Desalojos municipales en Santander: hotel de lujo para los vecinos de un edificio señorial, albergue para el resto

El clasismo en las sociedades se demuestra sobre todo en los pequeños detalles. Santander acaba de protagonizar uno en el que, varios meses después de que ocurrieran los hechos, y desbrozadas las falsedades que se tejieron para evitar su divulgación, ha quedado confirmado con datos fehacientes: el Ayuntamiento de Santander discrimina a sus vecinos según su estatus social.

Que en Santander hay vecinos de primera y vecinos de segunda quedó de manifiesto con un mismo fenómeno en dos momentos diferentes. El acontecimiento es el desalojo de inmuebles que amenazan ruina y los momentos en que se produjeron fueron en junio de 2020 y en mayo de 2022. En el primer caso, que afectó a un inmueble señorial de la calle Isabel II, colindante con el propio Consistorio, los vecinos fueron alojados en un hotel de cuatro estrellas o derivados a sus segundas residencias en taxis. En el segundo caso, que afectó a unos inquilinos de la populosa Travesía San Martín, se les ofreció traslado en ambulancia, como dicta el protocolo en estos casos, al Centro de Acogida Princesa Letizia, a donde van a parar personas en situación de exclusión y vecinos que han de encontrar refugio temporal por la situación de vulnerabilidad en que se encuentran.

Se da el caso, además, de que entre los vecinos de Isabel II que fueron desalojados y a los que se ofreció un hotel de cuatro estrellas se encuentra un miembro del equipo de gobierno municipal del Partido Popular y su familia. Asimismo, tanto los que se trasladaron escasos días al hotel, como a los que se reubicaron en sus segundas residencias, la atención de la alcaldesa y del concejal de Fomento, Gema Igual y César Díaz, respectivamente, días después del desalojo, fue personal con una serie de reuniones documentadas en prensa en los mismos salones de la Casa Consistorial. Los vecinos desalojados en mayo de la Travesía de San Martín, que ni siquiera son propietarios sino inquilinos de un inmueble en una zona degradada, no tuvieron atención personal de los principales responsables municipales.

Los desalojos

El Ayuntamiento de Santander ofreció a primeros de mayo a los cinco vecinos desalojados del inmueble de la travesía San Matías, 3, en riesgo evidente de derrumbe y situado en un barrio popular de la ciudad, ser reubicados temporalmente en el Centro de Acogida Princesa Letizia, pero no en un hotel céntrico de cuatro estrellas y cercano a sus viviendas como sí hizo hace dos años con la veintena de inquilinos desalojados de un edificio señorial de la calle Isabel II, situado en una de las principales vías de la ciudad y en un entorno privilegiado.

El edificio de San Matías fue desalojado por orden de los técnicos municipales que consideraron que el inmueble amenazaba con caerse. Los cinco vecinos afectados se trasladaron a casa de familiares y amigos al no aceptar el ofrecimiento de ser reubicados mientras duren los trabajos de apuntalamiento en un centro pensado para dar un techo a personas en situación de exclusión social y que se encuentra a tres kilómetros de su lugar habitual de residencia.

Sin embargo, hace dos años, el 4 de junio de 2020, la amenaza de colapso de un pilar conllevó el desalojo del número 13 de la calle Isabel II, un inmueble que ofrece fachada a la Avenida de Calvo Sotelo, la Plaza del Ayuntamiento y la calle San Francisco. En aquel momento, los 21 afectados recibieron un trato personal no solo de los técnicos municipales, sino de los responsables políticos, con la alcaldesa, Gema Igual (PP), y el primer teniente de alcalde y concejal de Fomento, Vivienda y Movilidad Sostenible, César Díaz (PP), al frente, quienes les explicaron la evolución de los acontecimientos, ofreciéndoles la posibilidad de ser realojados en un hotel céntrico, concretamente el Silken Coliseum, de cuatro estrellas. El ofrecimiento fue aceptado por cuatro personas. Los residentes en este inmueble están volviendo a sus hogares después de dos años de reparaciones.

La distancia que hay entre este alojamiento hotelero y la travesía San Matías es de 350 metros y apenas cuatro minutos caminando, mientras que en el caso del edificio de Isabel II es de aproximadamente 210 metros y unos tres minutos a pie, por lo que la ubicación no es el motivo para que unos vecinos fueran dirigidos a un hotel de cuatro estrellas y otros a un centro a donde habitualmente se dirigen las personas sin hogar.

Preguntado el equipo de gobierno al respecto, este informó en mayo de este año a elDiario.es que la decisión de no recurrir al Princesa Letizia fue porque en aquel momento, imperante el estado de alarma, “el centro tenía el aforo completo”, capacidad que venía mediatizada según estas explicaciones “por las distancias mínimas que había que mantener”. Sin embargo, esta información se ha revelado falsa dos meses después cuando este medio ha tenido acceso a un documento oficial del Ayuntamiento con un estadillo en el que se contempla, día a día, la ocupación oficial de las plazas del centro.

