado por la adjudicataria del servicio, que ha suprimido el depósito de transferencia de Candina con la aquiescencia del Servicio Cántabro de Salud.
Esta es una de las medidas que la empresa que gestiona los servicios no sanitarios del Hospital Valdecilla ha adoptado recientemente, junto con el reparto de medicamentos y el traslado de material interno entre los servicios a cargo del personal de limpieza pero con contrato aparte, una forma de pluriempleo que no afecta a todo el personal del servicio, pero que se realiza en ocasiones con el uniforme puesto del servicio de limpieza, lo que ha generado confusión para aquellos que son testigos de este trasiego.
Los trabajadores de la limpieza del hospital vienen denunciando reiteradamente que los recortes sobresaturan su trabajo. El pluriempleo de algunos de los trabajadores se realiza cuando la empresa adjudicataria del traslado interno, Traza, no actúa, es decir, en fines de semana y todos los días a partir de las 13.00 horas; y ante la negativa de celadores y auxiliares a hacerlo. A ello se han sumado la falta de medios materiales y de cobertura de las libranzas y vacaciones, según han denunciado los representantes de los trabajadores.
La confirmación de una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria que responsabiliza a Smart Hospital Cantabria, gestor privado integrado por Serveo y Siec, y no al hospital, de los traslados internos de material sanitario, ha obligado a que aquella asuma esta responsabilidad.
Una década de gestión privada
Y es que acaban de cumplirse 10 años de la firma del contrato público-privado entre Smart Hospital y el Hospital Valdecilla. Mediado el ecuador de su vigencia, la relación entre la Consejería de Salud y las empresas que gestionan la treintena larga de servicios no sanitarios privatizados ha sido tensa. Firmado durante el mandato del Gobierno de Ignacio Diego (2011-2015), y con la actual presidenta, María José Sáenz de Buruaga (PP) como consejera de Sanidad, el contrato con Serveo (antes Ferrovial)-Siec que ejemplifica la colaboración pública-privada en la Comunidad, fue sobrellevado a regañadientes por los anteriores bipartitos PRC-PSOE, y ahora vuelve a la arena política de la mano del PP.
La relación del Gobierno de Cantabria con el contratista ya no es tensa, pero no a pie de calle, pabellón o planta, en donde se suceden las protestas de trabajadores (limpieza, restauración, mantenimiento) o en los juzgados, en donde han acabado dirimiéndose las sanciones por incumplimiento de las condiciones o la que obliga al litigio con la adjudicataria por el pago del coste del transporte interno del hospital.
La imagen del desarrollo del contrato no es para presumir: los trabajadores de limpieza han asumido el reparto de la unidosis (medicamento precrito a diario a cada paciente) a planta y el transporte de material a los distintos servicios, fuera de su jornada laboral en Traza. Paralelamente, los residuos de tipo I (genéricos) son almacenados en el hospital. La estampa de los carros de recogida de residuos almacenados en el patio junto al Pabellón 12, además, no ha contribuido a mejorar la imagen de un hospital que es referencia nacional en algunas disciplinas médicas.
Llueve sobre mojado porque el personal de limpieza tiene sus propios problemas, como reiteradamente han venido denunciando en público: no se cubren bajas o permisos (permisos retribuidos, vacaciones e incapacidades temporales...), lo que se suma a una plantilla infradotada, falta de recursos como ropa adecuada, “maltrato y falta de respeto” en las relaciones con la empresa y sobrecarga de trabajo.
Contenedores en el patio
Vendajes, sondas, gasas, bolsas de sangre vacías o con contenido líquido menor a 100 mililitros, vaciados de yeso, ropa desechable de pacientes, pañales, residuos de medicamentos... En general, todo material en contacto con líquidos y pacientes que no sea incluido en la categoría específica de riesgo [Grupo II] del hospital acaba en el depósito de Valdecilla. Para almacenarlos antes de su transporte al vertedero de Meruelo se ha dispuesto una serie de contenedores y maquinaria de tratamiento a las puertas del Pabellón 12. Hace unos meses, recibía también los residuos del Hospital de Liencres, que habían de atravesar pasillos y ascensores de uso público.
Antes no era, así. Un representante del personal de Valdecilla, que ha preferido mantener el anonimato, ha dado cuenta de cómo, desde que entrara el nuevo Gobierno del PP, Candina ya no era el punto en donde se concentraban los residuos hospitalarios de Valdecilla y Liencres antes de enviarse a Meruelo. El recorte, en consecuencia, ha sido suprimir el paso por Candina, actuando Valdecilla de depósito sustitutorio en donde sus residuos se juntaban con los de Liencres antes de acabar en Meruelo. Una de las consecuencias es el trasiego de vehículos pesados, contenedores y suciedad en las inmediaciones del Pabellón 12.
“Han decidido que para ahorrarse dinero, entiendo, ese trámite intermedio desaparece y se hace casi un punto limpio junto al Pabellón 12. Hay un circuito interno que creo que no se hace bien. Ha de ser un transporte diferenciado y cuando llegaban los residuos de Liencres lo hacían a los aparcamientos por lo que, para llegar hasta el Pabellón 12, habían de subir por un ascensor que no está diferenciado. Es verdad que los residuos de tipo I no son dañinos, pero producen olores, gases y su recorrido es por todo un hospital con usuarios. ¿Que no es peligroso? Menos peligroso sería que no se hiciera”, resaltan los trabajadores. “A efectos de salubridad, no han hecho bien el trabajo”, concluyen.
La batalla por quién corría con los gastos del transporte de material interno en el hospital la ganó finalmente el Gobierno de Cantabria después de años de disputas judiciales. Es la punta un iceberg en donde las relaciones se tensan por las partes más débiles y con el objetivo de ahorrar costes por parte de Smart Hospital. Este ha sido el caso del transporte sanitario, del sistema informático del hospital, del servicio de restauración y del de limpieza, estos últimos recientemente movilizados.
La sentencia del TSJC que inadmitía a trámite el recurso de casación de Smart Hospital decía así: “la sustantividad del transporte de materiales de uso hospitalario forma parte del contrato público-privado y corresponde a la contratista su ejecución”.
Moratoria y dos millones
Smart Hospital está compuesto por Serveo (antes Ferrovial Servicios y ahora con el Fondo de capital riesgo Portobello como socio mayoritario) y Siec. La gestión de Smart Hospital en Valdecilla se inició con una moratoria de dos años, mediante una resolución dictada por el entonces director gerente del centro y ahora consejero de Salud, César Pascual. Dicha moratoria impedía sancionar los incumplimientos de Smart Hospital. Hasta 2016, ya bajo Gobierno socialista y con María Luisa Real como consejera, Smart Hospital no recibió sanciones por incumplimientos de las condiciones de la contrata. El alcance de las sanciones que no se aplicaron a Smart Hospital entre 2014 y 2016 ascendió a dos millones de euros, según cálculos de la exconsejera socialista.
Una sentencia del Juzgado de los Contencioso-Administrativo número 3 de Santander anuló la cláusula que impidió durante dos años sancionar a la adjudicataria. Entre noviembre de 2016 y septiembre de 2018, en aproximadamente dos años, ya bajo mandato de Real, las deducciones (de los pagos mensuales a Smart Hospital) por “fallos de disponibilidad y calidad en la prestación de los servicios”, alcanzaron la cifra de 1.982.208,86 euros.
La Consejería de Sanidad certificaba entonces que las cuantías de las sanciones económicas eran similares mes tras mes, moviéndose en una horquilla de entre 80.000 y 100.000 euros de media. Las deducciones más habituales fueron las relativas a incumplimientos en los servicios de limpieza, mantenimiento general y restauración. Actualmente no hay información sobre posibles sanciones, aunque fuentes parlamentarias han indicado que han quedado suspendidas desde la vuelta del PP al poder. Preguntada al respecto, la concesionaria de estos servicios privatizados en el hospital no ha respondido a elDiario.es.