Dicha información ha sido realizada por los propios Servicios Sociales del Ayuntamiento y en ella se demuestra que en la semana en la que ocurrieron los hechos la ocupación del centro de acogida fue la más baja desde que se declarara el estado de alarma en marzo de 2020. El Princesa Letizia no solo tenía plazas disponibles en suficiente cantidad, sino que las medidas para la restricción de aforo solo hubieran afectado a sus espacios comunes ya que todas las habitaciones son individuales, como certifica este documento al que ha tenido acceso elDiario.es.

Ahora, y según esta documentación, la propia Concejalía de Servicios Sociales informa que durante el estado de alarma “no se redujo el número de plazas disponibles” en el centro “ni su aplicación implicó una disminución de las plazas ocupadas”. La razón es que al ser las habitaciones individuales se podría mantener las medidas de prevención específicas sin alterar la ocupación. Durante los primeros meses de la pandemia, de hecho, el centro dio cabida a las personas sin hogar que fueron recogidas de las calles. Sin embargo, tres meses después, la situación se había descongestionado bastante y había plazas de sobra.

La primera semana de junio de 2020, en que se produjo el desalojo en Isabel II, el Princesa Letizia tenía una de sus ocupaciones más bajas, oscilando entre las 15 y las 20 personas, cuando en otros momentos llegó a alcanzar ocupaciones de hasta 60 personas. Los aforos, de hecho, solo afectaron a las zonas comunes: comedor, sala de televisión, sala de juegos, sala de ordenadores y biblioteca.

La travesía de San Matías se encuentra en el centro de Santander, pero en una zona poco transitada y en donde no es inusual encontrarse edificios en mal estado que amenazan venirse abajo como ocurre en el vecino barrio del Cabildo de Arriba, considerado el punto negro del urbanismo de la capital de Cantabria. Si el Cabildo se encuentra enfrente mismo del Ayuntamiento, San Matías se encuentra detrás, en una transversal cercana al Colegio de La Enseñanza. La travesía es corta de recorrido y no tiene salida. En las inmediaciones hay solares vacíos y restos de otras edificaciones que también han sido derruidas por su mal estado.

La calle Isabel II es una de las principales calles de Santander, colindante con la Plaza del Ayuntamiento y muy próxima al Paseo de Pereda, que configura la primera línea del centro de la capital. Se levanta en la que fue zona cero del incendio de Santander de 1941, cuya devastación propició una operación de realojamiento masivo de la población más humilde hacia los barrios periféricos, así como movimientos especulativos de la burguesía local que consiguió reconfigurar el centro a su antojo.

El edificio de Isabel II fue precisamente desalojado por los problemas estructurales que los técnicos atribuyen a la construcción de más plantas de las permitidas y por el uso de hormigón de baja calidad, un mal endémico en buen número de los edificios construidos en esa época del franquismo por parte de la élite dominante durante la dictadura. Hoy en día, el entorno de Isabel II es uno de los más exclusivos de la ciudad por su centralidad, la cercanía con el paseo marítimo y la zona comercial.

Plan de emergencias

Años atrás, en casos de siniestros o peligros que aconsejaban el realojo del vecindario, el Ayuntamiento también optaba por el uso de establecimientos hosteleros como los estudios Aranzazu (de la calle Mies del Valle). Esto es lo que ocurrió cuando se desplomó en 2006 el antiguo Palacio del Mueble en la calle Alta. En aquella ocasión, de los 25 afectados, 20 aceptaron la propuesta y cinco buscaron acomodarse por sus propios medios.

El Plan de Emergencias de Santander (Pemusan) entró en vigor en 2016. El documento recoge una serie de opciones a la hora de realojar a afectados por siniestros. La primera opción del Pemusan es propiciar el realojo en domicilios de familiares, vecinos o población en general, “lo más cerca posible de su lugar de residencia habitual al que tengan progresivas facilidades de acceso, para que se produzca el traslado a los sitios originarios lo antes posible”.

También se recoge un catálogo de alojamientos, el primero de los cuales es el Centro de Acogida Princesa Letizia, seguida por una relación de hoteles, el primero de los cuales es el Real. El Silken Coliseum es el octavo de la lista. Técnicamente, el Pemusa se habría aplicado en el caso de San Matías, pero no en el de la calle Isabel II, aunque entonces ya llevaba cuatro años en vigor.

Desalojo en San Matías

El Ayuntamiento de Santander ordenó el desalojo del edificio de San Matías, tras un informe de los servicios técnicos municipales que ha constatado que no se habían llevado a cabo las medidas establecidas en el expediente de mal estado tramitado desde abril de este año y que existe un deterioro en el muro de carga de la fachada este en la planta baja que pone en riesgo la estabilidad de la estructura.

Servicios Sociales contactó con los cinco afectados y puso a su disposición el Centro de Acogida Princesa Letizia, pero finalmente todos ellos optaron por trasladarse a casas de amigos y familiares durante el tiempo que duren las obras de apuntalamiento del edificio.

El edificio es colindante con el solar de un edificio ya derribado, el número 1. El solar no contiene ningún sistema de arriostramiento para apuntalar la estabilidad de edificios colindantes. La zona de la travesía está degradada urbanísticamente, pese a su centralidad y proximidad a la Plaza del Ayuntamiento, en una situación que recuerda a la del Cabildo de Arriba, zona cero de la degradación urbanística de la capital cántabra.